Ruta infernal
Sinopsis de la película
Intentando olvidar su pasado, Tom (Stanley Baker) acepta un trabajo en una compañía de camiones. Pronto entabla amistad con Gino (Herbert Lom) y Lucy (Peggy Cummings), la secretaria de la compañía. Por el contrario, su relación con Red (Patrick McGoohan), un camionero que ostenta el record de viajes, es de rivalidad. Los intentos de Tom por superarlo provocarán un conflicto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hell Drivers
- Año: 1957
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
6.9
68 valoraciones en total
Hawletts, es una empresa comercializadora de gravilla y sus trabajadores, casi todos camioneros, tienen como labor ir por la piedra hasta cierto lugar y traerla en el menor tiempo posible. Cuantos más viajes hagan mejor les va… y si no cumplen con los viajes mínimos serán despedidos. Cómo lo hagan, ¡a nadie le importa! y cada uno es responsable del vehículo que se le asigne.
Se alienta así la competencia, la rivalidad y el riesgo cada vez mayor, mientras la empresa hace sus peculiares manejos para no pagar lo justo o para desviar recursos que pertenecen a los trabajadores. Si acaso surge la amistad, es porque, entre ciertos hombres, el ser comunitario está firmemente arraigado a su esencia, y si de pronto nace el amor, es porque, contra todas las adversidades y necedades de la especie humana, este sentimiento sigue representando el núcleo de la felicidad.
No es una historia simple la que nos ofrece el director estadounidense, Cy Endfield, en esta magnífica película que parte de una historia de John Kruse -adaptada por ambos-, cuidando de que, cada detalle, haga parte de un engranaje perfecto que, si sabe leerse, es de las más perfectas radiografías del capitalismo que hayamos visto hasta ahora.
Joe Yately, huye de su pasado y por eso prefiere, ahora, ser llamado Tom. Busca rehacer su vida y a sabiendas de que para los hombres con un estigma esto no es nada fácil, busca empleo en Hawletts, donde será aceptado sin muchas exigencias y con alguna ayuda… y ya entenderemos porqué esta suerte de hombres es la que más les interesa.
C. Redman, el capataz, es un singular camionero sin competencia hasta ahora, pero su soberbia va a despertar en Tom el deseo de ponerlo en su lugar, y así, comenzará una batalla en la que las más fuertes y nocivas liviandades del homo stupidus saldrán a flote y el hombre termina prestándose al juego con el que se logra que trabaje más… y sin que él mismo lo sepa, ¡Red quizás sea la carnada!
Con un ritmo bastante ágil y sirviéndose de las necesarias competencias de carretera que darán cuenta del afán a todo riesgo por el dinero y el poder, Endfield mantiene a tono la dinámica de la historia, mientras va llevando el proceso hasta ese punto en que se demuestra la enajenación del trabajo y la abreviación del camino cuando se vive demasiado a prisa.
Las actuaciones son impecables y Endfield resulta privilegiado, pues, además de contar con actores tan sólidos como Stanley Baker, Patrick McGoohan, Peggy Cummins y Herbert Lom, también contaría con una serie de futuras estrellas que, por entonces, sembraban sus primeros pinitos: Sean Connery, David McCallum, Jill Ireland… y Harry Andrews.
RUTA INFERNAL es cine del más hondo significado.
Título para Latinoamérica: DESAFÍO AL MIEDO
50 millas mph de media a los mandos de un camión de 6 toneladas por carreteras de mala muerte malas y resbaladizas, a destajo, multas por cuenta del conductor, 10 millas por viaje, un mínimo de 12 viajes, buen sueldo si acepta y cumple las condiciones y el despido inmediato si no lo hace, esas son las condiciones con las que se encuentra Tom Yately (Stanley Baker) cuando va a buscar trabajo como camionero a una empresa de transporte de grava sita en una cantera llamada Hawlett tras haber oído hablar de ella a un tipo que ha sufrido un accidente y anda con una placa metálica en la cabeza, en la entrevista de trabajo con el gerente Cartley (William Hartnell), tanto este como el espectador solo logramos saber de Yateli que trabajo 12 años como camionero por ahí , le vemos hacer un accidentado y peligroso trayecto a modo de examen, es contratado, y comienza la función.
Lo que comienza como una entretenida y testosterónica historia de rudos camioneros desarrollando su peligroso trabajo a lomos de sus Dodge 100, mostrándonos como se relacionan entre sí y con los habitantes del cercano pueblo, sus rencillas laborales, enfrentadas camarillas y conatos de romance, se convierte gradualmente y en un muy interesante y absorbente in crescendo, en un excelente thriller dramático desarrollado en clave de buen western, en el que llegamos a su último tramo completamente entregados y deseando como bellacos que ese recio y digno Tom Yately deje de contenerse ante esas continuas humillaciones que según avanza el metraje se nos revela las causas de su comedimiento y comportamiento, disfrutando con ese final digno del mejor western y sintiendo esas emociones características de este tipo de historias cuando como en este caso están bien rodadas e interpretadas.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
He visto pocas veces un film que conjugue el espectáculo con la crítica de un modo tan persuasivo. El espectáculo lo da la irracional carrera entre unos camioneros por ganar más dinero y tener el orgullo de ser el primero. Y la crítica se refiere a la corrupción de los administradores de una empresa de transportes, así como al egoísmo de la mayoría de los conductores.
