Rascacielos flotantes
Sinopsis de la película
Kuba es un atleta que vive con su novia, pero que se siente insatisfecho con su vida. El encuentro con un joven gay desinhibido, Michal, lo llevará a explorar, no sin pudor, la posibilidad de una homosexualidad hasta ahora reprimida, aunque sus conflictos personales aumentan cuando Sylwia, su novia, se resiste a dejarlo ir, volviendo la situación no solo compleja, sino también reveladora.
Detalles de la película
- Titulo Original: Plynace wiezowce
- Año: 2013
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
5.6
70 valoraciones en total
Pocos nos hemos zambullido en esta producción de origen polaco, que ha pasado injustamente desapercibida. No es la primera en mostrar la erótica masculina de los cuerpos en bañador ni la última en apoderarse de la simbología del recurso más preciado. Bajo del agua sientes que despareces y que el tiempo se detiene, dejas de percibir el peso de tus actos y de escuchar tus pensamientos.
Kuba, el protagonista de esta historia, es como un pez sin agallas, sin la capacidad de respirar en el medio acuático. Irónicamente, fuera del agua sigue siendo un pez sin agallas, sin la capacidad de enfrentarse a la vida con valentía. Alguien que siente que a medida que se va descubriendo a sí mismo pierde lo que ya conoce sobre sí mismo. Michel es el detonante de una liberación, quien intentará sacar a Kuba a la superficie de su realidad. Una realidad en la que vive reprimiendo y ocultando sus sentimientos pero que ha asumido como su hábitat. Los dos se encuentran en etapas distintas, el primero ha aceptado su condición sexual incluso abiertamente con su familia y el segundo sin embargo, ni siquiera se lo plantea.
El temor a sacrificar la estabilidad de una vida fingida les conduce a un desenlace descorazonador que destapa los prejuicios y miedos de una sociedad polaca todavía incapaz y cobarde en la que el protagonista actúa con resignación frente a su destino, a costa de su libertad y felicidad. Y aquellos que, como Michel, osen cambiar las cosas serán sometidos y condenados.
Un relato en apariencia corriente que se torna enriquecido y seductor. El dominio del director tras la cámara, descubre la crudeza de los lugares comunes y tanto las imágenes como los protagonistas desprenden un magnetismo poco común. Rodada en escenarios opresivos y angustiosos, con escasa iluminación o durante la noche, refuerza esa clandestinidad de las relaciones homosexuales y nos hace cuestionar si dónde realmente le falta el aire al protagonista no es dentro del agua sino fuera de esta. Las secuencias en el parking a través del parabrisas del coche, tienen un aire Lynchiano y compartir el humo de un cigarro se vuelve inevitable.
A veces confusa y extraña, tiene la virtud de relatar solo con imágenes lo que las palabras son incapaces de describir. Los personajes difícilmente expresan lo que sienten salvo por las miradas que sirven para silenciar sus pensamientos. La última escena, con los créditos apareciendo, es tan simple y a la vez tan reveladora.
Hay teorías que dicen que los niños nacen sin una tendencia sexual definida, y otras teorías dicen que desde que nacemos tenemos determinado que preferencia sexual tendremos. Kuba, el protagonista, parece responder a la primera teoría y su posición claramente heterosexual con su novia se va a ver alterada cuando pruebe los primeros placeres homosexuales con una felación. De ahí a sentirse enamorado de otro joven solo hay un pequeño trecho. Pero es un trecho duro, difícil y lleno de contrariedades y dudas. Para recorrer ese camino hay que estar muy seguro. Lo único que ocurre es que las seguridades no están en uno mismo, sino en las circunstancias que en cada momento nos envuelven. Si estas circunstancias cambian, el drama puede pasar a tragedia. Toda esta historia de amor y definición por parte de un joven deportista está muy bien contada y el interés va en aumento ya que el director hace partícipe al espectador de las dudas y de los altibajos del protagonista, magníficamente interpretado por Mateusz Banasiuk, quien además ofrecerá a la pantalla todo el esplendor de su atlético cuerpo de nadador. Y en el agua, de la piscina, de un río, de las fuentes, de la lluvia, y hasta en el agua de una bañera por último encontraremos el símil de la purificación que no siempre es tal. La película va cargada de un fuerte, tenso y bien compuesto erotismo que ayuda mucho a entender lo que le ocurre a Kuba y lo que siente el espectador. Vale la pena verla.