Secretos de un matrimonio (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (1973). 6 episodios. El matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, abogada, recibe una noche en su casa la visita de sus amigos Peter y Katerina. Al poco tiempo, los invitados empiezan una fuerte discusión en la que los anfitriones intentan mediar sin éxito alguno. Cuando se quedan solos, Johan y Marianne empiezan a hablar de su matrimonio y de sus problemas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Scener ur ett äktenskap
- Año: 1973
- Duración: 283
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Opinión de la crítica
Película
8.2
22 valoraciones en total
El poder de las palabras. Se podría decir que no hay mucho más en la serie. Unas palabras poderosas para transmitir, manipular, exorcizar. Para comprenderse. O intentarlo.
Por supuesto, no sólo en las palabras reside el valor de la serie. El saber hacer de Bergman y la capacidad de transmitir de los protagonistas son innegables. Pero las palabras siguen estando vigentes a pesar de que la visión feminista de hoy podría hacer una crítica sobre los roles mostrados y la sumisión femenina transmitida en el lenguaje y los actos de los protagonistas. Y sin embargo, casi 50 años después, todavía podría llevarnos a más de una reflexión sobre nosotros mismos.
Quizás no tan comprensible para un espectador muy joven aunque bien podría ayudarle a deliberar sobre la importancia de la comunicación..
Agradezco que exista la ficha de la serie Secretos de un matrimonio, porque aunque parezca lo mismo, existen diferencias entre el montaje creado para el cine y lo que es la serie, íntegra, tal y como fue concebida por Ingmar Bergman. El montaje de cine ha sido una de las estrategias empleadas para que resultasen más rentables las series del maestro sueco, a los que sumaban en sus beneficios los ingresos obtenidos en taquilla, fórmula que luego se han seguido utilizando para otros proyectos. En este caso se trata de una serie rodada en cuarenta y cinco días para la televisión sueca, modesta tanto en su presupuesto como en el personal empleado, dividida en seis partes y de casi cincuenta minutos cada capítulo.
Tal y como se cuenta en En torno a Ingmar Bergman de Roberto Laurenti (Ediciones Sedmay) el propio autor afirma que : La escribí para poner en orden un armario colosal de experiencias de distintas clases. Una especie de limpieza general de cajones, de un armario en el he metido experiencias propias y de otros, de allí he sacado dos personajes, dos seres humanos (….) que describen un proceso , con rapidez astronómica se alejan uno de otro para, después de recorrer largas e increíbles curvas, encontrarse otra vez…
Las condiciones para su rodaje fueron óptimas. Según se puede comprobar en Imágenes (Tusquets Editores), las memorias de Ingmar Bergman, él mismo dice que Nos encontramos prácticamente con una película sin gastos, lo cual nos venía de perilla, pues no teníamos dinero, aún no habíamos vendido Gritos y susurros (…) A Erland Josephson y Liv Ullmann les divertían sus papeles y se lo aprendieron rápido, se rodó sin el paralizante peso del rodaje de una película para el cine, fue un gozo.
Todo lo que siguió fue un boom inesperado, que si en su época fue difícil, no sé si hoy día, tal y como anda el mundo de la exhibición, se pudiera haber producido: Gritos y susurros a pesar de ser cine de autor puro y duro, arrasó internacionalmente y consiguió ser nominada para cinco Oscars, llevándose el de mejor fotografía para el gran Sven Nykvist, colaborador con el director en muchas ocasiones y pieza fundamental en sus producciones, como la presente. Tras ese éxito, Secretos de un matrimonio fue otro fenómeno. El montaje cinematográfico tenía una duración de 168 minutos, a los que se le habían suprimido casi dos horas. Cabe recordar que cuando se estrena en España, la distribuidora habitual de los films de Bergman, aficionada ella a sumar cortes por cuestiones de censura, como ya ocurrió con Gritos y susurros o luego con Cara a cara… al desnudo o, como en este caso, casi por capricho, porque tan larga no les venía bien para su explotación comercial según su ambiguo criterio, y le amputaron más de veinte minutos. Aún así en nuestro país fue un éxito de crítica y público, e incluso, como detalle curioso, se trataba de uno de los films favoritos de Miguel Delibes.
