Sicario
Sinopsis de la película
En la zona fronteriza que se extiende entre Estados Unidos y México, la joven Kate Macer, una idealista agente del FBI, es reclutada por una fuerza de élite del Gobierno para luchar contra el narcotráfico. Bajo el mando de Matt Graver, un frío miembro de las fuerzas gubernamentales, y de Alejandro, un enigmático asesor, el equipo emprende una misión que lleva a la mujer a cuestionarse sus convicciones sobre la guerra contra los narcos y los límites de la ley.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sicario
- Año: 2015
- Duración: 121
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Opinión de la crítica
Película
6.9
28 valoraciones en total
Sicario es la nueva película del realizador canadiense Denis Villeneuve, reconocido por sus sólidos trabajos en Prisoners y Enemy entre otros, que regresa para mostrarnos otra historia oscura y pesimista -como nos tiene acostumbrados- durante dos trepidantes horas en las cuáles todo pasará a segundo plano para sumergirte en el brutal mundo de los cárteles. El filme lo protagoniza Emily Blunt (Al filo del mañana, Looper) acompañada por dos de los mejores actores de reparto del momento como son Josh Brolin (No es país para viejos, W., Puro vicio) y Benicio del Toro (Traffic, Sospechosos habituales). Además de los ya mencionados, también colabora el genial director de fotografía Roger Deakins -¡denle ya su Oscar!- que ha filmado tantas obras maestras y ha colaborado con tantos reputados directores, de estilos tan diferentes como los hermanos Coen o Martin Scorsese, que cualquier calificativo sobra. La historia de Sicario no divaga, sabe lo que quiere y rápidamente nos presenta a sus tres personajes protagonistas -aunque no sus intenciones-, que formarán un equipo especial encargado de arrancar el mal desde su raíz, Kate es una leal agente del FBI comprometida con las reglas, Alejandro aporta la veteranía y experiencia a la unidad y Matt El araña está tras el telón moviendo los hilos de la misteriosa operación.
Villeneuve se mueve entre la exposición del narcotráfico visto en Traffic y la acción hiperrealista de La noche más oscura y aunque, a priori, nos haga creer que la narración cobrará mayor importancia sobre los tiros y la sangre, no es así. Y no es algo estrictamente negativo porque tampoco se la puede encasillar como película de acción, pero definitivamente el director no quería imponer el guión sobre todas las cosas -a diferencia de sus anteriores trabajos-. En Sicario encontraremos un balance gratificante entre el detalle puesto en las técnicas y artimañas que la CIA utiliza para dar caza a los jefes de la droga y la estruendosa acción. También consigue mantener el ritmo y el interés del espectador hasta su explosivo final y desde luego está bien editada, quizá demasiado bien. Las actuaciones son de categoría, desde la novata Blunt hasta los profesionales contrastados que son Brolin y del Toro. Desde luego que la película centra su atención en estos tres pero eso no impide que no hayan algunos secundarios como Jon Bernthal -que aparece en todas las películas actualmente- o el actor que interpreta a Silvio que aporten mayor profundidad y perspectivas a la trama. El guión no es demasiado ocurrente más bien profesional y académico. Está realizado más como una crónica, un pseudo-documental sobre los peligros que entraña el trabajo fronterizo -tanto para los americanos como los mexicanos- y como cazar a los demonios de la droga que dirigen las crueles acciones de sus subordinados: los sicarios. En este aspecto, pienso que la película podía haber sido un tanto más explicativa, no de la violencia sino de la compleja máquina -descrita como un reloj- que constituye dicho imperio. En mi opinión, también falla con el arco argumental de el personaje protagonista de Kate, el cual lejos de brillar a medida que transcurre el metraje pasa a un segundo o casi tercer plano en favor del personaje de Alejandro. Hablando de este personaje, Benicio del Toro lo encarna magistralmente dándole un aura de misticismo, frialdad y terror, extirpándole cualquier atisbo humano y definirlo como un monstruo, una abominación fría y calculadora de cuyo pasado nada sabemos hasta su desenlace. Matt también tiene un rol similar aunque no termine