Savage Grace
Sinopsis de la película
Barbara Daly (Julianne Moore) entra a formar parte de la alta sociedad americana tras casarse con Brooks Baekeland (Stephen Dillane), heredero de una gran fortuna. Aunque es bella y elegante, a su marido le parece que no está a la altura de su nueva posición social. El nacimiento de Tony, su único hijo, desestabiliza más el matrimonio. Viéndose despreciado por su padre, Tony (Eddie Redmayne) crece estrechamente unido a su madre. Este filme desvela los más ocultos secretos de una de las dinastías norteamericanas más famosas de la historia reciente.
Detalles de la película
- Titulo Original: Savage Grace
- Año: 2007
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
4.9
60 valoraciones en total
Lo mejor que puedes hacer para ver una película basada en hechos reales es no saber de qué va. Así, te sorprende cómo puede comportarse el ser humano, en la realidad. Y así fue como Barbara Baekeland me impactó tanto. Me parece una mujer ni excéntrica ni enferma mentalmente, simplemente echa de menos el poder que una vez tuvo, y lo echa tanto de menos que termina por derribar a todos los que tiene a su alrededor. La interpretación de Julianne es, como nos tiene acostumbrados, muy buena.
De repente ver a tantos actores españoles estuvo bien, pese a su escasa participación. Es cierto que hay ocasiones en que la película va demasiado rápida. Pasa de unos personajes a otros sin explotarlos ni mostrarlos como realmente son. Por ejemplo, Black Jake, el personaje de Unax podía haberse enseñado un poco más, y cómo afectó la relación que tuvo con Tony, en el mismo Tony. O Pilar, una Belén Rueda que apenas dice cinco frases y con un inglés un poco defectuoso…
Hay muchas escenas impactantes a lo largo de todo el filme, pero la línea en sí es bastante pobre. Me gustó mucho el final, ese silencio junto con la interpretación de Stephen Dillane (el papel físicamente le venía clavado) fue sublime. Te quedas como diciendo ¡se le ha ido completamente la cabeza!
Me gustó mucho, más que nada me resultó interesante toda la historia, de ahí el 9, aunque opino que hay partes que podían haber mejorado muchísimo más con un poco de paciencia. A veces parecía que estaban haciendo la película con presión del tiempo.
Una fotografía preciosa y… ¡esa preciosa Mallorca!
Savage Grace es el perfecto ejemplo de que los medios y la distribución con los que cuenta una película pueden ser definitivos a la hora de alabar la cinta, ya que en este caso, probablemente lo ajustado de su presupuesto es lo que ha provocado el gran talón de Aquiles de una atractiva historia, ya que las continuas y poco justificadas elipsis a las que tiene que recurrir el guión y por consiguiente el director sólo parecen decirnos que no tenían la capacidad de hilar bien toda la historia si la querían contar al completo, pese a que la elegancia formal de los encuadres está desde el primer minuto hasta el último.
Y esa historia, sorprendentemente basada en hechos reales, trata del devenir y naufragar de una familia que hoy diríamos disfuncional durante tres décadas a lo largo del continente europeo. En todo este viaje podemos disfrutar de los paraísos por los que se mueven los protagonistas, que sin embargo para ellos no son más que un escalón más abajo de su propia destrucción, una destrucción alcanzada por sí mismos y por la búsqueda de la felicidad de la manera más voraz, porque todos los personajes de Savage Grace se mueven por eso, por pulsiones pasionales que les lleva a cometer los más cuestionables actos, por un hambre de vida y experiencias que no hace más que alejarles de esa familia que les vio nacer, esa vida que pudo ser.
Y es ese retrato de personajes de lejos lo mejor de la película, un retrato que algunos de los intérpretes resuelven mejor que otros pero que merece la pena alabar la valentía de todos ellos, comenzando por nuestros patrios Belén Rueda, que se arriesga con el inglés, Elena Anaya, que se arriesga con un papel francamente desagradable y Unax Hugalde, que se arriesga con su desprejuiciado y poco desarrollado amante. Después, Hugh Dancy, como en El Atardecer, demuestra que es uno de los mejores intérpretes del futuro al componer un personaje desde su base, y completo, presente en la mente de los espectadores mucho más tiempo que el que tiene en pantalla, Stephen Dillane, que como en Las horas ejerce de marido atormentado por las tormentas emocionales de su esposa, y como en aquella, borda en sobriedad y sensibilidad.
Y después, el dúo de la discordia, el eje sobre el que giran los radios de la película, ese enfermizo, ambiguo y memorable Eddie Redmayne y esa honda expansiva de emociones soterradas, esa risa contagiosa, esas poses calculadas al milímetro y que parecen espontáneas, esa mirada honda y compleja, ese dolor interno, esa furia externa, ese maravilloso personaje que es esa absoluta perfección de actriz que es Julianne Moore, sin duda, una de las mejores actrices del cine moderno.
