Secuestro en la ciudad
Sinopsis de la película
Un hombre rapta a Ana, una niña de 4 años, aprovechando un despiste de su chófer que la acompaña del colegio a casa. El raptor la lleva a una casa solitaria en el campo y seguidamente se pone en contacto con el padre, exigiendo el correspondiente rescate. Después de una serie de peripecias para eludir a la policía, un imprevisto impide al raptor quedarse con el importe del rescate y la situación se complica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Secuestro en la ciudad
- Año: 1964
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
5.6
43 valoraciones en total
De entre la abundante oferta de buen policíaco con que la cinematografía española se descolgó en las fructíferas décadas de los 50/60 (de mayoría de autoría catalana) el tema aquí tratado de un tipo (Alberto de Mendoza) secuestrando, a sangre fría y tan solo por motivos económicos, a una dulce niñita de unos 4 o 5 años (Mónica Sugranes, cuya posterior trayectoria cinematográfica se limito a un western, y según creo, a un thriller también firmado por Delgado), es la primera vez que me lo encuentro (puede que haya alguna otra, pero la desconozco), por lo que desde ya e independientemente de lo peculiar de ese tratamiento frío y cuasi esquemático en cuanto a la descripción de motivos y personalidad del secuestrador (breves escenas encadenadas sin diálogos durante los títulos de crédito iniciales con Alberto de Mendoza perdiendo en una timba de póker, y en apuestas en frontón y carreras de caballos), y de lo desapasionado y gélido (recuerda en su concepción a los entonces en boga polar franceses mezclado con thrillers ingleses de la época con parecido argumento) del desarrollo de la trama, resulta sumamente interesante en lo que tiene de rareza para todo amante del cine con un mínimo de curiosidad.
Por lo demás, aunque se echa en falta un poco mas de apasionamiento en la relación niña/secuestrador, que a mi juicio es el pilar en el que se sustenta la trama, los métodos policiales de investigación resultan pelín chabacanos (un comisario pegado a un sempiterno puro que lee el TBO en la cama), y la banda sonora de Adolfo Waitzman mezcla acertados toques de thriller con desconcertantes melodías ratoneras, cuenta a su favor con abundantes exteriores del Madrid de la época (con su correspondiente variado parque móvil que hará las delicias de los que como yo disfrutamos viendo en movimiento esos modelos), correctas escenas de acción en pintorescos lugares (la escena final se desarrolla bajo la bóveda del túnel de Guadarrama), y los siempre bienvenidos, Agustín González en un personaje con apenas 2 escenas, y un aun más breve Erasmo Pascual (fundamentales para la trama).
En resumen, interesante policíaco filmado por el ecléctico y buen artesano director/guionista/productor madrileño, Luis María Delgado ( La garbanza negra… que en paz descanse 1971 , y Dele color al difunto 1960 ), que aunque en determinados tramos de su metraje de la sensación de añeja rareza, acaba dejándote la sensación de que ha merecido la pena el tiempo empleado en su visionado.
Sorprendente Rara Avis del cine español durante la dicatadura. Parece mentira la cantidad de filmes de la época que se pueden haber quedado en el cajón del olvido y que se salían de la corriente que ha llegado a nuestros días formada por las casi siempre casposas pelis de Cine de Barrio .
Lejos del humor blanco de las películas protagonizadas por Marisoles, Landas, Joselitos, etc, tenemos aquí un ejercicio de Cine Negro salpicado con toques de comedia. Con un argumento sencillo pero efectivo, una duración bastante limitada, pocos diálogos (los justos) y una banda sonora compuesta casi en su totalidad por piezas de jazz, se hace amena y entretenida.
Tras haber visto Muerte de un ciclista (1955), Autopsia a un criminal (1963) y la que ahora nos ocupa empiezo a creer que puede haber escondidas más obras del estilo y que hay algo más que salvar del cine español en los 50 y 60 aparte de Berlanga.
Mediocre pero eficaz cinta de intriga policíaca, donde se narra de forma sencilla y con un buen empleo de la síntesis, un hecho criminal de imprevisibles consecuencias: el secuestro de una niña.
Aunque no sea una película consistente, sí que es cierto que sus poco mimbres están bien dispuestos y siempre se va al grano. Desde su modélico prólogo mientras se ven los títulos de crédito iniciales, hasta su seco y cortante final, alejado de la espectacularidad de los filmes estadounidenses.
Sobriamente interpretado y con algunos apuntes de humor, Secuestro en la ciudad si no convence plenamente sí que consigue que se vea con interés.
Buena música de Adolfo Waiitzman y conseguida fotografía en blanco y negro y a toda pantalla de José F. Aguayo.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es