Small Axe: El Mangrove (TV)
Sinopsis de la película
Recrea la llamada Marcha de los Manglares de 1970 y el posterior juicio al que fueron sometidos nueve activistas, arrestados injustamente tras protestar junto a cientos de manifestantes contra la violencia ejercida por la policía metropolitana de Londres sobre la comunidad negra en Notting Hill. Entre los juzgados estaban Altheia Jones-LeCointe, del movimiento de las Panteras Negras británicas, Darcus Howe y Frank Crichlow, dueño del icónico restaurante Mangrove , donde se originó la represión policial y el foco de las protestas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Small Axe: Mangrove (TV)
- Año: 2020
- Duración: 124
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Opinión de la crítica
7
66 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Akbar Kurtha
- Alex Jennings
- Ben Caplan
- Derek Griffiths
- Doreen Ingleton
- Gary Beadle
- Gershwyn Eustache Jnr
- Jack Lowden
- James Hillier
- Jodhi May
- Joe Tucker
- Joseph Quinn
- Jumayn Hunter
- Letitia Wright
- Llewella Gideon
- Malachi Kirby
- Michelle Greenidge
- Nathaniel Martello-White
- Richard Cordery
- Richie Campbell
- Rochenda Sandall
- Sam Spruell
- Samuel West
- Shaun Parkes
- Shem Hamilton
- Stefan Kalipha
- Steven ONeill
- Tahj Miles
- Thomas Coombes
- Tyrone Huggins
En cuanto al apartado técnico este episodio es un 10 en tanto dirección, cinematografia, ambientación, actuaciones… Pero a nivel de guion encuentro que (sobre todo en su primera parte) no maximiza el poco tiempo del que dispone. Dejando personajes maniqueos con emotivos discursos que no llegan a calar del todo. La densidad de la trama es tal que El Mangrove podría haber dado para una miniserie íntegra explorando los sucesos adaptados aquí por Steve McQueen. Las comparaciones son odiosas pero encuentro que David Simon con Show me a hero aprovechó mucho más la poca exposición en pantalla de muchos de sus personajes para que no quedaran tan planos. Todo y con esto el capitulo trata de forma excepcional una temática racial que sigue vigente en nuestros días y que vale la pena rememorar.
Cuando una causa justa está desarrollada como película con la calidad de Steve Queen lo que resulta es una gran película.
La primera parte, con el ambiente caribeño de Nothing Hill, es una maravilla continua, con unos actores y actrices todos protagonistas. Destacan un intenso Sharon Parkes y una agilísima Leticia Wright.
La segunda parte tiene la ventaja de un juicio y ya se sabe que un juicio es, si se sabe aprovechar, un excelente guión, con el correspondiente suspense. Aquí el rodaje del juicio tiene una calidad excepcional.
Hay que esperar las siguientes entregas (aunque son historias independientes) y, si tienen el mismo nivel, serán de lo mejor que se puede ver en 2021.
*Desprecio racial y resistencia
En cierta forma, ese modo de registrar la realidad atosigante que atraviesa la comunidad del Mangrove, resignifica lo que McQueen nos ofrece: una captura transparente de esa coexistencia con el prejuicio, de esa convivencia diaria con el desprecio racial. Y cómo a pesar de ello, la población afrocaribeña busca resistir y vivir en armonía.
La mirada del director se centra en ellos y no tanto en los antagonistas (el inescrupuloso Pulley, interpretado por Sam Spruell, y sus secuaces), porque realmente no hace falta extremar esos polos opuestos ni evidenciar sus diferencias ideológicas. El conflicto y el posicionamiento crítico de denuncia consciente por parte del realizador londinense están claros de entrada, por el contexto en que se sitúa su relato y por la referencia explícita con la que titula esta serie antológica (Small Axe: canción de Bob Marley que alude a la unión entre las minorías afrodescendientes).
*La herencia del racismo británico
Mangrove es una película que se extiende durante dos horas (aspecto que puede resultar llamativo, tratándose de un formato de producción presuntamente televisivo), donde el ritmo es constante y la trama no agobia. La razón subyace en el rasgo distintivo que señalamos: en gran parte del film, McQueen ubica en primer plano el fervor festivo y familiar, propio de ese contexto de resistencia que representa el local de Frank (Shaun Parkes).