Esta es una de esas películas que dan rabia. Rabia porque tiene todos los ingredientes para ser un peliculón y sin embargo el resultado final no hace que llegue más que a peliculilla.
INGREDIENTES:
-Julianne Moore. Espléndida, sobrada, hipnotizadora, más guapa que nunca y luciendo trajecitos retro de Chanel. La mitad de la valoración total de la película es por ella.
-Contexto. Familia adinerada americana que se traslada a Europa para codearse con la crème de la alta sociedad y la boheme parisina de las vanguardias artísticas.
-Relación madre-hijo. Ella le explica a su hijo que se deben sentir afortunados al tener lo que tienen y vivir como viven ya que el resto de los mortales trabaja yendo a una fábrica o abriendo una tienda cada mañana. Aquí empieza a definirse la educación moderna, abierta, diferente y un tanto excéntrica que recibe el niño por parte de su madre.
RECETA:
Una buena base de secundarios españoles que sueltan sus frases sin demasiada seguridad y en un perfecto inglés de Teruel harán sin duda que todo coja ese saborcillo insulso tan difícil de conseguir. Si el guión no da para mucho todo se puede aderezar con unas tomas en Cadaqués o Mallorca que siempre quedan bien y de lo más chic . Mézclese todo con recatado exceso, sin miedo, que si te pasas de sal luego le echas azúcar y en paz.
RESULTADO:
Desde el primer momento en el que intenté informarme con mayor claridad acerca del último estreno de la siempre interesante Julianne Moore me sorprendió comprobar la enorme indiferencia hacia la última película de esta siempre interesante actriz. Contados carteles, ningún trailer, ningún teaser, alguna que otra crítica de alguna publicación americana, prácticamente ninguna reseña en las revistas especializadas más que unas cuantas líneas que dejaban pocas cosas en claro. En definitiva, total indiferencia. Lo primero que pensé fue que la razón seguramente se encontraría en que el ambicioso proyecto del director Tom Kalin seguramente al final había sido un completo desastre. Pero aún con esas expectativas no podía renunciar a ver a la siempre talentosa Moore en acción en uno de esos papeles de mujer de la década los 60 que tan bien sabía encarnar.
Al término del film, la conclusión que me quedó es que a pesar de que la película no era un completo desastre, sí que era tremendamente irregular y sórdida.
La historia, basada en hechos reales, se centra en una multimillonaria llamada Bárbara, una mujer caprichosa y solitaria, que desde que su hijo nace, va estrechando lazos con él de una manera cada vez mayor, dejando entrever una relación ambigua que confundirá el término de madre e hijo, por amante y mujer. Así con estos pocos datos uno ya se espera algo fuera de lo común, un material interesante que bien dirigido podría dar para una muy interesante película y aunque el resultado final no es ninguna obra maestra, tampoco es un engendro de los abismos.
La película de Kalin pretende resultar sugerente y mostrar sin tabúes las relaciones sexuales que se establecen entre una madre y su hijo homosexual. En ocasiones la excentricidad de la propuesta es tal que uno no puede más que arquear la ceja ante semejante panorama. Tampoco es que la película sea escatológica y muestre algo desagradable pero la moralidad de lo que muestra es muy cuestionable y la manera de plasmarla y de dirigirla de Kalin es, en ocasione, bastante desastrosa a nivel narrativo, saltando de una localización a otra sin previo aviso, confundiendo al espectador y dejándole sin saber donde esta ni que está sucediendo, haciendo que los personajes no paren de pronunciar nombres en francés que la mitad ni los entenderemos ni nos importarán.
Por otro lado, el director tampoco es capaz de hacer que sintamos empatía por sus criaturas, las cuales se mueven como figuras de cera en un entorno de la alta, altísima sociedad, esa de duques y príncipes, hablando francés y actuando como verdaderos pijos snobs, haciendo extremadamente difícil que nos impliquemos con ellos en la trama, y siendo meros testigos de una situación que la mayoría solucionaríamos de manera completamente diferente.
En esta película destacaría la fuerza interpretativa de Julianne Moore.
También ciertas escenas morbosas surrealistas, que a veces pillan por sorpresa al espectador y provocan la risa, pero que finalmente logran asentarse y ganar credibilidad. Me parecen juegos y guiños muy interesantes con el espectador. Previendo y anticipandose a su reacción.
En cualquier es caso demasiado salvaje. No me parece apta para almas sensibles. (Ni lo es para mí, desde luego)