Sexo fácil, películas tristes
Sinopsis de la película
El guionista argentino Pablo (Ernesto Alterio) recibe el encargo de escribir una comedia romántica ambientada en Madrid. En principio no tiene problemas, conoce bien el género y, así, vemos los primeros pasos de la historia de amor entre Marina (Marta Etura) y Víctor (Quim Gutiérrez). Sin embargo, Pablo entra en crisis enseguida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sexo fácil, películas tristes aka
- Año: 2014
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
5.3
59 valoraciones en total
Comedia romántica estándar, que introduce como argumento secundario la crisis de creatividad de un guionista de películas por encargo. El asunto de las dificultades de la producción artística parece en boga en la cartelera actual. Re-cayendo en este caso, de nuevo, en la identificación entre falta de inspiración y desamor, así como entre el encuentro con las musas y la llegada de Cupido.
Ante una cinta tan arquetípica, quiero destacar los aspectos más positivos. En primer lugar, el piano de Julio de la Rosa suena espléndido. Además, Ernesto Alterio da un espectáculo de excelentes dicción y entonación. En cuanto a personajes, es especialmente interesante el de un productor cinematográfico, cuyas andanzas ilustran un modo de vida.
El film hace un homenaje a Madrid, sabiendo extraer belleza de lugares muy concurridos, más allá del tópico del fin de año en la Puerta del Sol. Aparecen los parques del Retiro y del Oeste y las pasarelas sobre las vías del tren junto a la estación de Norte, la mejor perspectiva para la contemplación de la catedral de la Almudena. Se pasea por la plaza de la Paja y por establecimientos emblemáticos como el restaurante El Cosaco o la librería Ocho y Medio, en la calle de los cines. Se introduce en las salas Golem y se contempla la colorista cartelera de los Renoir.
La postal es bonita, ciertamente, pero se echa de menos algo de carácter propio. Y de más el empleo de tópicos como la alergia al compromiso de la mitad masculina de la población. Tal vez, un tema como las dificultades que el paro juvenil opone a la asunción de responsabilidades, hubiera aumentado el interés, pero surge muy lateralmente en la trama, pasando sobre él de puntillas. Porque esta es una comedia romántica sin dobleces, que evita cualquier desencuentro, cualquier riesgo.
Aunque de entrada uno pueda pensar que es una comedia, en realidad está más cerca de un drama romántico que enfrenta la idealizada ficción contra la cruda realidad. Esta contraposición se ve acentuada gracias a una buena elección de actores quienes aprovechan sus habituales registros interpretativos para diferenciar con más claridad los dos hilos narrativos de la película. Por otro lado, lo que la hace original también juega en su contra, ya que al usar recursos tantas veces vistos en pantalla para ironizar sobre ellos, se pierde el factor sorpresa y el mensaje final se diluye al no resultar lo suficientemente interesante cómo para captar nuestra atención.
Las comedias románticas últimamente se ríen de las comedias románticas. Eso es así. Tienen todas un esquema tan similar, unos elementos tan conocidos por todos, que ya es lo que les queda: hacer lo de siempre pero con toques de humor por estar repitiéndose. Como ese monologuista de pajarita gastada al que le siguen pidiendo el mismo chiste de hace sesenta años.
En Sexo fácil, películas tristes, pese a su prometedor título, tenemos una colección de tópicos manidos. Mucho. Hasta la naúsea. Ni siquiera la inclusión del doble juego del escritor que debe solucionar los problemas de su vida personal antes de poder lanzarse a la creación de una nueva obra. El clásico miedo a la hoja en blanco lastrado por problemas personales. El cine argentino recurre mucho a esta figura en sus comedias románticas últimamente, como en Juntos para siempre o en Días de Vinilo.
