Scarlet Diva
Sinopsis de la película
Anna Battista, una joven actriz italiana de fama internacional, tiene las ideas muy claras en lo referente a su deseo de pasar al otro lado de la cámara y a su búsqueda de amor absoluto, pero un mundo inundado de hipocresía y corrupción como el cinematográfico acabará con sus sueños.
Detalles de la película
- Titulo Original: Scarlet Diva
- Año: 2000
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
4.9
98 valoraciones en total
AVISO: Contiene algunos spoilers (que dicho sea de paso tampoco afectan demasiado a la… ¿trama?).
Intentaré hacer mi crítica orientándola exclusivamente a la película en sí, sin recurrir a referencias, influencias ni herencias o cualquier cosa que sirva para revestir de profundidad una obra tan superficial, caprichosa y frívola. Durante y despues de verla lo único que me pregunto es: ¿Qué COJONES me estás contando, Asia? . Estamos ante una paja mental autocomplaciente y catártica de una persona o personaje que se autoproclama textualmente la chica más solitaria del mundo y para demostrarlo nos hace partícipes de los devaneos físicos y psíquicos habituales en una niña bien, egoísta, inmadura, rebelde e inconformista porque el mundo y sus padres la han hecho así, pero disfrazados, para mayor solemnidad o seriedad, con la piel de una actriz italiana residente en Roma, teóricamente famosa y reconocida, con hastío y angustia existencial (que no falten) que huye de un pasado traumático y por tanto presente caótico (que tampoco falten), y sobrelleva tal tragedia yendo y viniendo por distintas ciudades del mundo (París, Londres, L.A., Amsterdam… el tercer mundo, vamos) por motivos que siempre terminan careciendo de sentido, en los que básicamente lo que hace es fumar porros y meterse lo que le echen, mamonear con camellos, conocer al hombre de su vida porque ella decide que lo es a los 2 minutos, cotillear con amigos gays acerca de prostitutas gordas y zoofílicas de su infancia, ser acosada por directores de cine yonquis, y ser pateada, estando embarazada para más señas, en medio de una pista por gente que baila pogo (¡!) al son de un concierto de deprimente música post-grunge, todo retratado de forma casi esperpéntica y sobre todo extremadamente pretenciosa, rozando en ocasiones la pedantería.
Digamos que esos son los resultados de sus aventuras en fascículos por el mundo en lo que parecen experiencias adolescentes, reales o irreales, propias o ajenas, exageradas hasta el paroxismo y expuestas con tal aturullamiento, frivolidad y desorden, que lo único que provocan es indiferencia y aburrimiento en todos los sentidos, pero ella parece creer que todo lo que cuenta es tan crucial que lo tiene que meter sí o sí antes de que se acabe el tiempo. La importancia o lo que aportan muchos fragmentos los dejo a criterio del que la vea.
Asia parece empeñada en demostrar al mundo lo que se está perdiendo de ella hasta cuando se afeita las axilas, eso si su intención no era darse el capricho de escribir (¿?) y dirigir una película en la que es el centro de todo (tío Claudio y papá consiguen la pasta), y nos regala todas estas animadas historietas en plan recopilatorio para nuestro deleite al tiempo que cae en contradicciones con mensajes reivindicativos acerca del machismo italiano en su profesión (cuando ella hace lo propio aquí desde salir en bolas en el cartel promocional hasta darle un cameo con calzador a la musa del Porno Selen en una cómica y fugaz escena lésbica donde ésta enseña sus gloriosas tetas, como no), o bien momentos del filme como en el que se alegra de que su hija nonata siga viva en su interior, tras 5 meses en los que no se ha privado de ponerse tibia de todo, para a continuación seguir con su particular fiesta . Y de diva (o de joven actriz conocida e importante como la pintan al principio) mejor no hablemos, porque exceptuando el prólogo y la escena de sexo inicial en la roulotte de un rodaje, paradójicamente viaja más sola que la una usando transporte público y económico (trenes, aviones y taxis aparte de a pie) en plan estudiante por el extranjero (sólo le falta la mochila) para hacer eso: cosas de estudiante en el extranjero, como son drogarse, beber, potar, follar, visitar antros cutres y relacionarse con gente de lo más chungo.
