Retorno a Brideshead
Sinopsis de la película
Adaptación de la novela homónima de Evelyn Waugh. En la Universidad de Oxford, el joven Charles Ryder entabla amistad con Sebastian Flyte, hijo de Lord Marchmain, gracias al cual se va introduciendo en el exclusivo mundo de la alta sociedad británica. Cuando visita por primera vez Brideshead, la majestuosa mansión de los Flyte, conoce a Julia, la hermana de Sebastian, y desde el primer instante queda cautivado por su belleza. Los Flyte vivirán una serie de años convulsos, durante los cuales Charles será testigo del declive de la familia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Brideshead Revisited
- Año: 2008
- Duración: 135
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Opinión de la crítica
6.1
88 valoraciones en total
Destacar de este film las interpretaciones de Emma Thompson y el actor que interpreta a Sebastian, amigo del protagonista. Aunque en un papel menor, destacaría también al padre del protagonista, que añade unas pinceladas de humor e ironía. Matthew Goode, actor que encuentro interesante, está correcto, pero creo que le va un poco grande este papel. Practicamente aparece en todos los fotogramas y lleva el peso de toda la película. Debería ser un actor de más raza, no tan dulce, para poder llegar más intensamente en un papel como este. De la chica protagonista debo decir que no me ha gustado demasiado. Cara bonita para un anuncio de cosméticos, pero aquí, se queda muy corta. No tiene pasión, dulzura, no me transmite lo que tendría que transmitir un personaje como el suyo. Fotografía y ambientación muy buena. La película se deja ver con cierto interés, aunque el tema tratado ya se haya visto en numerosas ocasiones. Técnicamente es notable, pero ( aunque fuera contenida, por las circunstancias de los personajes ) le añadiría más pasión, más emoción.
Dice el director en los extras del DVD que necesitaron un asesor católico para esta película. ¿No es asombroso? ¿O lo asombroso es que me asombre? Digamos que ese comentario indica el sentido que tiene esta curiosa versión de Retorno a Brideshead.
Hay más pistas en los comentarios del equipo técnico. Jeremy Brock, el segundo guionista, desvela que en el tratamiento realizado por el escritor Andrew Davis se traza una estructura dramática sustentada por un triángulo amoroso –el protagonista Charles Ryder y los hermanos Julia y Sebastian Flyte- y un tema básico que articula todo el discurso: la incapacidad de amar de la familia Flyte provocada por su fidelidad al catolicismo materno.
Asombroso, como digo, teniendo en cuenta que todo esto procede de Retorno a Brideshead. Pero no totalmente descartable. Antes que nada, me temo –sí, lo lamento, pasen a otra crítica- que voy a referirme a la novela.
Retorno a Brideshead describe – a través de personajes ficticios pero de inspiración más o menos reconocible- el tortuoso periplo que llevó a Evelyn Waugh desde el agnosticismo hasta el catolicismo. El gran éxito de la famosa serie de Granada TV radicó en soslayar esta materia medular centrándose en las residuales, tremendamente atractivas: el retrato de las clases altas inglesas, su decadencia, la pulcritud de la reconstrucción de época, la descripción de un personaje –Sebastian Flyte- y un entorno –el fascinante Castle Howard- y el inevitable tono nostálgico de una forma de vida, todo lo cual consideramos exigible a las series inglesas.
Davis –porque parece que es él el responsable de esta mutación- construye un relato en el que el factor contemporáneo se alcanza describiendo hasta qué punto las distintas sensibilidades religiosas separan a las personas en el mundo de hoy. Allí donde Waugh, según el prefacio a su propio libro, nos descubre una serie de personajes que no pueden escapar a la Gracia de Dios –sí, también es asombroso- Andrew Davis muestra la mano inflexible del catolicismo inglés y sus trágicos efectos sobre las relaciones personales. Ha cambiado por completo el sentido a la novela. Digamos que, por usar un término aceptado, la ha traicionado.
Más allá de la evidente majadería de su declaración de intenciones, opino que la decisión de Andrew Davis ha hecho inteligible la historia para el público. Una vez que se ha pagado a los herederos, no hay deuda moral con una novela y nos toca valorar libremente los resultados.
En general, me parece una perfectísima adaptación de Julian Jarrold, película digna de ver, sin ninguna duda.
Para mí esencial en todo el sentimiento del film, la grandiosa interpretación de Matthew Goode, que ojala no me equivoque, dará que hablar. Solo con un pequeño movimiento de ceja, de labio, una mirada sencilla, consigue llegar sin exageraciones propias de películas dramáticas, de una manera impresionante al espectador. Todo el reparto está enorme en su papel, empezando por Emma Thompson, que sorprende menos en mi opinión, porque ya te esperas algo bueno antes de ver el film.