Ni siquiera las tablas de un Ernesto Alterio que en plena madurez vital y profesional, como muestran sus prematuras canas, demuestra, suma y sigue, lo gran actor que es, en la parte ‘Real’ de la historia consiguen dar a la obra ese punto especial. La historia que tiene en su cabeza, y que irá escribiendo mientras pasan los minutos, protagonizada por Quim Gutiérrez, siempre cumplidor y Marta Etura, es predecible y manida hasta la nausea. No solo por el guión, del que se ríe la propia película, sino también por los actores e incluso por las propias localizaciones (Por favor, por favor, por favor, señores productores de películas aquí en la capital del siglo XXI: Madrid es más que Sol, Malasaña y el parque del Retiro. ¿Para cuándo unas localizaciones en Carabanchel? Y más con mi paisano Carlos Areces. Tenemos un barrio muy bonito)
Sexo fácil, películas tristes no innova, ni es esa película que marcará un antes y un después en tu vida, ni intenta serlo. Se limita a ser entretenida, y lo consigue. La adoptaremos con curiosidad, y hora y media después, la olvidaremos con una alta dosis de sangre fría. Ni siquiera al salir de la sala, estará yéndose de nuestra cabeza según nos levantemos.
Pero esa hora y media es como un suave paseo que nos lleva de la mano por lugares comunes y un mundo que conocemos. Como ir de visita a casa de la abuela y que nos dé leche con galletas para merendar. La rutina no siempre es monotonía, y está bien que, de vez en cuando, podamos disfrutar de algo sin sorpresas ni giros extraños: son los encantos de la tradición, el saber lo que va a pasar, la introducción, nudo y desenlace que esperamos y cuyo fondo nunca cambia porque es lo que siempre ha funcionado.
Por otro lado, hay que decir también que son curiosos los momentos en los que coinciden en pantalla Alterio con sus dos protagonistas. Son apenas un par de pinceladas, pero sirve para metaforizar muy bien las dudas y cambios que sufre el proceso creativo, unas escenas que recuerdan de algún modo a las entradas de Germain en la fantasía de su alumno en En la casa.
En cualquier caso, más allá de su previsibilidad, la cinta no tiene ningún tipo de pretensión. Quizá el final sea algo abrupto y rompa un poco con el desenfado presente en el resto de la cinta, pero por otro lado eso estimula la imaginación de cada uno. Al final, cada uno se queda con lo que quiere, llueve a gusto de todos. Y eso también tiene su encanto.
Miguel de la Asunción
Crítica realizada para http://www.cinemaldito.com
Si el día de mañana os encontráis en la televisión con ‘Sexo fácil películas tristes’ y os parece un bodrio de pies a cabeza, os comprenderé de lo lindo. Pero quizás sea más acertado decir que fallida. Pero en todos los sentidos. Con un argumento interesante (un escritor que atraviesa una crisis debe escribir una comedia romántica), un reparto de esos en los que no te puede fallar absolutamente nada. Bueno, salvo que cometas el error de hacer una película que es mastodónticamente ABURRIDA.
Ver ‘Sexo fácil películas tristes’ es una de esas experiencias a las que uno tiene que estar preparado y el tráiler no avisa de ello. Sinceramente, esperaba un resultado a mitad de camino entre la comedia romántica (simplona, la de toda la vida vaya) y un drama bien manejado pero es todo lo contrario. La losa del drama está tan sumamente presente en todo el ejercicio, que puedo decir con certeza que he visto pocas películas que me hayan hecho bostezar tanto.
Pero mi condición humana me impide poner tan mala nota (y aunque lo esté pensando) a una película en la que aparecen Quim Gutiérrez, Marta Etura, Ernesto Alterio o Carlos Areces y además están bien. No desentonan con la película porque lo que están es desaprovechados.
Alterio, por poner un ejemplo, está en un momento de madurez artística sensacional, pero el ambiente de la película no es el correcto para que su actuación brille. Su ritmo lastra cualquier intento de conexión con la historia y los topicazos acaban casi matándola.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com
Quim Gutierrez está llamado a convertirse en un actor de referencia en nuestro panorama cinematográfico, siempre y cuando sea capaz de elegir bien sus trabajos, y progrese como en su momento lo hizo brillantemente, LUIS TOSAR.
La película es un dibujo un tanto desdibujado que se pierde en si misma al querer abordar de manera novedosa, dos historias combinadas. El resultado es una obra menor, donde los actores ofrecen generosamente su creatividad al proyecto, que se hunde desde los primeros minutos.
Retazos brillantes no son suficientes para insuflar interés en un espectador, en exceso resabiado.
Un 4