Saludos
Sinopsis de la película
Paul Shaw está intentando encontrar algún pretexto para que el ejército no lo envíe a Vietman. Sus amigos John y Lloyd creen que lo mejor que puede hacer es alegar alguna enfermedad que no le permita superar las pruebas médicas… Película independiente y muy modesta, rodada en tan sólo dos semanas y con un presupuesto ínfimo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Greetings
- Año: 1968
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
5.3
25 valoraciones en total
No sé como he dado con esta película, creo que fue con el fin de seguir escaneando la filmografía de De Niro. Si piensa verla debe tomar en cuenta que en algunos aspectos, muchas cosas han cambiado, no solo la moda, que en este film también lo notará, sino las formas, y esto me resultó atractivo del filme, efectivamente las formas y en este caso en particular la de hacer cine, (más allá del contenido artístico, respecto del cual quizá pueda encontrar información en otra crítica) y en ese sentido esta película constituye una perla, no era común un cine crítico de las acciones de EE.UU. como estado en su ingerencia en otras naciones, sino por el contrario, éste siempre fue una herramienta para fortalecer el espíritu nacionalista, los valores anticomunistas, la inmaculada moral occidental y bla bla bla, (recuerde que también era la época de la guerra fría), incluso aquí verá pasajes de discursos de Lyndon Johnson que reflejan un poco los argumentos de siempre, pero mostrados desde la óptica crítica.
Por otro lado hay que recordar el sistema de censura autoimpuesto por la industria cinematográfica norteamericana, el Código Hays, ya obsoleto por entonces y que aquí se evidencia que queda de lado, por supuesto con ciertos límites, sin irse a un extremo que excluyera el filme de los cines o sea con la idea de quedar dentro del mercado, aunque este fuera marginal, pero creciente porque satisfacía la demanda de lo que el público quería ver, es decir más realismo y esto fue una tendencia irreversible que cambiaría al cine americano. Así es, que esta peliculita junto con otras tantas del cine independiente, contribuyeron a un cambio en el cine y nos libró de las ambigüedades, los doble sentidos, los mensajes implícitos, lo blanco y negro, el bueno triunfador y el malo castigado, etc., para empezar a ver un cine menos hipócrita, con más grises, esta película muestra varios perfiles psicológicos distintos, etc. Por otra parte tiene desnudos que hoy resultan insignificantes, pero no dejan de ser valiosos porque también formaron parte de ese proceso de cambio. Todo contado en el marco psicodélico propio de la época hippy.
Por último, la respuesta de De Niro al periodista, sobre que esta haciendo en Vietnam, debe considerarse emblemática de esta película, y demuestra la genialidad de los simple, una sola frase a veces representa mucho, y constituye una evidencia de la capacidad latente que yacía en el interior del luego aclamado director Di Palma.
Greetings es una película con un contexto claro, que refleja una sociedad en un momento muy determinado con un toque de humor que ha envejecido muy bien, con buen gusto y saber hacer por parte de Brian de Palma y unas actuaciones más que adecuadas, tanto para el debutante De Niro como para el resto de actores.
El contexto es más que evidente, hasta en la música podemos apreciar dónde estamos situados. Cada personaje representa un tópico de la época, el curioso personaje interpretado por Robert De Niro es el único menos usual, pero su pareja acompañante de actores reflejan la dejadez por un lado y el histerismo del otro (con sorpresa final y todo). Película apta para casi toda clase de público, desde los que gusten de un humor surrealista hasta de los que lo prefieran de mejor gusto.
La película parece estar dividida en secciones, como si de una serie se tratara y nos fuera ofrecida en capítulos. Cada uno centrado en un personaje, siendo imposible otorgar el papel principal a alguno de ellos. El que parece tener el papel principal se desvanece sin pena ni gloria a lo largo de la película, dando paso al resto que no gozaban de protagonismo en un principio. Tan solo sus limitaciones de presupuesto y de experiencia pueden mermar la sensación final del espectador. Película fluida, entretenida e ingeniosa con una dirección y reparto que apuntaba ya maneras.
Hoy es 11 de Setiembre y entre otros muchos aniversarios, también lo es el de Brian de Palma, que cumple 81 años. Sin tener ni idea de este dato, ayer vi Saludos , quien sabe si manipulado por mi subconsciente, que deseaba homenajear al director. En todo caso, dado que hoy sí soy consciente de esta señalada, fecha, aquí le lanzo mi modesto tributo en forma de reseña a uno de sus menos logrados filmes.
Y ojo, cualidades sí que tiene. Ver Saludos es como agarrar unas ruinas de un tiempo, en este caso de la contracultura. De Palma me parece el más moderno de los cuatro amigos del Nuevo Hollywood, más incluso que Scorsese, que es el que cuenta con más prestigio cultural.
Esta obra primeriza se inicia con un discurso presidencial que se dirige a la nación acerca de la intervención en Vietnam. Su tono es institucional, apariencia intachable y sobria, palabras que en el fondo esconden una manipulación y un cinismo descomunal. El señor presidente anuncia que, de no defender la libertad en Vietnam, Estados Unidos se convertirá en una nación amenazada. Hoy sabemos que todo esto es pura falacia, propaganda de la más zafia y manipuladora, pero entonces costó llegar a esta conclusión. No para De Palma, que lanza esta obra en pleno 1968, año cumbre de la contracultura, con el que se opone a ese tipo de discurso con un aparato estético y contestatario cuanto menos ambicioso, aunque fallido.
