Siempre hace buen tiempo
Sinopsis de la película
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), tres soldados hicieron una promesa: encontrarse en un lugar concreto diez años después de la guerra. Los tres cumplen la promesa, pero cuando se reúnen se dan cuenta de que ya no tienen nada en común.
Detalles de la película
- Titulo Original: Its Always Fair Weather
- Año: 1955
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
7.1
98 valoraciones en total
Parece que Gene Kelly hubiera nacido para hacernos felices. La mayoría de sus películas transmiten alegría, vitalidad y optimismo. Algunos ejemplos son: Levando anclas , Un americano en París , Cantando bajo la lluvia , Brigadoon y, como no, esta Siempre hace buen tiempo . Y, es que, este atleta del baile vuelve de nuevo a maravillarnos con números sorprendentes, originales y apasionados, constituyendo cada uno de ellos, una pequeña historia o, mejor dicho, un pequeño cuento. Anda el Sr. Kelly bien acompañado en sus bailes pero, es en solitario, cuando nos conquista a todos con el inolvidable número del claqué sobre patines por las calles de New York. Y, hablando de números en solitario, solitaria parece también la bellísima Cyd Charisse en el número de canto y baile en el famoso gimnasio de Stillman, porque, aunque rodeada de rudos boxeadores, el espectador sólo tiene ojos para admirar su figura, su vestuario (y lo bien que le queda), sus piernas y su felina y sensual manera de bailar. ¡Diantre! ¡vaya mujer!
Donen y Kelly juntos, siempre sinónimo de éxito y de entretenimiento. Donen y Kelly juntos, doble trabajo al servicio del espectador. Donen y Kelly juntos, ¿se imaginan ustedes el esfuerzo y sacrificio realizado por estos dos fenómenos, dedicados en cuerpo y alma a perfeccionar los detalles de cada uno de los números musicales de la película?
Siempre hace buen tiempo bien podría verse como una continuación de Un día en Nueva York, desarrollando la historia de tres soldados que cumplen su promesa de reencontrarse en Nueva York diez años después del fin de la guerra. Es una comedia un tanto agridulce, por momentos desencantada, en torno a lo inevitable del paso del tiempo, a cuánto separa la distancia y el paso de los años. Pero, por encima de todo, puede verse como el cierre de la época más gloriosa del musical americano que vino de la mano de Gene Kelly y Stanley Donen, un musical con excelentes numeros musicales y de baile, sobresaliendo, como no podía ser de otra forma, los de Gene Kelly y Cid Charisse. Y a pesar de su serio punto de partida, un canto al optimismo y a las ganas de vivir. Sobresaliente.
Estupendo musical que no obstante posee un regusto agridulce y amargo que lo alejan de las más altas cimas de los clásicos del género. Como siempre Cyd Charisse está inconmensurable y Gene Kelly demuestra una vez más sus excelentes dotes de bailarín.
Pese a todo el poso algo pesimista que envuelve toda la historia parece querer finiquitar el musical como género escapista para hacerle afrontar metas más serias y maduras, como si pretendiera alcanzar la edad adulta lejos del optimismo irreflexivo y vitalista de épocas pretéritas. El objetivo se cumple con creces, pero a cambio pierde aliento épico y empieza a sentar ya las bases de la futura agonía y desaparición del género.
Una pena por que con tan buenos elementos podría haberse logrado una obra aún mejor. Y es que tantas pretensiones casan mal y al final uno tiene la triste sensación de que Siempre hace buen tiempo es un musical que se averguenza de serlo. lo cual no deja de ser paradójico ya que las futuras obras dirigidas por Donen no llegaran a esta ni a la suela del zapato, conviertiéndolo más en un director coyuntural cuyo talento, al igual que les ocurre a los amigos protagonistas de esta cinta, parece desgastado, desencantado o confuso con el paso de los años.
Aún recuerdo, no sin cierta nostalgia, como en mi niñez y adolescencia cada vez que estaba deprimido o triste por algún motivo cogía mi viejo VHS de Cantando bajo la lluvia y lo ponía, viendo solo 5 ó 10 minutos de la película. Da igual que fuese el inicio, el desarrollo o la parte final, solo necesitaba esos 5 ó 10 minutos, y ya la vida volvía a sonreír, pues el optimismo, sentido del humor, alegría, magia y ritmo de esta maravillosa Obra Maestra me contagiaba de tal manera que me revitalizaba. De hecho, sigo pensando que una buena dosis de Cantando bajo la lluvia es mejor remedio que cualquier antidepresivo.
Por esta razón, más emocional que racional, me decepciona este Siempre hace buen tiempo , y el problema es que no sé exactamente porqué me decepciona, pues el binomio Gene Kelly-Stanley Donen funciona a la perfección, graduada y planificada la película al milímetro para producir el mismo efectos que ambos genios del celuloide consiguieron 3 años antes con Singing in the rain . Pero el cine, como arte imperfecto que es, es lo que tiene, y aunque el film sea impecable no es esa maravilla de musical que todos ansiamos.
Quizás sea porque las canciones no son tan memorables como en otros musicales de esa época, quizás sea por falta del optimismo y la típica sensación pueril de estos tipos de films, quizás sea porque los números de baile (exceptuando el magistral de Gene Kelly en patines) no están muy logrados, quizás sea porque Dan Dailey y Michael Kidd no tienen el carisma necesario para secundar a Kelly, quizás sea por ese poso de amargura que desprende el film, quizás sea porque es una película más realista de lo normal en el género del musical… ¿quien sabe? Yo solo se que no podría recurrir a Siempre hace buen tiempo para alegrarme el día, y que aunque es un film muy notable, no puede compararse con otras joyas de Kelly y Donen.
Pero realmente ¿importa eso? si nuestra penitencia cinéfila es menospreciar joyas como Siempre hace buen tiempo entonces bienvenidas sean muchas penitencias como esas.
Tiras de una y salen otras cuatro enganchadas.
Estaba viendo Nos habíamos amado tanto cuando se me vino a la cabeza esta película. El tema puede considerarse el mismo: tres amigos cuya relación es puesta a prueba por el paso del tiempo. Pero la asociación se ha concretado por algo exclusivamente cinematográfico: gran plano general, tres amigos se separan por caminos divergentes. En la película de Scola ese plano sirve de bisagra entre el pasado y un tiempo posterior, en esta, el plano se repite al terminar el planteamiento de la historia y al final de la misma, cerrando un círculo.
Siempre he oído decir de esta continuación apócrifa de Un día en Nueva York que introduce una nota melancólica y reflexiva en el género musical, hasta entonces ligero e intrascendente, que supone su llegada a la edad adulta y su posterior declive. Sin embargo, creo que esta película es tan optimista como las anteriores del tándem Donen-Kelly, pero más consciente. Y si no puede llegar a la inalcanzable cima que es Cantando bajo la lluvia, yo la coloco un escalón por encima de Un día en Nueva York, aún demasiado ingenua.
Por lo demás, números musicales exultantes (la última noche como soldados, Cyd Charisse sobre el ring, Gene Kelly sobre patines, el de Dolores Gray), una divertida pelea coreográfica, y una cámara que baila y deja bailar a los protagonistas. ¿Qué actor actual baila, canta y actúa con la misma solvencia con que lo hacían estos? Aquí no hay engaños: bailes en planos generales y bastante largos. En los escasos musicales actuales el que baila es el editor, recomponiendo los movimientos fragmentados en tropecientos planos captados por media docena de cámaras desde docena y media de ángulos. Tan en desuso ha caído el musical que ya no hay quien sepa hacerlo con elegancia. Una pena.