Las abundantes secuencias de acción resultan estimulantes, a pesar de su deplorable sentido moral. LLega uno a sentir terror al ver avanzar esos grandes camiones, por una estrecha y mala carretera, sin importarles a los conductores llevarse por delante a un indefenso turismo. Pero lo que más impresiona es la tensión dramática creada por la lucha entre un hombre honrado y otro que carece del menor escrúpulo. El primero acaba quedándose solo, el segundo, lamentablemente acompañado, como si se nos dijera que el que juega limpio nunca se hará popular.
Una de las mejores películas inglesas que he visto, idealmente interpretada por un magnífico equipo en el que destacan Stanley Baker y Patrick McGoohan, los enemigos a muerte del excelente guión, y Herbert Lom, el personaje más humano de todos.
Brillante dirección de Cy Endfield.
El tono de una película es su argamasa, el esqueleto que la aguanta. Si no lo pierde y está filmada con sinceridad y convicción, entonces es como una de esas sopas a las que le puedes echar de todo (o casi…), que siempre quedará bien.
El secreto de Ruta Suicida es que se trata de la película con menos pamplinas que he visto en muchísimo tiempo. Como dice Ben Wade, es una película de acción realmente seca. A mí, además, me parece todo un western: sin indios, ni sheriff, ni pistolas, ni whiskey, ni caballos, ni póker, ni pianistas con bombín.
Pero sí hay un grupo de rudos camioneros que viven en una pensión como si vivieran en un rancho, que trabajan para un patrón que impone su ley al margen de la del mundo, que van al baile del pueblo como si entraran en el saloon y acaban a puñetazos con todo el mundo, que tienen un líder malvado y despreciable muy, pero que muy a la altura del Liberty Valance de John Ford y Lee Marvin, ahora interpretado por Patrick McGoohan, al que realmente cuesta reconocer en su juventud, y que hace un papel extraordinario. Y, como en tantas películas del oeste, hay un duelo con el protagonista.
Las escenas de acción son inusitadamente trepidantes y están rodadas de narices. Sin ser un entendido, yo diría que el montaje es sublime. Por otra parte, la cámara subjetiva de los camiones es una pura locura. Es muy probable que en los diez primeros minutos de película te tengas que agarrar a la silla y se te salgan los ojos de las órbitas.
El papel protagonista de Stanley Baker –y su interpretación– quizás sea lo que menos me ha convencido, seguramente porque es el personaje que peor lo pasa y, al contrario de la corriente general, es el que más titubea (dudar siempre es sufrir). No importa: queda ampliamente compensado por el estupendo trabajo de Herbert Lom en el papel de italiano expatriado, el más sensible de la caterva que, además, se ha de llevar la peor parte del triángulo amoroso que la película también incluye. Si se le puede escuchar en versión original, mejor que mejor.
Guión inteligente, muy bien trazado, y con un giro final digno de sir Alfred que es una pequeña delicia.
En fin… al hilo de lo que decía al principio, pasen y vean esta historia de orgullo, ambición, cárcel y estigma, deseo, velocidad, sentimiento de culpa, amistad, asesinato, explotación, contubernio, perdón, justicia y muerte.
¡Casi na!
Yo para ser feliz quiero un camión.
Bueno, tal vez con tal de que me dejen las llaves de uno para poder trabajar dignamente y ganar unas libras ya me sentiría contento. Para nuestro protagonista, tal vez con el papel menos agradecido de la película (pese a ser protagonista) ya es suerte encontrar una empresa que le contraten sin hacer demasiadas preguntas. Él huye de su pasado, así que no es que sea feliz teniendo un camión, es que ya lo es pudiendo llevar una vida normal.
De Ruta infernal (me gusta más el original Hell drivers , suena más duro) podemos quedar satisfechos por la acción sobre ruedas, aunque apenas pasen de 50 millas por hora. Existe también una excelente recreación del grupo de trabajadores que se ven obligados a darlo todo en el asfalto, jugándose la vida al volante, a menudo desviándose por caminos de tierra. Como bien señalan otras voces es muy acertada la relación con cualquier western, porque en ese grupo de duros trabajadores tenemos al líder incuestionable, que acabará enfrentándose al recién llegado. Son tan brutos que lo normal es acabar a bofetadas sea donde sea que se encuentren.
La película se ve tan rápidamente como aparece un rayo en el cielo, sin apenas tiempo de pestañear no te das cuenta y ya ha acabado. Todo va más o menos por un camino de cierta lógica, incluidas las apariciones de la chica y el amigo extranjero. Son contrapuntos que sirven para armar bien el largometraje y en los que apoyar la historia que, como es natural, tiene su cima y máximo clímax en un final espectacular.
Pocos, apenas unos trescientos votos, son los que han pasado por aquí. Enhorabuena al que llegue a Ruta infernal , le espera un peliculón…