Sangre sabia (El profeta del diablo)
Sinopsis de la película
Adaptación de la novela Sangre sabia , de Flannery OConnor, sobre un atormentado y fanático predicador que, desencantado del mundo, decide fundar su propia y particular iglesia: la Iglesia sin Cristo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Wise Blood aka
- Año: 1979
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
6.4
100 valoraciones en total
Decir que John Huston fue uno de los grandes artistas del séptimo arte no es descubrir nada nuevo. A pesar de que conociera baches a lo largo de su carrera en la que, con éxito, también ejerció de actor, demostró ser un gran creador hasta el final, a pesar de su delicada salud, y fallecer a las pocas semanas de cumplir ochenta y un años.
Una de sus películas más denostadas por pocos, ya que desgraciadamente no llegó a ser conocida, es Sangre sabia, aunque contó con apoyo de algunos críticos que apreciaron su valor.
Rodada en poco tiempo y con toda clase de limitaciones presupuestarias, pero con la libertad suficiente para que Huston hiciera con el material su versión, parece realizada por un joven con gran arrojo y maestría. Y es que Huston, a pesar de contar por aquel entonces cuando se rueda con setenta y dos años, (un año más cuando se termina el montaje y se presenta fuera de concurso en Cannes), realmente era eso, un creador sin edad, con muchos kilómetros a cuestas, inteligente y arriesgado, capaz de abordar cualquier género y hacer, cuando se terciaba o se lo permitían, retratos valientes, con honestos personajes marginales (porque para mí no se tratan de perdedores, si no de triunfadores con principios, vulnerables, aunque no cuenten con oropeles ni naden en la riqueza).
El proyecto sobre esta adaptación de la novela de la escritora Flannery O´Connor fue llevada acabo por quienes tenían los derechos, Benedict y Michael Fitzgerald y le llega a Huston a través de este último, Michael, convencido (con toda la razón) de que él sería la mejor opción. Huston, encantado, le impone una condición: que sea él quien busque el dinero, cosa que consigue.
Se rueda en Macon, Georgia, con un equipo reducido y contando con algunos de sus habitantes para pequeños papeles, como por ejemplo entre otros casos, el sheriff, que era el sheriff en la vida real en Macon, o la prostituta, que en la vida real ejercía esos servicios. El personaje protagonista, Hazel Motes, iba a ser interpretado por Tommy Lee Jones, pero por un problema de fechas y una excelente prueba de cásting hizo que finalmente se lo dieran a Brad Dourif, que era quien iba a interpretar a Enoch Emory, que, a su vez, lo hizo el actor Dan Shor. Estas cosas suelen pasar, sobre todo cuando se prescinden de grandes nombres y se pretende crear un film alejado de los grandes estudios.
Hazel Motes, tras salir del ejército, decide crear una iglesia sin Cristo como credo fundamental y que está en contra de la creencia de Dios. Charlatanes, falsos predicadores, hipócritas, caraduras, oportunistas y desnortados rodean al protagonista que va a dar a un pueblo perdido de la América profunda. Entre el cinismo, la crítica y a veces el humor más negro, Huston desarrolla una de sus películas más personales. Tanto es así, que por ejemplo, los productores que querían que los créditos los realizara una niña, pero al escribir el nombre del director, comete una falta de ortografía (escribe Jhon en vez de John), les hizo mucha gracia y deciden dejarlo tal cual.
El maravilloso y eternamente nominado a los Oscars Alex North, se encarga de la banda sonora. Tras Vidas rebeldes se convertía en su segunda colaboración con el director (y aún quedarían otras tres). Su fotografía, su dirección artística o su vestuario resuelven, de forma que convierten la película en un film off que escapa a cualquier encasillamiento tanto de época como de estilo.
El plato fuerte, dirección y un notable guion aparte, es el plantel de actores no profesionales y, por supuesto, de los profesionales, incluyendo a Huston que se reserva varias apariciones. Dourif se lleva la palma, está fabuloso, y entre otras injusticias cometidas con la película, debió aparecer entre los nominados al Oscar.
Nos queda, al menos para mí, una película diferente, que sigue siendo marginal, no apta para los amantes de los blockbusters y que durante algunos años en la década de los ochenta, ya que se estrenó en abril de 1980 en España, fue exhibida durante algún tiempo en cines de calidad y cine clubs, y que pasó de ser una rara avis a perseguir, a una película olvidada, para mayor vergüenza de cinéfilos y críticos que deberían reivindicarla, como hace Werner Herzog.
Al leer la novela de Flannery OConnor, John Huston cuenta en sus memorias que no sabía si horrorizarse o reírse. Es una buena descripción de la sensación que produce leer a esta sensacional escritora.
