Revolución: El cruce de los Andes
Sinopsis de la película
Leandro Ipiña toma distancia de los puntos de vista que se abordaron anteriormente en este nuevo film sobre San Martín. Narrada por un anciano que en su juventud fue amanuense de San Martín y en el 1880 del relato malvive en una pensión, la película entrelaza el interés intimista de su narración con un despliegue visual de dimensiones avasallantes para cubrir ese primer cruce de Los Andes en el que San Martín se planteó la liberación de toda Sudamérica de los virreynatos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Revolución: El cruce de los Andes aka
- Año: 2010
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.3
99 valoraciones en total
El bienvenido y creciente interés de las nuevas generaciones por el conocimiento de los protagonistas que construyeron al país, ya demostrado con el auge de la novela histórica y el ensayo más desprejuiciado sobre próceres y acontecimientos autóctonos, se ha trasladado al cine, favorecido al calor de la conmemoración del bicentenario y el interés de las autoridades actuales en revisitar la historia argentina.
Revolución. El cruce de los Andes es la vuelta a un cine épico nacional de grandes próceres patrios, donde precisamente El santo de la espada filmado en 1970 por Leopoldo Torre Nilsson, resulta un referente ineludible tanto como la discusión respecto de las diferencias entre ambos filmes que tienen como protagonista a José de San Martín, considerado el héroe por antonomasia de los argentinos.
En cierto modo, presionada a tomar distancia de los puntos de vista que se abordaron anteriormente, la película se decanta por la brevedad, la síntesis y la intensidad. Consciente de que su objeto es inabarcable, se limita a narrar la primera de las epopeyas, que encuentra su punto culminante en la gloriosa batalla de Chacabuco de 1917, precedida de la hazaña de cruzar Los Andes, con un ejército que compensaba su escaso apoyo oficial con el abnegado sacrificio y participación popular.
Una estructura circular dividida en viñetas con subtítulos, hacen al film didáctico y ágil. Se va y viene del planisferio al paisaje, del pasado al presente (de 1880 a 1817). Lo mejor tiene que ver con su acabado técnico: se ve y se escucha muy bien, los efectos visuales para concretar escenas de masas en la batalla son de un profesionalismo incuestionable. El cuidado técnico sorprende por el grado de detallismo y calidad. La reconstrucción de época, las batallas filmadas en escenarios naturales, la coordinación de secuencias multitudinarias y el ritmo inusitado de las escenas de acción que por momentos se acerca al ritmo de un western con pistolones y bayonetas del siglo XIX.
Realizada en democracia, la película de Ipiña tiene una mayor libertad que la de Torre Nilsson para mostrar los costados imperfectos del héroe pero más allá de algunos escupitajos, arranques de malhumor o desesperación, el héroe sigue quedando en su pedestal, con menos bronce y más humanidad, pero siempre en el molde arquetípico.
A priori, se podría ubicar a este film dentro del mismo género que Belgrano: la película ya que en ambos casos se trata de reconstruir una parte de la historia de nuestro país pero con un enfoque basado en la personalidad del personaje principal, José de San Martín en este caso.
Sin embargo, si bien los pasajes predominantes del film se acentúan (ineficientemente) en este aspecto, se alejan a su vez del enfoque particular puesto en el film del creador de la bandera. Con esto no quiero decir que deberían haber hecho el mismo foco, pero el Revolución se devalúa en esa especie de indecisión entre contar el cruce de Los Andes (a la cual le dedica escasos minutos, al igual que a la batalla de Chacabuco) o contar lo que pasaba por el pensamiento del Libertador en estos acontecimientos.
Si bien es difícil que no sea emotivo para los argentinos, puesto que entran en juego demasiados saberes, esta indecisión termina dejando una sensación vaga, tanto de un discurso sobre los pensamientos de San Martín y cómo se articula este con las ideas de la época (discurso bastante claro en el film de Belgrano), como del cruce de Los Andes en sí mismo.
Hay que decir, a su favor, que el vestuario y la escenografía son excelentes y que De la Serna hace una interpretación más que aceptable (al margen de algunos errores de fonación al alternar entre el gallego y el porteño).
El inesperado desembocar del film -en un sentido más cercano a la decepción que a lo sorpresivo- refleja la sensación de al menos un espectador (quien escribe): la mirada perdida buscando donde seguir.
¿Que es la Patria? Esta es una de las preguntas que le hace Esteban de Corvalan uno de los pocos veteranos que quedan de la gesta libertadora al periodista que lo entrevista con motivo del retorno de los restos del General San Martin a Buenos Aires en 1880.
