Secretos compartidos
Sinopsis de la película
La vida de Rafi (Uma Thurman), una divorciada de 37 años de Manhattan, da un vuelco cuando empieza a salir con un pintor mucho más joven que ella. A pesar de la atracción que siente por él, la diferencia de edad le plantea dudas que la llevan a buscar el consejo de su psicoanalista (Meryl Streep). Ésta, al principio, la escucha con gran naturalidad y la anima a seguir adelante, pero cuando descubre que el novio de su paciente es su hijo Dave (Bryan Greensberg), su actitud cambiará radicalmente.
Detalles de la película
- Titulo Original: Prime
- Año: 2005
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.6
29 valoraciones en total
Segundo largo de Ben Younger ( El informador , 2000), escrito y dirigido por él. Se rodó en NYC y en Kaufman Astoria Studios (NY), con un presupuesto de 22 M dólares. Producido por Jennifer y Suzanne Todd, se estrenó el 28-X-2005.
La acción tiene lugar en NYC y alrededores en 2004/05, a lo largo de unos meses, con un breve epílogo situado un año después. Narra la historia de Rafi Gardet (Uma Thurman), de 37 años, divorciada tras 10 años de matrimonio, independiente y autosuficiente, que trabaja como fotógrafa y tiene una posición desahogada. En la cola de un cine conoce a Dave (Bryan Greenberg), artista pintor, de 23 años, que respira sus primeros aires de libertad y no se lleva mal con los padres, de cultura y religión judía. La madre, Lisa Metzger (Meryl Streep), psicóloga y terapeuta, tiene consulta abierta, a la que acude Rafi.
La película explica cómo se conocieron, entablaron amistad y se enamoraron Rafi y Dave, en un idilio de pasión y sexo sin prejuicios, que conforma un emocionado canto a la vida, la juventud y el amor. Después de unas primeras experiencias mejorables, alcanzan un entendimiento que les lleva a un estado de plenitud. Dave se traslada a vivir con Rafi, pese a la emergencia de algunas dificultades con su familia, que no la acepta porque no es judía. Surgen otros problemas por la diferencia de edad y de intereses, que se agravan a causa de condicionantes religiosos, culturales y étnicos. Lisa, desde su butaca de terapeuta, hace todo lo posible para que la pareja naufrage. Al no conseguirlo, se sincera con Rafi y le explica que es la madre de Dave. La película explora el concepto y los condicionantes del amor duradero, estableciendo que en ocasiones el amor de pareja puede ser temporal e, incluso, efímero, sin dejar de ser un verdadero y gran amor. Interesante el guiño de simpatía que el autor dedica a Antonioni y a sus Blow Up (1966) y Zabriskie Point (1970).
La música, de Ryan Shore (31 años), incluye una excelente partitura con dos temas principales: Rafi y Dave y Prime Suite , de guitarra, saxo y percusión. Añade canciones ajenas tan memorables como Deh Wien, non tardar , de Mozart, y In A Sentimental Mood , de Duke Ellington y John Coltrane. La fotografía hace uso de luces suaves, propias de la ciudad, colores atenuados y fuertmente contrastados, contraluces e iluminaciones exteriores, que resaltan dibujos y composiciones de gran vistosidad. Es admirable la obra sobre papel, la nº 203, sin título, de Mark Rotko, que les acompaña en la cena. El guión combina comedia, drama y un humor fresco y natural, que oscila entre la exageración y el absurdo (portero uniformado, escena de la tienda de muebles, etc.). La interpretación de Streep es excelente y la de Thurman desborda sensualidad y acierto. La dirección construye una obra de aires realistas que traspira amor a la vida.
Película interesante, entretenida y reconfortante, pese a algunos problemas de ritmo y de guión.
Rafi Gardet (Thurman), una fotógrafa de modas recién divorciada, se siente increíblemente atraída, aunque con reservas, por un aspirante a pintor (Greenberg) catorce años menor que ella. Su psicoterapeuta, la judía tradicional Lisa Metzger (Streep), la alienta para que disfrute sexualmente de su conquista. Más adelante Lisa se percata de que el encantador joven del que le habla su paciente es David Bloomberg, su hijo, surgiendo con la doble moral las complicaciones.