El hecho de haberse pasado por la televisión sueca impidió que pudiera ser nominada a los Oscars aunque pudo optar al resto de premios. Este hecho originó en 1974 una de las protestas más sonadas que se recuerdan, como se narra en Inside Oscar , de Wiley & Bana (Ballantine Books). Muchas actrices pertenecientes a la Academia de Hollywood, como Gena Rowlands o Ellen Burstyn, hicieron una carta publicada en Los Angeles Times pidiendo a la Academia que Liv Ullmann pudiera ser votada. Los directores, entre los que figuraban Coppola, Scorsese, Fellini o Frank Capra, enviaron otra carta pidiendo que Bergman pudiera ser nominado. La Academia finalmente no cedió, pero todo esto magnificó la carrera del film y de sus responsables. Tras la adaptación de La flauta mágica, Dino de Laurentiis se benefició de todo esto cuando produjo Cara a cara… al desnudo. Hollywood, como si se hubiera tratado de una deuda pendiente, aprovecha la ocasión y no se olvida de nominar ni a Bergman ni a Ullmann.
Pero bueno, volviendo a lo que importa, es que Secretos de un matrimonio (o Escenas de un matrimonio como más acertadamente se tituló en otros países) es una de esas series cuyo estilo difícilmente se podría repetir. No ya porque haga falta un pedazo de director, si no que también los tiempos han cambiado, transformando los gustos del público convencional. Los tempos y estilos televisivos son diferentes y no creo que pudieran encontrar producción, por muy barata que aparente ser, que ese no sea el tema.
Por la longitud de este comentario utilizaré el espacio del spoiler pero que sepa el posible lector o lectora que no voy a destripar absolutamente nada de su trama.
Según Bergman, elaboró esta miniserie con un montón de ideas y papeles que tenía almacenados en un cajón, a las que añadió indudablemente sus vivencias personales después de innumerables matrimonios y aventuras por su parte, para diseccionarnos un matrimonio típico sueco.
Desde el primer capítulo, se nos muestra un matrimonio aparentemente normal y feliz, donde solucionan sus problemas de forma racional, sin discutir, ocultando siempre sus verdaderos sentimientos hacia la parte contraria.
Así van pasando los años en una relación tediosa y aburrida, sobre todo en el ámbito sexual, donde se muestran bastante reacios a mantener relaciones, sobre todo por parte de Marianne, lo que conllevará sin saberlo en una tensión entre ambos que ocultará sus verdaderos sentimientos.
Hasta que de repente todo explota, Johann le confiesa que tiene una aventura con otra mujer y a partir de ese momento su mundo se derrumba, sobre todo el de Marianne.
La serie está retrata desde una estructura prácticamente teatral, donde todas las escenas son rodadas en planos fijos de los dos protagonistas, dando toda la prioridad a los largos diálogos matrimoniales entre ellos.
En cada escena, ambos protagonistas desnudan su alma al otro, intentando entender en qué han fracasado, donde han estado los problemas que desembocaron en su ruptura, en su divorcio.
Hablan sobre el amor, el sexo, las relaciones con sus padres, sus hijas… intentan entender si es posible una vida en pareja sin engañar a la otra persona, si existe el verdadero amor o sólo es una utopía.
A lo largo de los seis capítulos los años van pasando y vemos las distintas etapas personales que van alcanzando ambos y su relación entre ellos. Las relaciones con sus amantes, sus experiencias vitales, el día a día de sus vidas sin la otra parte.
Sin lugar a dudas una obra compleja la que rodó Bergman y que nos muestra las diferencias notables existentes entre la sociedad sueca y escandinava en extensión, y la que tenemos los países latinos sobre todo en temas como el divorcio, las aventuras extramatrimoniales y las reconciliaciones.
Evidentemente nuestra sociedad está muy influenciada con el catolicismo y su fe, dándole una gran importancia al matrimonio. Llevamos ese estigma desde la infancia, a diferencia de los escandinavos, mucho más fríos en ese sentido, acostumbrados a sus infidelidades y a divorciarse.
Debido al éxito de la miniserie, Bergman la adaptó para que pudiera exponerse en las salas de cine, aunque evidentemente la película pierde un poco de esa visión teatral de la obra para televisión, además al ser lógicamente mas corta hay escenas donde no se muestra toda la fuerza de los diálogos.
Por último, me gustaría recalcar el papel de los dos protagonistas. Tanto Ullman como Josephson están sensacionales, la química entre ambos es palpable en todo momento. Realmente parece que Bergman simplemente ha cogido una cámara y se ha puesto a grabar en la casa de un matrimonio de verdad. Realmente sólo por la fuerza que alcanzan sus palabras en cada escena merece la pena ver la miniserie entera. Sencillamente increíble.