Sangre en Indochina
Sinopsis de la película
Ambientada en Vietnam, al final de la época colonial francesa, cuando las guerrillas del Vietminh estaban a punto de expulsar a los franceses. Narra lo que le acontece a una patrulla francesa que queda aislada en territorio vietminh, mandada por un subteniente idealista y un alemán, ex-combatiente de la Segunda Guerra Mundial.
Detalles de la película
- Titulo Original: La 317ème section
- Año: 1965
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.5
64 valoraciones en total
Esta coproducción hispano-francesa de Pierre Schoendoerffer se estrenó en España con el título de Sangre en Indochina. Se trata de una adaptación de la novela autobiográfica que escribió el propio Schoendoerffer, interesante director de cine que fue cameraman del ejército francés durante la guerra en Indochina, que estuvo preso en Dien Bien Phu y trabajó como reportero y fotógrafo para la revista Paris Match.
Aunque se trata de una ficción, el tono documental y realista se impone en cada secuencia en la narrativa de Schoendoerffer, que va siguiendo paso a paso la huida a través de la jungla de una pequeña división del ejército francés, en el momento en que los vietnamitas lanzan su ofensiva, derrotando a los franceses en Dien Bien Phu. Lejos de toda exaltación bélica al estilo hollywoodiense, esta ficción está rodada como un documental bélico en el que todo tiene un tono verídico, con al autenticidad de una historia vivida por quien la relata, desde las situaciones en la jungla y en los poblados vietnamitas, hasta los diálogos o los más mínimos detalles, como la radio transmisión interferida por el enemigo, la guerra psicológica, o el semifracaso del envío de municiones y medicinas. Sangre en Indochina es además una brillante reflexión sobre lo absurdo de esa guerra perdida por el imperio francés en Indochina.
Los dos papeles protagonistas, dos hombres de carácter muy diferente, están a cargo de dos actores franceses que estaban aquí al comienzo de sus respectivas carreras, Jacques Perrin es el joven e inexperto teniente, mientras que Bruno Cremer es el veterano brigada excombatiente de la Segunda Guerra Mundial de origen alsaciano, que luchó al lado de los alemanes y que tiene entre sus frases favoritas aquella tristemente célebre divisa mercenaria de Viva la muerte. Señalar también la presencia de un joven Manuel Zarzo, en el papel del responsable de la radio transmisión, prolijo actor español cuya filmografía se extiende a lo largo de más de treinta años dentro del cine patrio.
La historia de Vietnam en el S.XX está escrita con sangre y con muerte, algo que no se debe a lo que general y exclusivamente se conoce como Guerra de Vietnam aludiendo a la intervención estadounidense en el marco de la Guerra Fría. El actual estado del sudeste asiático ha estado más tiempo en guerra que en paz, contra los japoneses durante la IIªGM, contra Francia, contra los USA, contra sus vecinos de Camboya, incluso contra China… Nadie sabe mejor que ellos lo que es la guerra y es bueno y necesario tener en cuenta ese triste currículum dado el año de producción de Sangre en Indochina , cuando los USA aumentaban ya sin complejos su intervención en Vietnam y teniendo en cuenta que los franceses ya no andaban pegando tiros en sus selvas.
Llegué por casualidad a Sangre en Indochina y una vez delante es justo tener en cuenta la cantidad de películas que se harán después sobre la derrota estadounidense y que aquí a quienes vemos derrotados es a los franceses, que como potencia colonial empezaban a despedirse de la geopolítica mundial. Pues bien, se han hecho muchísimos largometrajes sobre la derrota estadounidense y las buenas, las que a todos nos suenan, le deben mucho a las desventuras de este batallón francés que se arrastra por la densa selva vietnamita. Hay alusiones específicas a Dien Bien Phu y a la ruta Ho Chi Minh, pero el sufrimiento que padecen los soldados es el mismo, tanto el vivido por estos franceses aquí como por otros invasores en otras películas.
Sólo por eso, porque son franceses, a mí ya me valdría la pena, pero es que además está bien hecha, se nota que está pensada porque ofrece a la perfección un retrato de la vida cotidiana del soldado que se bate en retirada. Pese a las limitaciones, al calor, a la disentería, a la falta de alimentos, no se acaban de sentir derrotados y siguen luchando. El joven oficial contrasta con el veterano de guerra y juntos lideran un pequeño pelotón que, no nos ha de extrañar, están condenados a ser devorados por la selva.
Le doy más que un aprobado pues, pese a que no soy un fiel seguidor del género bélico. Es una película que como muchas otras parte de una idea sencilla, no hace falta mucho más realmente, eso sí, el retrato de la derrota que presenta es muy bueno. Pocas frases más acertadas hay al generalizar que la guerra es muy perra y aquí, en Sangre en Indochina contamos con la peculiaridad de ver a los franceses cómo se largan de un país ajeno con el rabo entre las piernas.