El director y guionista Ben Younger, haciendo un brevísimo guiño a Woody Allen, trata con respeto y un fino sentido del humor la diferencia de edad, religión y condición social, en una relación amorosa, así como la ética profesional del psicólogo, siendo el escenario la ciudad de New York, retratada bellamente con la fotografía y música precisas.
El ritmo de la cinta es constante, no hay grandes sorpresas y a veces puede ser que le falte algo de dinamismo, su tabla de salvación es el dúo femenino protagonista, Streep y Thurman, el cual la hace más divertida, cálida y sexy de lo que pudiera llegar a ser por sí misma.
Meryl Streep realiza su más cómica creación hasta la fecha personificando a la caricaturesca mamá judía, ella se revela como una comediante genial en un personaje a su medida. Uma Thurman es sincera, afectiva y tan encantadora que es imposible no enamorarse de ella. Además, Bryan Greenberg resulta agradable en su papel de joven ingenuo y Jon Abrahams, como su travieso amigo, es una revelación.
A pesar de ser un producto definitivamente ligero, si usted logra disfrutar con su sencillez y conectarse con su discreto encanto, esta película, se erige como una obra completamente digna que evade con astucia y estilo varios clichés genéricos.
Comedia romántica que pretende alejarse de lo tópico y facilón a través de la historia de amor entre una madurita recién divorciada (Uma Thurman aparentando lo menos 22 años) y un jovencito un poco más responsable y serio de lo habitual (aunque le encante jugar a las videoconsolas). En medio la sobreprotectora matriarca judía del chico contemplando horrorizada el idilio entre su hijo y su paciente favorita (estupenda Meryll Streep en el papel de psiquiatra que tiene que escuchar estoicamente todas las intimidades de su hijo).
La película entretiene, que es lo importante, y se le agradece que intente alejarse del transcurso habitual de este tipo de películas optando por un enfoque más maduro y realista (¿o debería decir machista?), aunque no falten los típicos y tópicos brochazos que todos nos sabemos de memoria: ¿por qué él tiene que tener un amigo descerebrado y superficial? ¿para compensar? ¿por qué a ella, fotógrafa de moda, moderna, cosmopolita, no pudieron evitar encasquetarle los amigos/mascotas gays (con perritos y todo)? ¿por qué Meryll Streep es tan neurótica y controladora? ¿por ser judía? Pues que se ponga a la cola.
Lo jodido de ir al vídeo club acompañado es que sabes perfectamente que no vas a poder elegir todas las películas, siempre terminan endilgándote la tostada de la Ley de Murphy. Porque Secretos compartidos si no es una tostada, mucho se le parece. Lleva mermelada por los dos lados y caiga quién caiga, al final el suelo acaba hecho unos zorros.
Lo único destacable a mi parecer, son los planos que comparten Meryl Streep y Uma Thurman, dos buenas actrices esparciendo la mantequilla sobre la tostada. La mermelada la pone Bryan Greenberg, un chico de 23 lo suficientemente maduro como para aparentar 37. Lo siento pero no me lo trago. Si la historia ya estaba muerta antes de que empezara, el perfil de nuestro santo varón es demasiado bizarro para tomarlo mínimamente en serio, aunque bien es cierto que Ben Younger se apunta un tanto en el gran plano de las motos vía Play Station.
El cierre es lo de menos porque al final tengo que fregar el suelo dos veces: una por la tostada del Murphy, y la otra por las lágrimas de la persona que me agarra el brazo. A veces, es mejor ir solo al vídeo club.
PD. Pablo Kurt, usuario de Filmaffinity por un foro en esta página. YA!!
Refleja con gran fidelidad las relaciones que se establecen hoy día, aunque aquí la justificación viene dada en base a una significativa diferencia de edad.
Lo que yo percibí mientras veía Secretos Compartidos es la falta de compromiso, la fecha de caducidad oculta pero real de las relaciones de pareja, la inmediatez, la superficialidad.
Lo más importante que podemos establecer con quien amamos es sentirlo como parte de uno, como esa familia que siempre tendrás y estará a tu lado, en todo momento, al crear el anclaje imprescindible para el propio trayecto vital.
Me hizo reflexionar sobre un buen puñado de gente que veo a diario a mi alrededor, y emocionalmente nada más que comparte piso, aún estando casados y teniendo hijos.
Meryl Streep aporta brillo y calidad a un personaje que hubiera pasado inadvertido, de no encontrarse sumergido en su piel.