Shotgun Stories
Sinopsis de la película
Son Hayes nunca habla de las cicatrices de su espalda. Sus hermanos, Boy y Kid, tampoco. Su pasado, como esas marcas de bala, nunca ha dejado de acecharle. Especialmente en el caso de su padre, un hombre violento y borracho que no se molestó ni en poner nombre a sus hijos. Criados por una madre detestable, los tres hermanos crecen educados en el odio hacia los nuevos hijos de su progenitor. Cuando éste fallece, el conflicto es inevitable. Shotgun Stories , ópera prima de Jeff Nichols, narra la enemistad que estalla entre dos grupos de hermanastros tras la muerte de su padre. Una aguda exploración de los instintos más primarios. Con los campos de algodón y las carreteras secundarias de Arkansas como telón de fondo, estos hermanos tendrán que decidir hasta dónde quieren llegar para proteger a sus familias. Un disparo a bocajarro de furia estadounidense, interpretada a la manera de una tragedia griega.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shotgun Stories
- Año: 2007
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
6.8
47 valoraciones en total
Jeff Nichols apunta maneras en esta su ópera prima. Muestra dotes de buen cineasta, desplegando un talento innato para ofrecer una narrativa lírica, dolorosa, plácida y, en definitiva, paradójica. Es decir, consigue sacar de la quietud un paisaje devastador, agónico, dando al final con un estado de calma exasperante.
La historia es sencilla. El leitmotiv argumental viene dado por una afrenta entre dos grupos de hermanos. Todos comparten sangre por parte de padre, sin embargo el recuerdo que de una misma persona guardan unos y otros es totalmente distante, extremo. Para unos era un borracho sin corazón que dejó como legado una familia desestructurada y errante. Para otros un hombre digno y benévolo, padre de familia ejemplar. En medio, una espalda llena de cicatrices, un funeral y unas palabras. El resto, ya saben, es Shotgun stories.
En definitiva, hay una porción de buen cine aquí. El autor, Nichols, da un paso atrás, coge su cámara y se pone a filmar esta lenta, quieta e hiriente historia que es, en esencia, puro sentimiento. Sangre, honor y dolor, todo enclavado en mitad de un paisaje rural del centro-sureste norteamericano. No pierdan detalle del recital dado por Michael Shannon. Notable.
Lo primero que te atrapa es su cadencia musical, acompañando a la descripción tranquila y de trazos precisos de unos personajes complejos que se nos acaban haciendo muy cercanos y reales. Muchas son sus virtudes: un guión más trabajado de lo que pueda parecer dada la atmósfera pausada que se respira, una fotografía estupenda al servicio de la descripción del entorno de unos personajes que si bien se mueven en un lugar muy concreto sus dilemas morales son variados y universales. Nada que ver con la mayoría de películas de USA que rompen taquillas: nos evita ver lo obvio con oportunos fundidos en negro, para mostrarnos lo importante. Además, sin caer en ningún esquematismo o simplificación, de la película se desprenden varios mensajes. Todo un descubrimiento.
La impactante Take Shelter le confirmó como uno de los realizadores más prometedores y con mayor proyección del cine nortemericano actual. Cuatro años antes, en 2007, Jeff Nichols había presentado sus credenciales con su primera película, Shotgun stories, un drama familiar ambientado como sus tres trabajos hasta la fecha en la América más profunda. Por su contenido y localización, la obra remite y está emparentada con el cine de Terrence Malick, y más concretamente con el universo de dramas rurales como Malas tierras o Días de cielo.
El film toma también prestados elementos propios del western al abordar un argumento que tiene la venganza como leit motif, y desarrollar una historia de odios y pasiones soterradas que, sin embargo, no llegan nunca a estallar del todo. Es también, como bien dice Pablo Kurt en la ficha adjunta, una tragedia griega, lorquiana casi, ambientada, eso sí, en un algodonal de Arkansas en lugar de en un cortijo de la sierra granaina.
Este es un cine desprovisto de artificio. Nichols desnuda emocionalmente a sus personajes y los enfrenta así, de esa guisa, a su tragedia. Pero en el desarrollo de esa tragedia se echa de menos cierto punch. A Shortgun stories le falta precisamente eso, una chispa que prenda la llama y haga saltar todo por los aires. Algo de pasión, en definitiva. Quizá con ese tono seco y parco, tan propio del cine indie, el primerizo Nichols no logra insuflar su obra de la intensidad que debiera.
Con todo, una película muy interesante y de visionado más que recomendable, siquiera para rastrear en los primeros pasos de un director y de un interprete llamados a alcanzar algún día las cotas más altas.
En un pueblecito de la América rural viven tres hermanos, encabezados por el impertérrito Michael Shannon. Un día su madre, con la que no tienen relación, les avisa de que su padre, quien tenía otra familia desde que les abandonó de niños, ha fallecido. Los tres hermanos irán al entierro y allí tendrán el primer enfrentamiento con sus rudos hermanastros al poner a caer de un guindo a su difunto progenitor. Se inicia, así, una guerra silenciosa entre los dos grupos de hermanos.
Jeff Nichols, en el plano que prácticamente abre la película, presenta a Son (Shannon) como un hombre herido no sólo emocionalmente. Se levanta de la cama y el espectador puede observar cómo su espalda está marcada por la metralla. Ya se descubrirá el por qué más adelante. En cualquier caso, eso no es lo importante. La fuerza de Shotgun Stories viene determinada por cómo se entretejen las complejas relaciones entre los hermanos. En cómo se va comprendiendo el sufrimiento por el que han pasado. Muchos silencios que dejan entrever el carácter taciturno y apático de estos protagonistas. Unos hombres que, a pesar de haberse criado sin referentes paternales, han creado unos lazos fraternales muy sólidos. No tenían otro punto de apoyo.
El tono pesimista ondea durante todo el metraje sobre la cabeza de los personajes. La lentitud de la escenas, los parcos pero directos diálogos, los espacios abiertos, las emociones latentes, la sencillez de la trama hacen que estemos a la expectativa de qué ocurrirá. Unos y otros se irán amenazando, aturdiendo al contrario, desgastándolo, arrinconando al enemigo, defendiendo lo que aman. Es su guerra de desgaste.
Tiene razón Roger Ebert en cómo la película ahonda de forma sutil en las relaciones personales. Se trata simplemente de observar para poder ver.
No hace falta guiones complicados ni vueltas de tuerca simplemente sencillez y buen ojo.
Shotgun stories es una película tranquila, sosegada, de mucha quietud, de personajes reales, de carne y hueso. Con una historia sencilla pero realista.
Que destaca sobre todo por la atmósfera cargada que transmite. Y una banda sonora intimista y bonita.
Me gustó mucho.