Séraphine
Sinopsis de la película
Narra la vida, fuera de lo común, de la francesa Séraphine de Senlis, una mujer nacida en 1864 que fue pastora, luego ama de casa y, finalmente, pintora antes de hundirse en la locura. Comienzos de siglo XX. Séraphine Louis, de 42 años, vive en Senlis y se gana la vida limpiando casas. El poco tiempo que le sobra lo ocupa pintando. Es la mujer de la limpieza de la Sra. Duphot, que alquila un piso a Wilhelm Uhde, un marchante alemán fascinado por los pintores modernos e ingenuos. Durante una cena ofrecida por la Sra. Duphot, Wilhelm Uhde descubre un pequeño cuadro que había traído Séraphine unos días antes. Fascinado, lo compra y convence a Séraphine para que le enseñe otras obras suyas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Séraphine
- Año: 2008
- Duración: 125
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Opinión de la crítica
6.7
60 valoraciones en total
Magnífico retrato de Séraphine Louis (Séraphine de Senlis), que nos plasma en la gran pantalla Martin Provost (con una maestría digna de los grandes directores), plano a plano nos va desgranado la historia de una mujer de enorme sensibilidad. Séraphine, de condición humilde, pero educada en la piedad cristiana, dedicaba su vida a trabajar de sirvienta. Pero en su ratos libres (la mayoría de la veces robados al descanso), pintaba cuadros, todos ellos dedicados a la naturaleza que tan cercana tenia, pues le encantaba el contacto con los árboles, las flores, los pequeños insectos, sentarse tranquilamente a escuchar al viento, así como bañarse en las tranquilas aguas del riachuelo más cercano. Difícil le resultaba poder pagarse sus pinturas, por éste motivo buscaba e ingeniaba sus propios materiales. Fue una pintora inspirada por el mundo que antes he descrito y por las voces angelicales que evidentemente solo ella oía.
Magistral el trabajo de Yolande Moreau en su interpretación de Seráphine, cuando su presencia no está en la pantalla, ésta baja mucho en intensidad, sobria la actuación de Ulrich Tukur en el papel de Wilhelm Uhde, el marchante que la descubrió. Un acertado Laurent Brunet, su fotografía en tonos grises que retrata el contexto histórico sin tener que contar lo que ocurre, y sobre todo una música inolvidable de Michael Galasso, que va sonado de forma estridente, dañado, como rasgado, unas discordantes cuerdas que se van haciendo armonía cuando la protagonista ve su ilusión hecha realidad. En resumen, una hermosa película sobre el arte y los extraños caminos por donde llegan las musas y eso que llamamos la inspiración.
Séraphine es una película sobria. No sobran palabras, no sobran escenografías, no sobra acción. Es más, esta última es prácticamente inexistente. Y es de eso de lo que se trata, de plasmar la rutina cotidiana de una mujer simple cuyo mundo interior, entre fantasmas y desvaríos (pero incluso éstos comedidos), le proporcionan el alimento suficiente para crear, para ser artista. Gracias a esta película te das cuenta de la fragilidad que rodea al mundo del arte , te conviertes en artista gracias a que alguien influyente en este sector, sepa ver que ahí detrás se esconde algo de valioso? qué eres hasta ese momento y dónde caes si este reconocimiento te vuelve a faltar? La evolución del personaje de Séraphine, bordado gracias a la magistral interpretación de Yolande Moreau, en mi opinión podría haberse llenado de más detalles que ayudaran a entender el recorrido por el que atravesó su mente y su espíritu. Aunque tal vez la magia de esta mujer, cuya inspiración fue fruto de algo muy íntimo, éxtasis religiosos mezclados con una comunión muy estrecha con la naturaleza, resida precísamente en el hecho de que sólo podamos intentar entenderla, gracias a su obra.
Interesante.
