Sliver (Acosada)
Sinopsis de la película
Despues de divorciarse, la bella Carly Norris (Sharon Stone) se traslada a vivir a un lujoso edificio de la zona alta de Nueva York, donde se han producido varios accidentes mortales y rodeados de misterio. Entre los vecinos de Carly están Zeke (William Baldwin), un atractivo soltero, y Jack (Tom Berenger), autor de best-sellers sobre crímenes reales, que vive obsesionado con los incidentes acaecidos en el edificio.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sliver
- Año: 1993
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
3.8
67 valoraciones en total
Tanto morbo provoca Sharon, como morbosa és esta película. Y hablando de MORBO, tema principal que despierta la curiosidad de muchos, pues no pienso que haya que valorar este proyecto de Thriller, como cine inteligente o imaginativo, sino que simplemente és divertida, te pone a tono y encima durante todo el tiempo.
Pienso que se encuentra infravalorada, por lo que estoy leyendo, muchos/as porque está utilizada gracias al éxito de Instinto Básico. Yo, sin buscar comparaciones, contemplo y voto por lo que veo.
Ciertas películas deberían estar al margen de valores cinematográficos a la hora de criticarlas, y especialmente en ciertos géneros en los que el interés radica en elementos muy alejados de un gran guión o una gran realización, o es más, en los que un gran guión o una gran realización se miden con un rasero diferente a otro tipo de películas.
Todo esto lo digo para dejar claro que Sliver es mala de cuidado, mala en el sentido clásico del término película mala , pero es también un ejercicio de curiosidad cinematográfica por muchos motivos: ver qué hizo Sharon Stone tras Instinto básico para no caer después de un papel tan triunfal (la cagó), comprobar porqué William Baldwin nunca se convirtió en una estrella pese a que lo tenía todo para ello, y sobre todo, si se conoce la historia que rodeó al filme, cuyo rodaje infernal y continuos cambios de guión hicieron que un montaje final dejase un argumento delirante sin pies ni cabeza, pensar que Sliver, en su resultado final, podría haber sido cine de autor europeo puro y duro (Roman Polanski iba a ser el director inicial, de hecho).
Por otro lado, Sharon y William estaban muy buenos, la estética es bonita, la banda sonora magistral, hay cuatro escenas de sexo con las que pasar el rato… Hoy ya no se hacen películas tan estúpidas y divertidas como esta.
No sé si me he explicado.
Una grata impresión me causó la primera vez que vi este filme voyerista. Creo que es un filme infravalorado. Muy erótico y hasta Sharon Stone puede ser prescindible, en serio, porque el guión da para más. Sin embargo le doy 7 de calificación porque la película no es capaz de mantener la atención del público, los 108 minutos que dura la inmersión a la intimidad. En ese caso le daría un 8.
Había que aprovechar el negocio y volver a seducir a las grandes masas con la chica del momento en el cartel nuevamente ofreciendo erotismo. La Paramount Pictures, imagino, se embarcó en esto únicamente por la presumible buena taquilla que recaudaría, ya que creían que el culito y las tetas de Sharon estaría por encima de una evidente aburrida película. Pero no basta con un cuerpo desabrigado. Hasta el tipo más morboso bosteza ante lo tedioso por mucho que la carne al desnudo luzca minutos en un metraje.
Quizás en la época de Emmanuelle se pensaba con los cojones, pero en los noventas se buscaba lo cojonudo. Y por supuesto Sliver no lo era.
Por cierto, William Baldwin me cae fatal, un puntito menos sólo por eso.
Instinto básico, Atracción fatal, Fuego en el cuerpo, Acoso y Nunca hables con extraños son buena y representativa muestra de ese (sub)género cinematográfico que en los 90 vino a llamarse Thriller erótico. El sentido de la existencia de Sliver únicamente puede ser entendido si tenemos en cuenta el éxito y la popularidad que a partir de 1992 alcanzó la actriz Sharon Stone, popularidad que le vino dada por el tórrido cruce de piernas que la diva ejecutó ante la atónita mirada de Michael Douglas en la película de Paul Verhoeven, la ya mencionada Instinto básico. Dicho esto, sólo queda admitir que los valores cinematográficos de Sliver son más bien escasos. La intriga esconde una obsesión voyeurista que va desenmascarándose sin gracia alguna entre coito y coito, y esta vez ni los pechos de la Stone son capaces captar la atención, y mucho menos de salvar la película.