Restauración
Sinopsis de la película
Restauración de la monarquía inglesa por parte de Carlos II (mediados del XVII). Tras ser llamado por el rey a palacio, Robert Maribell, un joven médico, sucumbe hasta tal punto a los placeres de la corte que acaba perdiendo sus maravillosas aptitudes como médico y enamorándose de la favorita del rey.
Detalles de la película
- Titulo Original: Restoration
- Año: 1994
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
6
21 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Andrew Havill
- Anna Savva
- Benjamin Whitrow
- Bryan Pringle
- David Gant
- David Ryall
- David Thewlis
- Frank Rozelaar-Green
- Henrietta Voigts
- Hugh Grant
- Ian McDiarmid
- Ian McKellen
- Jenny Runacre
- John Dallimore
- John Quarmby
- Mark Letheren
- Mary MacLeod
- Meg Ryan
- Neville Watchurst
- Nicholas Hutchison
- Polly Walker
- Robert Downey Jr.
- Roger Ashton-Griffiths
- Rosalind Bennett
- Roy Evans
- Sam Neill
- Sandy McDade
- Selina Giles
- Simon Carter
- Simon Taylor
- Stephen Fisher
- Steven Beard
- Susanne McKenrick
- Tony Gardner
- Willie Ross
Una estimable producción, estéticamente bella y técnicamente perfecta, sobre el telón de fondo de la restauración monárquica emprendida por Carlos II en 1660, una vez rota la hegemonía proteccionista de Oliver Cromwell, y tomando como conductor del relato a un joven médico que vive su particular proceso de regeneración personal y de recuperación de la autoestima, convertido por azarosas circunstancias en cortesano de élite al servicio de las aventuras amorosas del monarca, Michael Hoffman ha realizado una película que reconstruye una época concreta caracterizada por la oposición entre el renacimiento de las artes y la escasa calidad en la medicina, pues contrasta escandalosamente la suntuosidad pictórica y arquitectónica contra la superstición de la clase médica y el azote de la peste.
Robert Merivel (Robert Downey Jr.) el médico, es conocedor de ambos mundos y logra unir sentimientos reales y lazos afectivos entre ellos. Buen doctor, ajeno a las ideas preconcebidas de la época en medicina, consigue ganarse la confianza del libertino Rey (Sam Neill), caprichoso y hedonista que le otorgará tierras y título de noble. A cambio, Merivel debe abandonar la profesión que tanto quería para hacer de tapadera casándose con la amante del monarca. Extraño privilegio, extraña situación, imposible triángulo sentimental. Como en casi toda la película, las situaciones no son lo que parecen. Los espacios sórdidos terminan siendo acogedores, los ambientes sensuales e introspectivos acaban convirtiéndose en escenarios de dramas largo tiempo silenciados.
En realidad, una historia de contrastes donde la medicina se convierte en un recorrido tortuoso y liberador a la vez, desarrollada entre enfermos mentales, mendigos y víctimas de la peste que convierten a Londres en un paisaje dantesco, que una producción como esta no puede obviar. La puesta en escena se sienta así, quizá sobremanera, en ese minucioso trabajo de diseño de producción. La cámara se mueve en suntuosos escenarios, con grandes travellings y panorámicas, condicionado por el espacio escénico, que el espectador lógicamente note que es una superproducción. Los avatares de la historia pasan gradualmente del drama a la comedia para estacionarse en los recodos de la tragedia histórica.
Los actores cumplen discretamente ante la aparatosidad de la representación, Hoffman es un director impersonal al servicio de la producción, los hermanos Weinstein de Miramax. Una película amena que muestra los excesos de la monarquía en un país sumido en atavismos feroces que se deja ver sin más pretensiones que imitar a las célebres adaptaciones literarias británicas, estilizadas, famosas por su academicismo y fidelidad histórica.