de explotar como lo hace Alejandro sino que se mantiene, a propósito, en la oscuridad. Este personaje representa al interés nacional, a la mano invisible como diría Adam Smith, él es el brazo ejecutor enviado por el poder imperante. Pero pasemos a la fotografía, porque Deakins vuelve a firmar otra obra maestra y ya van unas cuantas. Este señor es un genio del cine contemporáneo ya que posee un repertorio y una habilidad camaleónica para sorprender incomparable y con Sicario da una lección a todos aquellos que intentan filmar la noche. Jamás ha habido una utilización mejor de los recursos fílmicos para mostrarla de una forma más fiel que aquí. ¿Conocéis ese sentimiento de que la noche se siente real y no un artificio hollywoodiense? Lo habréis sentido en numerosas películas de Michael Mann, por ejemplo. Ahora le toca el turno al británico, que da un puñetazo sobre la mesa y vuelve a reclamar su corona. También muestra especial inclinación por las tomas aéreas del desierto de Nuevo México, que yo interpreto como la majestuosa calma que precede a la tempestad. Os sorprenderéis con algunas de las posiciones en las que el británico coloca la cámara y como compone la escena conjuntamente con Villeneuve. Por último, la música compuesta por Jóhan Jóhannsson es lenta y penetrante. No tiene demasiadas notas pero funciona, no es para nada agradable pero precisamente eso la hace genial, porque te perturba y te incomoda.
En conclusión, Sicario es un buen filme de un director en auge que próximamente nos traerá la anticipada secuela de Blade Runner y que muestra aquí sus credenciales. A diferencia de sus anteriores obras, Villeneuve opta por la brutalidad y ferocidad de sus escenarios y de sus frenéticas escaramuzas. Sin embargo, no llega a la perfección debido al deficitario personaje de Kate, que nunca encuentra un lugar dentro de la trama ni se define como alguien relevante y la frustración de ver como la personalidad de esta película se esconde y abandona sus bazas más poderosas. No llega a ser un estudio detallado y profundo sobre la corrupción y el poder en Centro América ni una cinta de acción genérica, Sicario termina en la frontera entre ambas coqueteando de un lado para otro, manteniéndose en la peligrosa ambigüedad del que lo insinúa todo pero no dice nada.
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La escena de apertura marca el paso. Probablemente sea una de las mejores introducciones que nos ha dado un thriller en los últimos años. Un grupo de agentes del FBI irrumpe violentamente en la casa-escondite de un líder de los cárteles mejicanos de la droga. La puesta en escena es apabullante, sin ni un solo plano dejado al azar, y con una banda sonora absolutamente envolvente, consciente de la magnitud de una pesadilla terrorífica y cruel. Marca el paso, decíamos, de un recorrido de dos horas hacia el infierno. El mismo infierno que tantos directores han querido reflejar y que Denis Villeneuve ha venido a rematar. Porque si el narcotráfico en la ficción te despierta el bostezo, Sicario llega para romper los moldes del subgénero y dotarlo de la tensión y la dimensión necesarias para que no te despegues de la butaca.
La filmografía del director canadiense ya es digna de estudio. Cada nuevo proyecto, por muy diferente que sea, está a la altura del anterior, a la altura de una carrera que comenzó a dispararse con la apabullante Incendies. Y con ese mismo adjetivo podrían definirse cada una de sus nuevas propuestas. Temíamos que el tráfico de drogas entre México y Estados Unidos rompiera su racha, pero es evidente que Villeneuve conoce muy bien el terreno que pisa. Toda realidad puede generar inquietud. Sólo es cuestión de saber transmitirla.
Y tensión, inquietud, es lo que desborda Sicario, con un par de escenas en lugares tan cotidianos como un peaje y un túnel, que suponen todo un ejemplo para el cine de acción. Benicio del Toro, un clásico ya del ámbito de las drogodependencias, encaja a la perfección con el personaje antagonista de Emily Blunt. Porque entre escenón y escenón, Villeneuve se cuida también de dotar a sus personajes de la profundidad y del código moral necesarios para que la película no resulte únicamente una mera cinta de acción. Como si tal hazaña no fuera ya digna de elogio.