Para adaptar Sangre sabia , Huston se rodeó de un minúsculo equipo de rodaje. La mitad del mínimo con el que había rodado nunca.
La acabó enseguida y con menos gasto del presupuestado. Anota al final del capítulo dedicado a este film en sus memorias: Nada me haría más feliz que ver que esta película consiga aceptación popular y rinda beneficios. Demostraría algo. No estoy seguro qué… pero algo.
Película muy recomendable por diferente en su filmografía. Pero a pesar de que la adaptación es bastante fidedigna, desgraciadamente no logra transmitir ni la terrible gracia ni la gracia terrible de OConnor.
Entre un Zaratrusta nietzscheano y un paleto de la América profunda, nuestro protagonista se sumerge en la pesadilla del American way of life en compañía de esperpentos sureños en una sátira sangrante de la americanidad. Se servirá de la demolición del cristianismo à laméricaine para destruir todos sus valores identitarios. Se supone que el tono de la novela en que se inspira tiene una vertiente hilarante. No se espere tal tono aquí, sino una seria y errática fealdad que lo impregna todo. Gran actuación alucinada de Brad Dourif, un gran loco cinematográfico.
Centrada en la venganza de un hombre contra un Dios al que odia predicando la inexistencia de éste y animando a la gente a vivir en el pecado y a no preocuparse por nada más (ya que según él no existe cielo ni infierno tras la muerte y nadie les castigará si llevan una vida dedicada al más puro hedonismo) resulta una de las películas más extrañas, tristes y sombrías de John Huston.
Se trata sin embargo, de una obra inclasificable con la que es difícil conectar, debido a lo absurdo y surrealista de muchos de sus planteamientos (por ejemplo, una de las subtramas del film se basa en la historia del amigo inadaptado del profeta, a quien sin ningún motivo le da por robar piezas horribles de museos o vestirse de gorila y pasearse de noche por las calles).
La verdad es que aquello que el director supuestamente intenta mostrar se encuentra demasiado difuso en la historia, debido a que no sólo lo que se transmite (por una parte, la represión sexual de un niño, como vemos en algunos flashbacks no demasiado acertados, al que se obliga a seguir el camino religioso y a apartarse por completo de la tentación, pero cuando llega a la edad adulta se rebela contra Dios predicando en su contra. Por otra parte, se presenta la idea de la muerte y la religión como el centro de la vida, puesto que dependiendo de si se cree en Dios o no, se vivirá de un modo u otro) sino también cómo lo transmite (es una historia bastante ilógica en la que el comportamiento de los personajes, a cual más excéntrico y extraño, resulta en varias ocasiones inmotivado e inútil. También el desarrollo del argumento de sucede a un ritmo algo torpe y atropellado).
La interpretación del actor principal (visto en otras películas de renombre como Alguien voló sobre el nido del cuco) está bastante bien, aunque algo exagerada.
En resumen, es esta una obra fría y pesimista, de ritmo lento y bastante aburrida. No dudo que habrá a quien le guste, pero a mí no me ha entusiasmado, y no me esperaba una película de este tipo viniendo del maestro John Houston.
303/23(29/09/11) El Gran John Huston patina con este fallido trabajo, un film que no sabe mantener el equilibrio entre la comedia y el drama, es un batiburrillo de ideas mal expuestas, que paradójicamente posee unos personajes con gran fuerza emocional pero puestos en una historia que roza por momentos el ridículo. Es la adaptación a la pantalla de la primera novela de la escritora Mary Flannery O´Co, guionizada por los Fitzgerald , Michael (‘Bajo el volcán’, ‘El juramento’ o ‘Los tres entierros de Melquiades Estrada’), y Benedict (‘La Pasión de Cristo’), y el resultado es un mejunje de personajes disfuncionales, se interrelacionan de modo inconexo, carecen de empatía para que te importe lo que les pasa, se hace una extraña crítica a la religión y a su hipocresía pero con una trama grotesca. Me da la sensación que John Huston se divirtió más que los espectadores. La ambientación es bastante triste, paseándonos por lugares deprimentes, con personas tan perdidas que están dispuestas a oír por la calle al primero que se diga predicador. No se entiende la evolución tan aturullada, tipos que se comportan como locos, mujeres dispuestas a todo por conseguir a ser despreciable, un ciego que no es ciego, un coche que se cae a pedazos y que sin embargo su dueño dice que es buenísimo porque no lo han hecho los negros, un policía que le tira el coche a un lago sin mediar motivo, y es que el film parece un conjunto de cortos mal ensamblados, nunca te engancha, todo te resulta distante, parece una gamberrada del genial director, pues no se puede considerar su declive pues después hizo las maravillosas ‘El honor de los Prizzi’ y ‘Los Dublineses’. Recomendable a los incondicionales de John Huston (entre los que me cuento). Fuerza y honor!!!