Recuerdo de una noche
Sinopsis de la película
El fiscal John Sargent acusa a la joven Lee Leander por robo de joyas, pero el juicio se pospone hasta después de Navidad. Sargent se entera de que Lee es de Indiana y se ofrece a llevarla en su coche hasta la casa de su madre, que le pilla de camino a su propia casa. La madre la rechaza, así que Lee pasa la Navidad con la familia Sargent…
Detalles de la película
- Titulo Original: Remember the Night
- Año: 1940
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
7.3
46 valoraciones en total
Comedia dramática de toque navideño dirigida por Mitchell Leisen con guión de Preston Sturges y -lamento disentir con el resto de comentarios- desiguales resultados. La elegante puesta en escena de Leisen, con sus inteligentes encuadres e imperceptibles pero sensibles movimientos de cámara -fíjense tan sólo en la escena inicial del robo, modelo de expresividad narrativa- no terminan de casar con el guion de Sturges y su enfermiza obsesión por introducir a toda costa elementos de screwball -verdadera losa, en mi opinión, de su filmografía como director- como el largo discurso del abogado defensor al principio de la película o las escenas del ordeño de la vaca y el incendio en la casa del juez, situaciones algo forzadas que no aportan nada a una historia un poco tristealegre a la que le sobra cualquier atisbo de patochada y que se sostiene por la enorme maestría de Leisen y, ante todo, por la gran química de la pareja formada por Fred MacMurray -actor fetiche de Leisen con el que rodó nueve películas en sólo doce años- y Barbara Stanwyck. Sólo por ver el brillo de los emocionados y chispeantes ojos de la Stanwyck en la luminosa fotografía de Ted Tetzlaff merece la pena revisar esta irregular y algo desequilibrada pero agradable peliculita del maestro Leisen. Beulah Bondi en su eterno papel de bondadosa y comprensiva madre y la dulce Elisabeth Patterson como tía Emma completan el reparto.
El exquisito e infravalorado director Mitchell Leisen, nos propone una historia sencilla, con buenos sentimientos, un juicio de por medio y la importancia de tener una familia a tu lado. Éste argumento, podría llevar al error de decir, que nos encontramos ante una película mas cerca de la telenovela y el telefilm, cosa que no es cierta. La verosimilitud que aportan todas las actuaciones, hace que se aleje del melodrama y la afectación barata. Mención especial a unos sobresalientes Mac Murray y Stanwyck. La puesta en escena es austera, sin estridencias, dando la sensación que no hay cámaras filmando, para mí un mérito de Leisen. El desenlace es potentísimo, poniendo de manifiesto la calidad actoral de esa pareja, que volvió a brillar con luz propia en Perdición
La combustión Fred MacMurray – Barbara Stanwyck tuvo lugar en 1944 con Perdición de Billy Wilder. Esto lo sabe cualquier cinéfilo de pro. Ahora bien, los experimentos químicos con esta pareja se inician en 1940 (en mis modestos conocimientos) con Recuerdo de una noche de Mitchell Leisen, director nacido en Michigan y que comenzó su carrera como diseñador de vestuario y de decoración en películas de Cecil B. De Mille ó el mismísimo Lubitsch.
Posteriormente, en su carrera como director tuvo colaboradores de excepción, como el propio Wilder en los guiones de Si no amaneciera y Medianoche, ó Preston Sturges, director de films como Las tres noches de Eva ó Los viajes de Sullivan. Quiero esto decir que la filmografía de Leisen merece ser rescatada de esos injustos olvidos que muchas veces depara la historia.
Nada mejor que iniciar el rescate con este Recuerdo de una noche que, a decir verdad, es el recuerdo de unas pequeñas vacaciones navideñas, con sus noches pero también con sus días, con sus sonrisas de felicidad inesperada y sus lágrimas de frustraciones predecibles (léase el amargo encuentro navideño de madre e hija) y por encima de todo, con ese concepto de la familia como unidad vital e indisoluble. La vida de Lee Lender (Barbara Stanwyck) es un compendio de fracasos, todos ellos derivados del gran fracaso mayor: la ausencia del calor, del amor y del soporte que da la familia. Los mismos valores que encuentra en la familia de John Sargent (Fred MacMurray). Aunque para ser absolutamente leales con la película, la misma familia que la arropa y la ampara en las Navidades que probablemente hubiesen sido las más tristes de su vida es la misma que en una escena cruel exige de ella, con muy buenas palabras, eso si, su renuncia sentimental.
De cualquier forma, la película aún con esos tintes ciertamente melodramáticos puede catalogarse como una delicada comedia, hábil y entretenida, protagonizada por dos actores que además de químicas sensuales y puntos de ebullición saben interpretar registros sencillos, notas limpias y simples que en su simplicidad encuentran su belleza. Todo ello de la mano de un realizador al que, igual que otros compañeros de aficiones acabo de descubrir. Ya se que es un tanto tarde: Mitchell Leisen.
Tras leer, hace un tiempo, el libro Conversaciones con Billy Wider me quedé con un nombre que aún no conocía (el del director Mitchell Leisen) y con un prejuicio (que había sido un mediocre director).
Tras ver Medianoche empezé a cuestionar el criterio de Wilder, condicionado, sin duda, por una cierta antipatía personal. Era, sin duda, la película de un gran director.
Al poco tiempo pude disfrutar de Una chica afortunada , otra gran película de Leisen. Aquello ya no podía ser casualidad.
Pero fué tras ver Recuerdo de una noche que elevé a Leisen, a título personal, a la categoría de director de culto . No entraré en detalles sobre la película, puesto que la crítica anterior ya lo hace y con mucho acierto. Solo diré una cosa. ¡hay que verla!
Mitchell Leisen es un director a reivindicar con urgencia como uno de los grandes del Hollywood clásico.
Lee Leander es detenida por el robo de una pulsera en una elegante joyería de New York. Durante el juicio, el fiscal John Sargent, logra posponer la sentencia, pues cree que, al ser Navidad, el jurado se ablandará y declarará a Lee inocente.
Espléndida película de Mitchell Leisen que se mueve con sutileza y acierto entre la comedia y el drama. Un guión espléndido (a cargo del genial Preston Sturges) y unos buenos diálogos serán la base sobre la que Leisen dibuje un excelso cuadro lleno de romanticismo y emociones a flor de piel. La puesta en escena y las atmósferas intimistas que compone el director quedarían en nada o no serían posibles si los intérpretes no dieran la talla, no se insertaran de manera sutil y discreta en el hermoso cuadro. Pero lo hacen. Y, aún más, me atrevería a añadir que actúan amando. Y esa es la clave. Porque hay un momento en el film en que Beulah Bondi se lo dice a su hijo: No fui yo quien te hizo darte cuenta de tus errores sino el amor . Y en esta formidable película el amor rebosa por todas partes. No sólo el amor romántico, sino el más hermoso de todos: el del sacrificio y la abnegación. El que no espera nada a cambio.