La 317ème section (Sangre en Indochina, 1965) es ciertamente una película singular. Se trata de una coproducción francesa-hispana, que dirigió en el año 1965 Pierre Schoendoerffer, y que llegó a presentarse en el festival de Cannes de dicho año, donde consiguió en Exaequo el premio al mejor guión.
Sin duda, lo que más sorprende de Sangre en Indochina (Más siendo una película francesa) es de ser en cierta manera un precedente cinematográfico de lo que sería el género bélico norteamericano sobre el Vietnam. Y es que las coincidencias entre Sangre en Indochina y otras películas muy posteriores como Apocalypse Now (Apocalypse Now, 1979) o Platoon (Platoon, 1980) son más que notables. El argumento de la película es bastante sencillo: La película nos adentra en plena jungla vietnamita, al mando de un batallón liderado por dos héroes franceses. La película mostrará a lo largo del viaje las peripecias que sufre este batallón por la jungla. El argumento es pues bien sencillo y se atañe casi exclusivamente al género bélico. En realidad, pocas películas hay que muestren con más insistencia la guerra, que como la vemos en Sangre en Indochina.
Y aquí viene la primera sorpresa, porque como ya decía, cuando el espectador contempla el filme de Pierre Schoendoerffer se le remite inmediatamente la iconografía de los filmes norteamericanos anteriormente citados. La película, que fue rodada en Camboya[1] (país vecino al Vietnam) nos muestra como en muchas otras películas el pequeño movimiento de una pequeña patrulla militar, y como esta se funde con el entorno tan hostil en el que debe sobrevivir. La Jungla además, es casi tan importante como protagonista como lo son los personajes principales del filme. Sin duda Sangre en Indochina consigue plasmar perfectamente el lodazal que suponía aventurarse en semejante empresa colonial y para muestra, el director nos deja algunas secuencias terribles: El soldado herido que es llevado por compañeros suyos a cuestas y que se cae río abajo sin poder hacer nada, lo que da una frustrante sensación de lo frágil que es la vida en estos contextos, El cadáver del soldado que es envuelto por los insectos y como no podía ser de otra manera en Sangre en Indochina, las reiteradas escenas de acción, de las que ningún hombre puede escapar.
A priori puede parecer difícil analizar el contenido ideológico de la película, porque como digo, gran parte del metraje son continuas secuencias bélicas. Aún así, queda bastante claro que el cineasta francés enaltece la vida castrense de sus compatriotas. A diferencia de los franceses, que son organizados y eficaces, aparece la tropa aliada vietnamita, los cuales muchos de ellos son indisciplinados y no tienen reparo en huir abandonando el ejército. El mensaje de Sangre en Indochina es pues bastante evidente, y la película parece apoyar la intervención colonialista. También se destila una potente crítica al comunismo que por aquel imperaba en el país. Hemos de tener en cuenta que Pierre Schoendoerffer fue hecho prisionero durante la guerra colonial, mientras realizaba filmaciones documentales. A partir de esas crudas experiencias, el cineasta escribió un libro de título homónimo a la película. Después del éxito editorial de este, pudo cumplir su propósito inicial, que era realizar la película.
Por este motivo hay sin duda un aliento intrínseco en la película que nos puede recordar al cine documental o incluso al cinema verite. Desde la puesta en escena (gran parte del filme el director lo rodó cámara en mano) hasta el propio desarrollo del guión (la humanidad con la que Pierre Schoendoerffer baja a las ciénagas para enseñarnos la guerra) hay sin duda elementos que nos recuerdan al cine documental que además estaba en auge en la Francia de los sesenta.
Gran mérito a que el filme consiga transportarnos a los arrozales Vietnamitas se la debemos a Raoul Coutard, el encargado de la fotografía de la película. Coutard, un experimentado artista, especialmente célebre por sus colaboraciones en las películas de la Nouvelle Vague (Junto a Jean-Luc Godard y otros miembros) consigue dotar una personalidad única a Sangre en Indochina. Para ello emplea un profundo en blanco y negro, que aparentemente rehúye de consideraciones esteticistas y que se centra en la forma decadente que evoca la película. Múltiples son los planos que nos describen la jungla vietnamita como un ambiente hostil y peligroso, del que pocos son los soldados que sobreviven.
[1] Sylvie Blum-Reid, East-West Encounters: Franco-Asian Cinema and Literature, Ed. Wallflower Press, Londres 2003, pp.21
http://neokunst.wordpress.com/2014/10/28/sangre-en-indochina-1965/