Adiós a las armas
Sinopsis de la película
Primera Guerra Mundial (1914-1918). Primera adaptación de la novela homónima de Ernest Hemingway, la segunda la dirigió Charles Vidor en 1957. Antes de que los Estados Unidos entren en la guerra en 1917, Frederick, un periodista norteamericano, se alista como voluntario en el Cuerpo de Ambulancias italiano para poder seguir de cerca los acontecimientos. Tras recibir una herida, ingresa en un hospital y se enamora de Catherine, una enfermera británica.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Farewell to Arms
- Año: 1932
- Duración: 78
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Opinión de la crítica
Película
6.6
92 valoraciones en total
Un drama romántico entre el subteniente de ambulancias del ejército italiano, el americano Frederick Henry (Gary Cooper) y la enfermera de la Cruz Roja británica Catherine Barkley (Helen Hayes), en Milán, durante la Gran Guerra. La película se centra en el romance dejando de lado otros aspectos de la novela de Ernest Hemingway, la primera adaptada al cine, presentando un joven y apuesto Gary Cooper y una deliciosa jovencita, estrella del teatro de Broadway, encarnando un amor que deslumbra y emociona en circunstancias adversas. Una buena actuación de todo el elenco, en particular de Adolphe Menjou como el Mayor Rinaldi, italiano. Un clásico literario hecho clásico cinematográfico, disfrutable a pesar del paso de los años, con pocas escenas bélicas y muchas tiernas escenas de la relación de estos dos íconos del cine. Es la primera de las tres adaptaciones de la novela de 1930, siendo las otras de 1950 ( Force of arms ) y 1957 ( A farewell to arms ). La conmovedora escena final sirvió como modelo para Cumbres borrascosas , de 1939. Como dijo alguien: las grandes escenas no se hacen, se rehacen .
Remontarse a una película estrenada en 1932 es tener que situarse en un contexto cinematográfico muy diferente al que te enfrentas con películas ya realizadas cuando la industria del cine tenía unos códigos muy definidos y machacados.
Por eso quizás Adiós a las armas es una película entrañable, tan tosca como los medios de los que disponía y sin embargo tan llena de emociones y sentimientos como la mejor superproducción de años recientes. Y ahí está la grandeza de este film, sustentado en una historia de amor protagonizada por los personajes de Gary Cooper y Helen Hayes en plena guerra, basado en un pasaje de la vida de Hemingway que él mismo relató.
Destacable ciertas características técnicas y planos complicados para la época por los equipos tan pesados con los que rodaban (secuencias largas con cambios de plano en movimiento bastante llamativos).
Notable interpretación de una Helen Hayes creíble, con Gary Cooper que pese a su rígida manera de interpretar precisamente este papel le viene como anillo al dedo, y también a resaltar a Adolphe Menjou como el simpático Rinaldi, amigo del protagonista y que se refiere a él llamándole baby en una de las coletillas míticas de la historia del cine.
Pero sobre todo la película se gana al espectador por saber transmitir ese fuerte sentimiento que comparten los dos protagonistas y las grandes dificultades que el contexto les pone de por medio. Eso a su vez provoca un claro mensaje antibelicista en unos tiempos difíciles y convulsos. Y una película que transmite emociones, sensaciones, sostiene un gran mensaje que contar y además tiene unos personajes interesantes, como poco se merece la oportunidad de ser vista.
Si además se tiene en cuenta que se realizó en 1932, aún con más razón para entender lo que es hacer cine de verdad, del que llega al espectador, cuando este arte aún estaba gateando.
Un clásico con todas las letras.
Buen melodrama ambientado en la primera guerra mundial basada en la novela de Ernest Hemingway, dirigida por Frank Bozarge.
Simple y emocionante, está basada en lo que le sucedió al propio Ernest Hemingway en la guerra. El lugarteniente Frederic Henry (Gary Cooper) se enamora de una enfermera, Catherine Barkley (Helen Hayes), amor al que le es correspondido, pero por su obligación vinculado en la guerra se ve obligado a dejarla, las cartas que se envían ambos no llegan a su destino, preocupado deja la guerra e irá a buscarla, claro que las cosas no son siempre como esperamos.
Como han dicho anteriormente, es una película que no se complica mucho, quizás es lo que se diferencia del otro remake, pues esta es mucho más corta y simple, claro que no por eso es peor, pues está Gary Cooper, que hace un muy buen papel, su rostro me provoca tristeza, tambien Helen Hayes hace un buen papel, recomendable.
Mi mirada, mis ojos, mi pensamiento, mi alma, si es que también así fuera, se dirigen hacia la figura de Hemingway, muy por encima de Gary Cooper, por encima del siempre entrañable blanco y negro y de las mismas imágenes de la película. Es gracias al genial escritor que he tenido que elevar la nota a ese seis, de otra manera no habría llegado ahí nunca, porque es un pedazo de su vida, porque así lo puso en palabras y porque cada minuto de Adiós a las armas hace que le recuerde. Por otro lado, no va mucho más allá de ser correcta, al actor principal le falta la sangre del escritor de la novela en una historia propia para lucir pasión y derrochar energía. La idea es inmejorable, una historia de amor así se merece una película, eso sí, puede que la chispa, la vida, qué digo, aún más, la terrible conjunción de la razón y el sentimiento, mereciera mucho más. La tragedia estaba servida desde el primer minuto y precisamente en uno de esos espacios de tiempo, en sólo un minuto, me he dado cuenta del error que supone que la actriz enamorada de Cooper le llegue al sobaco, ahí hay muchos centímetros de más, o de menos, según se vea. Yo, lo que tengo claro es que la película se salva para mí porque en cada minuto he recordado a Hemingway.
Caduca historia de amor con fondo bélico. Actuaciones artificiosas para la sensibilidad de hoy, fotografía -oscarizada- realmente molesta para el espectador actual, con una sucesión interminable de claroscuros que obligan al espectador a un esfuerzo supremo para reconocer los rostros y escenarios de ciertas situaciones. Gary Cooper está envarado, tan limitado de expresividad como en tantas otras películas suyas. La narración es de una torpeza sonrojante en la exposición de algunos episodios del romance de los protagonistas. Muchas ingenuidades, propias de un cine trasnochado. Admito que hace setenta años emocionara. Hoy, uno puede esbozar una sonrisa indulgente.
En cualquier caso, recomendable para espíritus sensibles.