Las respuestas que balbucea el entrevistador son múltiples y tal vez todos tengamos una diferente, el mensaje de la película es que para San Martin la patria era algo más que el actual territorio argentino.
Revolución fue hecha con motivo de los festejos del Bicentenario, aunque se haya estrenado este y los aportes económicos que la han hecho posible han sido bien invertidos, con las limitaciones propias del sur del mundo se ha logrado un excelente producto.
La reconstrucción de época está muy bien hecha dejando de lado héroes inmaculados y uniformes impecables para dar una visión más realista de la historia. La puesta en escena de los campamentos, así como la visión del Plumerillo está muy bien lograda.
En este punto la producción solo merece elogios, amén de los escenarios naturales en la que fue filmada.
Respecto del guión es llevadero, no cayendo en grandes mesetas y no ser un continuado de frases hechas o altisonantes, si bien hay bastante documentación sanmartiniana y hay muchas frases famosas en sus proclamas, no se hace abuso de ellas.
También es importante destacar que no se hace una apología de la guerra, la revolución se hace porque no queda otro camino, asimismo las batallas no son encuentros de soldaditos de plomo con sus uniformes impecables, marchando gallardamente, en el filme la guerra se muestra como lo que es algo desordenado, sucio y profundamente inhumano.
Especial consideración merece que el filme hace hincapié en que la infantería había una gran cantidad de negros, situación que no siempre se enseña las escuelas.
En las actuaciones el peso mayor recae sobre Rodrigo de la Serna que cumple dignamente un papel bien difícil dándole el tono castizo adecuado de alguien que ha vivido desde los 7 hasta los 34 años en la Madre Patria y toda su vida ha sido un militar. Al momento del cruce de los Andes el Libertador tenía 38 años y varios problemas de salud que se ven reflejados en el filme.
Reflexión aparte merece la actitud de San Martin de volver a un lugar en el que ha nacido pero que apenas conoce y donde no vive ningún familiar suyo, no olvidemos que los hermanos del General continuaron sirviendo a la corona, internándose en un mundo poco conocido a los efectos de encarnar la gesta libertadora.
Finalmente vemos con alegría una cuidada producción argentina, digan de verse, quedándonos con gusto a poco ya que nos gustaría ver otros filmes que traten otros aspectos del Libertador.
Confieso que he esperado esta película con mucha expectativa. Me predispuse de la mejor forma para degustarla pero finalizada la misma el paladar me quedo adormecido, como después de masticar hielo.
La película no es mala, es cierto, pero prometía mucho más. El hecho histórico que trabaja y el icono libertario que representa José de San Martin también merecían mucho más. La actuación de De la Serna es (como casi siempre) brillante, pero el guion no le permite a este actor explotar la fuerza ni la emoción, esperaba conmoverme pero no lo he logrado con Revolución. Esta producción se encuadra dentro de un puñado de expresiones cinematográficas que son parte de la conmemoración del bicentenario de la Revolución de Mayo, y en esta línea, la película Belgrano (con mucho menos presupuesto) logra un efecto no solo artístico sino también emocional muy superior a la realización de Leandro Ipiña.
Con mucha pena debo reconocer que Revolución me ha dejado con las ganas de lo que prometía y estaba obligada a dar.
Las películas basadas en la vida de próceres o líderes de poder cometen muchas veces el mismo error: ser formales y suntuosas. Quien haya visto varias películas históricas en los últimos tiempos podrá darme la razón. Ya no puedo recordar la diferencia entre Elizabeth, La Duquesa, Maria Antonieta, Las hermanas Bolena. Todo lo siento cubierto por un paño de (tediosa) hidalguía. Lo que convierte a Revolución:El cruce de los Andes en algo distinto es justamente eso, no vendernos un personaje acartonado similar a todos esos personajes acartonados de los que hablaba.
De la Serna como siempre soberbio. La estética increíble. La historia: más informal, más humana, más real. No van a encontrar en la vida del Libertador un film supremo, no. Pero al menos podrán recordar sus hazañas el día después de ver la película y eso es mucho decir.
Está Narrada al igual que en Titanic, desde un testigo sobreviviente. Todo lo sabemos a través de los ojos de nuestro guía omnipresente.
Buen producto final, entretenido, bien armado, lejos del bodrio que nos mostró Belgrano .
Si no tienen pretenciones mayores, Revolución es un film que al menos debe merecer un vistazo. Aunque sea para conocer al gran héroe.