Un cruce algo estomagante entre comedia frívola (así empieza y bien), melodrama romántico/folletinesco, épica agradecida y drama de personajes. Es una película aceptable y a ratos muy interesante, especialmente toda la primera parte y el núcleo de la historia, con el triángulo amoroso entre el médico protegido del rey (Downey Jr.), la amante preferida de éste (hermosa Polly Walker) y el propio monarca (Sam Neill), pero decae fatalmente en cuanto aparecen personajes tan parcheados como el de Hugh Grant o el de la insoportable Meg Ryan, olvidándose tanto el guionista como el director del núcleo dramático de la película, casi despeñándola hacia un folletín trasnochado y forzado de nula pegada. Se salva por los pelos del desastre.
RESTAURACIÓN, que se erigió en su momento en modelo de producción norteamericana ambientada en Inglaterra, con una llamativa mezcla de intérpretes y de técnicos de distintas nacionalidades sajonas, tiene un poco de todo eso y puede decirse que se reserva su parte de gran espectáculo y que pertenece al mismo tiempo a ese grupo de películas que se proponen adentrarse en los pormenores del pasado desde una cercanía intimista respecto a los personajes. Aquí destaca el trabajo de Sam Neill en el papel de un lascivo y caprichoso Carlos II, de Ian McKellen o Hugh Grant en apariciones resultonas pero poco menos que esporádicas y sobretodo de Meg Ryan en el personaje agradecido de una enferma mental aquejada de romanticismo. Michael Hoffman y sus colaboradores pusieron en pie una fastuosa ambientación barroca, abigarrada de personajes y de objetos, en la que cada encuadre rebosa de detalles minuciosos que condensan el espíritu contradictorio y ambivalente de ese momento histórico marcado por el auge artístico, la curiosidad científica y las desigualdades sociales que fraguó en una reorientación sustancial de la historia del Reino Unido. Del mismo modo, la película se mantiene en un punto equidistante entre la solemnidad y la comedia, a medio camino entre las ambiciones testimoniales y la modestia de limitarse simplemente a contar, como prolongación de la tendencia que representaron las producciones serias propiciadas por Alexander Korda y sus afines.
Alberto Bermejo
Una bella y entretenida historia ambientada en la Inglaterra del siglo XVII, en pleno proceso de reinstauración de la monarquía inglesa tras la llamada revolución inglesa en la que se ejecutó al anterior monarca reinante Carlos I.
La película goza de una perfecta recreación de la época, echa con tal realismo que uno llega a sentirse dentro de esa Londres marcada por una profunda pobreza y miseria del pueblo llano y la lujosa corte real inglesa.
Precisamente esta es la que seduce al humilde pero ambicioso médico Robert Merivel, encarnado por un jovencísimo Robert Downey Jr, quien se verá arrastrado a ese mundo irreal, vicioso y sin límites del que le costará separarse ya que también es donde encontrará el sentido del amor y la lujuria.
Premiada con dos merecidos oscar por su dirección artística y diseño de vestuario Restoration es un film a dia de hoy olvidado pero cuyo reparto es de lo mejor del cine de los noventa y el actual con un como siempre sensacional Sam Neil como el rey Carlos II, la hermosísima Polly Walker, conocida por todos por su memorable papel como Atia en la gran serie Roma , el ya mítico Ian Mckellen, ´ Gandalf el gris para los amigos, y una joven y todavía reconocible Meg Ryan esforzándose por ser algo mas que la reina de la comedia romántica.
Una película bella, espléndida visual y técnicamente y emotiva cuyo visionado merece la pena.
Empezando por la actuación, la comedia de absurdos se hace presente desde un primer momento tajante, donde, el papel de Doney tiene muchos elementos contemporáneos que el director no se ocupa de corregir y más bien se dedica a hacer pleno juego de los simbolismos de la época, desde el genuino drama de la peste, hasta los otros matices de los que es objeto, en donde ese mismo absurdo persuade al obesrevador de seguirlo, pues abre un espacio de juego áun en las actuaciónes más serias como la de Mega Ryan, con una extraña irregualaridad que resalta. No había visto este tratamiento de la relación drama-comedia, donde se hace primitivo y origanario el humor, en precedentes un tanto imprudenciales para su congruencia. Picar de aquí y de allá es menester de provar nuevas formas humorósticas, que sin embargo siguen tomando en cuenta a los portavoces de las mismas y su carácter humano.