En cuanto a lo técnico y artístico, la fotografía presenta una apariencia semiprofesional, lo que le da un aspecto sucio, medio de documental, y por tanto un toque de realismo, la iluminación es pretendida y predominantemente oscura pero llega a molestar el abuso de la mísma, el trabajo de cámara no está mal, tanto montaje como dirección son erráticos, y el guión infumable (¿o Asia se lo fumó?), a pesar de lo cual unos pocos momentos están conseguidos (como su yo de niña frente a ella en la cama, sonriéndole cuando decide que esta vez no abortará, ¡yuju!). Los actores van de malos a correctos y el trabajo de Asia en este sentido oscila mucho, como si todo estuviese rodado tan a trompicones (tampoco sería raro) que cambia ostensiblemente de una escena a otra, pero existen momentos penosos como cada vez que quiere hacerse la guay ya sea con camellos o con el amigo gay y produce escalofríos de vergüenza ajena (no se sabe si intenta parecer masculina o imitar a un rapero gansta). Eso sí, sexo y sobre todo desnudos, propios y ajenos, hay hasta cuando casi se me ahoga en una piscina, con lo que sus fans más calenturientos están de enhorabuena.
Adórnese el conjunto con esas supuestas influencias cinematográficas de las que ella dijo haber mamado para ganarse adeptos al cine de arte y ensayo , con que sabe que hay gente que por verla desnuda por vez un millón se traga lo haga falta, y dejar caer que algunas escenas de sexo podrían ser reales, y ya tenemos un intento bastante pobre de vender al mundo algo que sólo a Asia Argento e incondicionales de la mísma les puede interesar (quiero suponer que padre y tío incluidos). Que aproveche.
P.D.: Y del tema amoroso del novio porque yo lo digo prefiero no hablar, que me descojono (esa llamada telefónica de él para cortar… ¡¡¡QUÉ!!!).
Debo reconocer que tenía cierta curiosidad por echarle un vistazo a esta Scarlet diva, opera prima de la hijísima de Dario Argento (Fiore, su otra hija, pereció en manos del psicópata de Phenomena y nunca más se supo). Pero, un poco por vagancia y, reconozcámoslo, a causa de serias dudas de que el producto mereciese realmente el dedicarle hora y media, uno lo va dejando.
Tras verla, debo decir que, dentro de lo que cabe, y sin la cosa sea para tirar cohetes, no está mal del todo – impresión personal y, seguramente, intransferible-. Eso sí, sirva de aviso: no importa lo que hayas leído a tus gafapastas de cabecera: ni esto es exactamente un drama (hay demasiado humor negro) ni tiene parentesco directo con el cine de Abel Ferrara: sólo la redentora escena final bebe de su cine, y más parece un homenaje que una imitación. Todo en la Argento es mucho más ligero e insustancial, más visceral y espontaneo. Y es que Scarlet Diva tiene más de sátira de regusto psicoanalítico o de chiste privado que otra cosa. En efecto, durante los poco más de ochenta minutos que dura el metraje, Asia Argento se retrata o, a mejor decir, se caricaturiza, mostrándonos bajo la identidad de Anna lo que pretende ser un retrato pasado de vueltas y disparatado de su propia existencia. Una existencia que, según ella misma nos vende, es una sesión continua de papeles alimenticios en películas de mierda, drogas, folleteo a discreción -sea con macho o hembra-, viajes fernangomeznianos a ninguna parte y visitas periódicas a clínicas abortivas.
Por supuesto, que una relativamente desconocida Asia Argento de 24 años se atreviese a caricaturizarse al estilo John Malkovich o, salvando las dolientes distancias, como un Woody Allen en Desmontando a Harry , es una muestra inequívoca de algo que a todos los que la seguimos nos consta: esta chica tiene un elevadísimo concepto de sus capacidades e importancia planetaria. Sin embargo, hay que decir que no lo hace mal y consigue darle al intento un punto de lucidez vestida de tragicomedia muy de agradecer. Está claro que la Argento ha heredado mucho del sentido del humor de su padre, soterrado, amargo, surrealista y melancólico, y que sabe reírse de sí misma -prueba de inteligencia- y de su sagrada familia. En efecto, Asia se nos muestra como una colgada dispuesta a insinuarse a un camello negrata a cambio de una rebaja y como una sufrida actriz que, tras habernos mostrado ya una docena de veces, y sin complejos, la totalidad de su exhuberante anatomía -se agradece-, se queja, en plan digno , de que En Italia, ser actriz es lo mismo que ser puta porque Si no enseñas las tetas, no trabajas. No contenta con esta impúdica labor de autodemolición, en un una serie de bizarros flashback, nos retrata a la gran Daria Nicolodi -madre de la artista interpretada por sí misma- como una gélida y egoísta bruja adicta a las píldoras. En cuanto al celebérrimo papá, permanece clamorósamente ausente.
(Sigue en spoiler).