La fotografía es espectacular, la ambientación no se queda corta, y el argumento sencillo, pero con mensaje. En resumen, una película buena, de las que se echan de menos en cartel.
Aclaraciones, sigue leyendo.
Empezaré aclarando que ni he leído la novela de Evelyn Waugh ni seguí la adaptación televisiva de los ochenta. Es decir, evalúo la película de Julian Jarrold sin otras influencias ni expectativas previas al visionado.
Retorno a Brideshead es cine británico de los de toda la vida. Es decir, el tipo de cine que más o menos ha simbolizado a la industria de ese país: la vida aristocrática, la caída aristocrática, la muerte aristocrática y el resurgir aristocrático. Opulencia, castillos, mayordomos y cocineras. O lo que es lo mismo: Jane Austen, E.M. Foster, Virginia Woolf, Michael Holroyd, etc…
En casi toda la biografía de Evelyn Waugh trata el tema de la alta sociedad mezclada con el conservadurismo de la fe católica, como es el caso de Retorno a Brideshead. Incluso en sus vagos relatos de viajes, que Waugh realizó por casi todo el mundo, queda patente ese catolicismo que abrazó con fe obstinada y su amor por la vida opulenta regada con champagne. Y todo esto viene para explicar que me importa muy poco el trabajo literario de Evelyn Waugh y por ende, me aburre Retorno a Brideshead.
Conociendo someramente las inclinaciones de Waugh y Etiquetas (uno de sus libros de viajes) me imagino que no será una mala adaptación la que Julian Jarrold ha hecho de la novela. Es más, considero que ha hecho un buen trabajo retratando esa opresiva manera de vivir de la familia Flyte y el choque que supone la intromisión de Charles Ryder. Tan buen trabajo que me he aburrido como con Waugh.
Jarrold estira incomprensiblemente el metraje, mueve excesivamente la cámara y no termina de retratar, en su debido momento, la opresión que ejerce el castillo de Howard (Brideshead). La elección de Howard, es sin lugar a dudas, espléndida pero como la localización es la misma que ya usaron para la serie de televisión, el mérito es ajeno a esta producción.
Retorno a Brideshead se me empieza a hacer pesada en le momento en que su mejor personaje deja de aparecer o pasa a un segundo plano. No sólo Sebastian Flyte es su mejor personaje sino que la interpretación de Ben Whishaw es magnífica, tanto que no me sorprendería que cayera una nominación secundaria a los Oscars. Los demás no es que lo hagan mal, pero tampoco podré decir que me entusiasmaran, simplemente cumplieron con su trabajo.
En el apartado técnico, Retorno a Brideshead es más que eficiente. Su fotografía es certera, y el piano de Adrian Johnston emotivo.
Basada en la novela de Evelyn Waugh, Retorno a Brideshead se desarrolla en la Inglaterra de la época de entreguerras. El marco, aunque nada original (familia de ricos riquísimos y joven apuesto fascinado por un mundo hasta entonces completamente ajeno a él), permite narrar de manera exquisita una historia de gran hondura, que supera con creces a la conocida serie de televisión de los ochenta.
La principal razón por la que recomiendo esta película a pesar de conocer la historia, de haber visto la serie de televisión, o de los prejuicios (bastante justificados) que nos pueda inspirar el cartel publicitario, es porque en ella encontraremos una nueva versión de lo que ya nos han contado tantas veces, una versión en la que dejará de primar el sentimentalismo y cobrara fuerza la verdad. La verdad de un joven, Charles Ryder, que inicia un viaje hacia lo más oscuro de su conciencia al cruzarse en el camino a la familia Flyte, un grupo de aristócratas con un sentido de la autodestrucción bastante desarrollado e irresistiblemente atractivo.
La valentía de Julian Jarrold para contar esta historia es la principal responsable de esta pedazo de obra maestra, una valentía que renuncia a la tentación de caer en lo transguesor y que se decide por llegar hasta el fondo de las cosas, tan al fondo, que a penas encontramos luz para saber lo que estamos viendo. Acompañado por una fotografía providencial, y unas interpretaciones bastante solventes, el pulso de Jarrold para narrar esta historia resulta certero e implacable y su sentido del gusto sencillamente inmejorable.
Nada chirría en este fim que requiere de nosotros el esfuerzo de aceptar desde el primer minuto que no estamos ante una película de época más u otro drama romántico, estamos ante una preciosa reflexión sobre los límites que ponemos a nuestro deseo y la culpa que nos invade al traspasarlos…