Si en ese discurso presidencial se impone la respetabilidad y el tono sobrio, De Palma idea un discurso estético que en apariencia es zafío e incluso escatológico, aunque en el fondo ensalza la camadería, el ingenio para resistir al poder desde la sociedad civil o el erotismo. Un grupo de amigos neoyorquinos buscan formas de escaquearse del reclutamiento mientras recorren las calles de la ciudad en busca de gratificaciones para olvidar el tiempo en el que viven, buscando oportunidades para divertirse, visitando espectáculos subterráneos, probando citas por ordenador, espiando a mujeres en las librerías… representan todo lo que las instituciones detestan y sin embargo son a los que pretenden pescar para enviarlos al matadero de la jungla vietnamita, a abrasar con lanzallamas a los poblados sospechosos, ametrallar inocentes y mil tropelías más.
La narración está conformada en compartimientos estancos vagamente relacionados conceptualmente, idea que sin duda influenciaría en Tarantino, especialmente a partir de Pulp Fiction . El tono irreverente examina, varios asuntos que marcaron los años 60, como por ejemplo el asesinato de Kennedy, la lástima es que todo este ataque estético se demuestre algo disperso, con escenas ciertamente bastante flojas o insípidas con otras más llamativas como el mencionado examen al magnicidio, donde vemos a uno de los personajes simular en el cuerpo desnudo de su novia dormida las conjeturas del atentado, mezclando así de forma coñona el Eros y el Tanathos.
Los personajes, además, tampoco se puede decir que sean demasiado logrados y otros recursos recurrentes de Brian de Palma, como ahora el voyerismo del espectador o la hibridación de formatos audiovisuales, ya se encuentran aquí, aunque serían explotados con más acierto y consistencia más adelante. Incluso en Hola, Mamá da la sensación que juega con ello con más lucidez.
De Palma no había llegado entonces a esos pastiches hitchcockianos, todavía intentaba implantar las teorías de la narración posmoderna de Richard Fariña en el cine y es notable su ambición, lástima que los resultados estén tan descompensados y que su visionado no pase de la mera curiosidad para fieles seguidores del director de Newark (sí, he tenido que consultar este dato porque iba a poner neoyorquino). En todo caso también nos ayuda a comprender qué trayecto tuvo que seguir para madurar y convertirse en ese director que despuntó con Carrie y se consagró frente al gran público con Scarface o Carlitos Way . Ya antes sabíamos que no es el director perfecto y que todas sus obras no son redondas, pero qué más da, todo se compensa con sus momento cumbre, que son muy gratificantes. Qué bueno que se dedicara al cine y le insuflara un toque de sana perversión y subversión.
¡Feliz 81º cumpleaños míster de Palma!
Esa es la única explicación posible a semejante largometraje perpetrado por el señor De Palma que , afortunadamente, mejoró en muchas cosas con el paso de los años.
Si bien es verdad que está muy bien contextualizado el film , recordemos es de 1968 , con todo lo que eso supone. La música te enclava perfectamente en esa época y la problemática del film (la guerra de Vietnam y sus derivaciones políticas y sociales) es la adecuada con el momento de su realización, plena actualidad de 1968.
Lo mejor de la película es el trabajo del triplete de actores principales , los cuales, cada uno en su papel (sobrio, timorato y paranoico) están de dulce, el humor es quizá lo menos digerible del film, ya que el humor absurdo (y poco inteligente excesivas veces) y psicodélico es fruto del exceso de psicotrópicos por parte del guionista, amén de ser un tipo de humor que requiere cierto grado de inteligencia tanto para el que lo realiza (imprescindible) como para el receptor del mismo (muy importante), lo cuál no hace muy comercial a éste film.
Interesante más que nada por ver la evolución cinematográfica de De Palma y de Robert de Niro, sino fuera por estas dos presencias sería un film completamente olvidado, y con razón.
Como muchos de los grandes directores, Brian De Palma empezó su carrera con títulos de baja estofa y mucha denuncia social. Saludos es su segundo largometraje, después de su debut con esa cosa rara que fue Murder á la mod (1968).
El filme se enmarca en un contexto muy concreto, el que vivía la sociedad estadounidense durante la infame Guerra de Vietnam, para presentarnos a unos personajes tan extravagantes como hilarantes. De Palma parece dividir el relato en tres historias, a cual más surrealista, cuyo denominador común son los ataques directos contra la política exterior norteamericana y representativas del descontento colectivo.
De Palma recurre a situaciones que se sitúan entre lo absurdo y la genialidad, sin que haya un término medio entre ambos y según el prisma con el que mire el espectador. Es un intento de hacer un cine cercano a la opinión generalizada de unas masas que no se atreven a criticar abiertamente a su nación, y para ello utiliza un humor muy sutil y poco comercial. De Palma todavía no había aprendido a mantener los ritmos narrativos y le salió una cinta muy irregular, con momentos brillantes y otros más cercanos al sin sentido.
Sin duda, el personaje más interesante es el que encarna Robert De Niro, como un desviado sexual aficionado al voyeurismo. Sus momentos son los mejores de la cinta.
Saludos es una rareza en los comienzos de un director esencial, y se debe ver con prudencia.