No siempre se consigue hacer un thriller fronterizo casi perfecto con el manido tema del tráfico de drogas. Hace falta tener un pulso especial a la hora de contar historias, y Villeneuve lo tiene. El director de origen canadiense dota de un ritmo muy especial a sus historias, y en Sicario logra crear un tempo que quita el hipo al espectador.
Nos cuenta una historia tremendamente dura y difícil, haciendo que muchas de sus secuencias queden para el imaginario colectivo.
La atmósfera creada es asfixiante, acentuada por una banda sonora original que hace que nos sintamos parte de este mundo tan oscuro. La fotografía del maestro Deakins termina por redondear un aspecto técnico decididamente brillante.
El reparto está impecable, destacando a una contenida y sobria Emily Blunt, y sobre todo a Benicio Del Toro, cuya sola presencia llena la pantalla.
Sicario es una de las revelaciones de 2015, los amantes del neo-noir árido y del buen cine en general disfrutarán de este chute de celuloide en vena.
Una aguerrida y honrada joven mujer del FBI tiene que colaborar con un grupo de la CIA, la DEA y no sé qué más, formado por curtidos agentes masculinos poco respetuosos con la ley, lo que crea a nuestra protagonista los inevitables conflictos morales, mientras el hecho de ser mujer acentúa el contraste con sus extra duros compañeros, todo ello en una historia que pretende ser reflejo de una muy cruda realidad.
Emily Blunt lo hace bien y en cierto modo es el alma del film, contraponiendo su delgada figura femenina a la de sus testosterónicos y tópicos compañeros de la CIA. También Benicio del Toro, con su buen hacer y su sólida presencia, ayuda a dar consistencia a lo que se nos cuenta, aunque su personaje promete algo mucho más sutil de lo que al final termina dando.
LO MALO ES QUE el guión es flojo, y la supuesta verosimilitud hace aguas desde el principio. Empezando por la absurda elección de la agente protagonista para acompañar a los de la CIA, teniendo en cuenta lo que se esperaba de ella (no digo más para no destripar el argumento), siguiendo por la innecesaria y folclórica operación en los túneles a la vista de lo que se pretendía, y terminando por el ridículo final, desde el momento en que se queda solo el personaje que interpreta Benicio, en que los sucesos son más propios de un violento comic underground con anti héroe pasado de rosca.
LA CONSECUENCIA es que a pesar de la excelente actuación de los protagonistas, los dilemas morales parecen de baratillo, y también sus intrigas y emociones. Eso no impide verla con (irregular) interés, porque da gusto contemplar a Emily y Benicio, y está bien rodada y ambientada y las imágenes son efectistas, pero no llega ni a buena película de acción y aventuras , ni tampoco a buena película seria de dilemas morales, corrupción y acciones al margen de la ley.
La película trata de cómo se combate a los carteles, con todos los medios, con todo tipo de cuerpos policiales: locales, federales, agencias especializadas y extraños departamentos de conductas y medios nada ortodoxos. Estos departamentos y sus métodos, se justifican en la propia película por el escaso o nulo resultado que tienen los métodos legales, que no consiguen ni arañar la enorme organización de los narcos, ni sus inmensos beneficios.
La primera mitad de la película es muy impactante, te deja pegado al asiento esperando lo peor en cualquier momento. Se masca la tragedia en cada plano. Con una fotografía impresionante, una música perfectamente adecuada y unos personajes que encajan muy bien en el entramado.
La historia de un policía de México, que es transversal a toda la película te hace darte cuenta de que hay personas normales, con su trabajo, su familia, que son parte del sistema y a la vez víctimas y verdugos. Nadie escapa del narcotráfico, ni siquiera el que se hace una rayita de coca en un lujoso apartamento o un infame lavabo de discoteca, mientras la basura provocada por su consumo se acumula lejos, muy lejos de él. De todo esto se habla en la película, de forma explícita o implícita.
Tiene un momento un poco lento a la mitad de la película, que sirve para justificar tanto la inocencia y vulnerabilidad de la protagonista, como para demostrar lo infiltrado que está el dinero de los narcos en toda la sociedad.
El final muy correcto y adecuado, aunque un poquito exagerado en cuanto a las cualidades de un solo hombre que es una mezcla de Terminator y 007.
Una excelente película que he disfrutado mucho.