En vez de quebrar el punto de vista predominante en él, y así explorar el costado más impúdico de la autoridad policial, McQueen decide mantenernos dentro de esa cálida atmósfera familiar. Las escenas de violencia y hostigamiento existen, y se exhiben con crudeza, pero no son más significativas que los momentos de comunión y resistencia en Mangrove.
Todo esto se torna más significativo cuando, como espectadores, nos vemos forzados a asumir cierta ignorancia respecto al tema central que la película propone. Y no hablamos precisamente del racismo como problemática social genérica, sino a la discriminación racial específicamente situada en el contexto británico.
¿Cuál es la declaración que McQueen impone con esta primera entrega, de manera indirecta? Que la herencia colonial del imperio británico también ha generado y extremado este tipo de injusticias sociales, y que estamos acostumbrados cinematográficamente a presenciar los vestigios aún latentes del racismo en Estados Unidos, pero muy escasamente en Inglaterra y otros horizontes. Algo tan simple como reconocer esta realidad histórica, merece la pena ser subrayado.
*Una reflexión necesaria sobre ‘Small Axe: El Mangrove’
Si hay un momento en el que el film puede llegar a estancarse, es cuando el procedimiento del juicio se vuelve un tanto repetitivo. Sin embargo, el tiempo fílmico de este pasaje tiene sus oportunas interrupciones, con escenas cargadas de dramatismo que sirven más que como mera transición de espera a ese incierto veredicto final por parte del jurado.
Uno de estos momentos de transición se produce cuando la esperanzada Altheia (Letitia Wright), principal referente del grupo activista Panteras Negras, conversa con una devastada Barbara (Rochenda Sandall) y, en medio del llanto, estallan en carcajadas cuando la primera afirma que deben confiar en el sistema de justicia británico. En esa burla implícita, que resguarda el más profundo rencor, se puede leer el veredicto de Steve McQueen como ciudadano inglés: la intención es hacer justicia, pero… ¿qué se puede esperar de la justicia?
La reflexión es más que bienvenida para los tiempos que corren, y por eso Mangrove representa un atrapante relato inmersivo, íntimo y emotivo acerca de aquellas problemáticas que, infortunadamente, se siguen repitiendo en la actualidad.
Escrito por Juan Velis
La carrera de Steve McQueen es de lo más curiosa y ecléctica. Comenzó con Hunger, un estremecedor relato de la huelga de hambre de presos del IRA en 1981, después lanzó al estrellato a Michael Fassbender como un obseso sexual en Shame, asombro y conmovió al mundo con 12 años de esclavitud, tocó de forma muy interesante el thriller criminal y de atracos con Viudas, y ahora, en pleno momento del Black Lives Matter, filma una serie de películas para TV con el racismo como telón de fondo.
Ahora, McQueen vuelve al cine político y social con el que comenzó en Hunger con una película sobre el juicio de los llamados Nueve del Mangrove, uno de los primeros problemas raciales que llegaron a juicio en el Reino Unido. Sin lugar a dudas, es el momento para contar este tipo de historias al gran público, que seguramente no las recuerda y/o no las vivió, y el oscarizado realizador británico pone en imágenes la historia del restaurante caribeño de Notting Hill con su habitual pericia, elegancia y estilo. La fotografía, una vez más, vuelve a ser excelente, como lo es el trabajo de unos actores entregados en cuerpo y alma a personajes en los que prácticamente habitan, más que interpretan.
Quizás el ritmo es demasiado pausado, sobre todo en sus comienzos, y el tono es bastante frío y academicista, pero todo ello forma parte de la personalidad creativa de McQueen. Es elegante, sí, muy elegante y muy fino en su descripción de los hechos, pero jamás ha destacado por ser un director de pasiones y emociones.
Impactante, pero no entra dentro de lo mejor del año, pese a que los premios, siempre tan conservadores y políticamente correctos, la estén destacando como tal.
Lo mejor: Los actores, soberbios, y la elegancia y dureza de la propuesta.
Lo peor: Le falta ser más entretenida y más emocionante.