Silvia
Sinopsis de la película
En un intento fallido por reconstruir la vida de su madre Silvia, su hija busca darle sentido a una historia impregnada de violencia y negación, experimentando con las imágenes borrosas de sus padres y los recuerdos inconsistentes de sus hermanas. El filme trata sobre las divergencias que surgen en la reconstrucción de la memoria de Silvia. Es el retrato del vínculo entre una madre y sus hijas, y de las palabras no dichas que encuentran nuevos significados más allá del dolor.
Detalles de la película
- Titulo Original: Silvia
- Año: 2018
- Duración: 103
Opciones de descarga disponibles
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Usando videos familiares, María Silvia Esteve cuestiona la construcción de la feminidad en una familia de clase alta en Argentina y pone en evidencia la forma en que el modelo de linaje y transmisión vertical inherente al concepto de familia hereda a las nuevas generaciones maneras de actuar, reaccionar y vivir, en este caso con una división marcada entre hombres y mujeres en el sistema sexo/género. Silvia retrata la historia de su madre desde los testimonios de sus hijas, incluyendo a la directora, y su esposo.
La estabilización y el trabajo constante que requiere mantener la fachada del hogar deviene en situaciones de estrés mental y emocional que a su vez son patologizadas, tratadas y empeoradas en una espiral sin aparente salida, de la cual la directora quiere escapar. Las actitudes que en el papá de la directora son inherentes a la masculinidad, en su mamá derivan en un tratamiento psiquiátrico. La historia de la histeria femenina.
La película muestra también cómo los eventos políticos e históricos, más allá de la academia o de los periódicos, tienen efectos en los cuerpos, la intimidad y la privacidad de las personas, en este caso, ejemplificado con el caso del primer novio de Silvia, militante de izquierda.
Hay una preocupación permanente en Silvia por controvertir aquello que es representado en la imagen audiovisual y aquello que queda oculto. Las imágenes muestran una familia armónica y sonriente que la directora interroga desde la imagen—quedándose en minúsculos gestos que desestabilizan la armonía—y desde la narración. Cada vez que se oprime el botón de grabar se está decidiendo qué merece ser conservado y qué merece ser olvidado. Las mujeres en Silvia le piden a la cámara alejarse en repetidas ocasiones, temiendo que la mirada se ponga sobre sus cuerpos en proceso de envejecimiento.
Si se asume que lo que se graba es lo aceptable, lo bueno, lo preferible, las representaciones audiovisuales terminan convirtiéndose en una guía de vida, unas educadoras emocionales de cómo comportarse, una forma social adicional de heredar esas maneras de habitar el mundo, aparte de la transmisión cara-a-cara. En el caso de Silvia, la figura de Scarlett en Gone with the Wind se convierte en el referente por excelencia de lo que es una mujer.
Las voces en la narración de la película no solo desenhebran una historia de violencia psicológica y física sino que reflejan la multiplicidad de lecturas del pasado y la constante disputa que emerge por narrarlo, una disputa tan viva en el seno de una familia como en la discusión pública de un país. Esta multiplicidad se refleja visualmente por imágenes superpuestas, como si se generaran distintas realidades alternas simultáneas por cada persona que habla.
El ejercicio de la directora y el escapismo de su madre en acciones aparentemente inocentes como soñar con vivir en casas ajenas (este episodio recuerda la inestabilidad del cuento Nada de todo esto de Samanta Schweblin) muestran que aún en medio de la opresión hay una voluntad dispuesta a romper con todo.