Aparte de su mágnífico acabado técnico (fotografía y decorados intachables), de una interpretación memorable (también de los secundarios) y de un uso de la elipsis encomiable (no hay más que recordar toda la primera mitad con escenas breves , pero que van dando detalles sobre el carácter de los personajes para que el espectador vaya construyendo la historia y añada lo que le falta a cada personaje), aparte de todo eso la película tiene gran interés para abrir un debate sobre el talento y la génesis de la obra artística:
¿Hace falta un ápice de locura o de rebeldía para ser un artista genuino? Probablemente no, pero la película indaga con acierto en los entresijos del instinto artístico.
Tal vez se le vaya la mano un poco al final con un desenlace un poco forzado y tópico (aunque sea real la historia) que probablemente se podría haber matizado con un epílogo explicativo en elipsis)
Séraphine no es plato para cualquier paladar, es un magnífico trabajo de Martin Provost que con una narración lenta nos va acompañando por la historia de esta sirvienta que dominaba trasladar a sus pequeñas tablillas obras pictóricas de asombrosa sensibilidad.
Séraphine no es una mujer común, como tampoco lo es su afición, que terminará convirtiendo a la vez, su salvación económica en ruina mental.
Posee la lentitud de las grandes obras, donde la ausencia supone en si misma la propia actividad. Si te atrae un cine diferente, pausado e intimista, podrás acercarte a ella, pues aquí encontrarás satisfechos tus deseos. Un notable.
Me ha gustado bastante este filme, sobre todo por lo bien que describe la caracterología de la introversión.
El primero que habló de introvertidos y acuñó este término fue el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung en su libro Tipos psicológicos (1945). Casi siempre el introvertido es una persona callada, huidiza, tímida, enigmática, replegada en sí misma, poco comunicativa, hermética, retraída, le cuesta mucho relacionarse con los demás, padece falta de afectividad (de ahí que desarrollen mucho el aspecto antropológico de la religiosidad, es decir la relación con lo Trascendente o Divino).
Un introvertido lo será toda su vida, no puede cambiar este temperamento suyo, sólo puede controlarlo, algo que en el caso de la sirvienta y pintora Séraphine Louis no pudo hacer y por eso acabó como acabó.
Muy bien descrita la personalidad introvertida de Séraphine Louise. Esto es: hipersensible, detallista (de ahí su facilidad para pintar flores en sus más mínimos detalles), que gusta del silencio, de la soledad, del intimismo, del distanciamiento, de la contemplación —filósofo Amiel, otro talentoso y famoso introvertido cuenta de sí mismo en su Diario íntimo : Mi verdadero medio es la contemplación, contemplando me siento libre, desinteresado, soberano —.
Con perfección, Martin Provost nos muestra la predisposición a anomalías psíquicas que sufrió Séraphine y que igualmente sufren numerosos introvertidos, por el simple hecho que son personas muy frágiles. Esto no quiere decir que todos los introvertidos acaben siendo locos. No, la mayoría son gente normal aunque vista como tipos muy raros, pero sí cabe tener mucho cuidado cuando se es introvertido porque si la introversión se hace patológica (como es el caso de la Séraphine) suele acabar en esquizofrenia. Está estudiado que las personas introvertidas tienen más tendencia a la neurosis que las extravertidas.
Sin duda resulta un filme excelente para estudiar un ejemplo notorio de mujer introvertida, con los rasgos que definen esta caracterología: p.ej. lo bien que se acomodan estos sujetos en cualquier habitáculo, por muy pobre que sea, si allí hacen un trabajo de inspiración y realización personal que conlleve estar muchas horas sola y en silencio, sus excentricidades por las que suelen ser mal considerados o dados de lado (en el caso de Séraphine Louis, acostumbraba a andar desgreñada, mal vestida, descalza e incluso se ponía a orinar con las piernas abiertas en medio del campo), también la impronta habitual del introvertido, que aparece casi siempre como que está en este mundo, pero no es de este mundo , e incluso se recoge a la perfección un rasgo típico de los introvertidos: que no suelen mirar a los ojos cuando se les habla sino hacia otro lugar, lo cual lleva a mucha gente a un prejuicio infundado, puesto que en el caso de los introvertidos no miran a los ojos simplemente debido a la gran timidez y complejo de inferioridad que padecen.