Quills
Sinopsis de la película
Francia siglo XVIII. El Marqués de Sade pasa los diez últimos años de su vida en el asilo Charenton. Allí entabla amistad con el abate Coulmier, con el que comparte el afecto de Madeleine, la lavandera del asilo. Cuando Napoleón envía a un médico para que cure su presunta locura, el temperamento rebelde del marqués se agudiza todavía más. Obtuvo tres nominaciones a los Oscar, incluyendo el de mejor actor (Geoffrey Rush).
Detalles de la película
- Titulo Original: Quills
- Año: 2000
- Duración: 120
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes descargar una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te citamos un listado de posibilidades de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
6.8
62 valoraciones en total
A Sade se le ha sido conmutada la pena al ostracismo: Sus libros son admirados, recomendados y fácilmente adquiribles, y por ello, se le ha introducido dentro del juego de la cultura popular, cuya más terrible muestra es esta película, destinada, muy especialmente, a aquellos que hablan de libros que no han leído, que se encaprichan con figuras que no pretenden conocer. Quills es censura, y de la más mala, no de aquella que te dice no , si no de aquella otra sugerente, que te embauca.
Aquí se hace caricatura del Marqués, siendo pintado como una especie de locuelo escritor protobohemio, como un niño malo, como un enviado del futuro.
Sade fue un filósofo sólido, cuyas narraciones más sórdidas se ven siempre acompañadas de gruesas reflexiones cuyo fin es proponer un proceso de renovación moral. En Quills Sade es un bribón de esos que escriben novela rosa, en favor de una caricatura barata y populista, enfangando su obra, censurando, por medio de apreciaciones efectistas y mucho añadido hollywoodiense, una filosofía que, hoy día, sigue siendo incendiaria y que atenta contra pilares que, en ciertos lugares y momentos, siguen siendo medianamente sólidos.
Engañosa, falsaria y entretienebobos. Un lobo con piel de oveja.
En español, quill significa pluma, concretamente pluma de escribir. Del arte de escribir y también de cosquillear la moral social con toda la maldad y la libertad que puede soltar una pluma, trata este filme.
La arquitectura-mordaza del manicomio de Charendon encierra tras sus muros a un invitado insigne: el marqués de Sade, tan mediocre escritor como brillante provocador. El viejo truhán se las arregla para seguir publicando sus infames opúsculos con la colaboración de una criada que las transporta al exterior en las cestas de la ropa. Dicha criada flirtea a un tiempo con un cura que vela por las almas erráticas que habitan en el manicomio y que además está fascinado por la personalidad, el carisma y la inteligencia del ilustre hijoputa.
Un excelente material para forjar una historia que va in crescendo como una bomba de relojería en la que son las palabras la que marcan, sílaba a sílaba, una inquietante cuenta atrás hacia un final explosivo.
Quills también es una historia -de irregular interés- sobre la libertad de expresión y la sublime, a veces dolorosa, necesidad de crear. También es una confrontación de tres grandes talentos: el de Geoffrey Rush, diabólico y fascinante como el marqués de Sade, el de Kate Winslet, en uno de sus mejores perfiles y, dejando lo mejor para el final, el de ese monumento del morbo llamado Joaquim Phoenix que aquí lo borda como sacerdote atormentado por las tentaciones eróticas e intelectuales que le brinda el amigo Sade. Phoenix clava un recital de miradas volcánicas y gestos cuidadosamente gazmoños y aplasta con contundencia al resto del casting con una interpretación antológica (ufff, y cómo le sienta la sotana…).
La película en realidad parece estar llena de pasión y de personajes apasionados, pero rara vez apasiona. Sin embargo, es una propuesta de estimulante inteligencia que empieza en línea recta y acaba abriéndose en un sorprendente abanico de posibilidades interpretativas del todo inesperadas. Buena.
Sucia y viril, lasciva y cínica, con un humor acorde a sus tonos procaces, Letras prohibidas me ha sorprendido. No porque no haya esperado lo que finalmente obtuve, sino por el como de esta oferta: esperaba poco y nada de perversión, más bien la alusión de ciertos actos hoy igualmente repudiables por la censura. Sin embargo, lo que comienza en el imperio de las palabras va dominando otros ámbitos, especialmente los visuales, aquellos que no son fáciles de tragar para el espectador conservador.
De oreja en oreja, de boca en boca Sade se hace grande por saber, con sus maneras mundanas y llenas de literalidad, transmitir….ser un fiel representante de una época perversa a la vez que mojigata. El retrato de época es notable, con un vestuario y maquillajes que no reparan en gastos. El reparto va acorde a las exigencias, Letras prohibidas hubiera sido un verdadero lastre (recordemos a El libertino) si las piezas no hubieran sido movidas con la prestancia necesaria.
Estuvimos frente a un triángulo, con un Michael Caine estereotipado, que supo hacer los deberes. Letras prohibidas trata sobre el ansia devoradora, la creación y la catarsis, la censura y el reproche…muchos temas para tratar, y sin embargo, y sin embargo…
Me ha parecido un ring para disfrute de quienes desconocen al auténtico Marqués de Sade, Los personajes son producto de la deformación contra esa sociedad del siglo XVIII, arbitraria, desafortunada, inmersa y plagada por gobernantes avidos de buscar un culpable para crear atmósfera.
Tanto sus protagonistas: Geoffrey Rush, Kate Winslet, Joaquin Phoenix, Michael Caine, como el espectador se ven atrapados hacia escenas que se pierden caprichosas en un mundo tan irreal como enajenado.
Philip Kaufman volvió a demostrar su talento a la hora de rodar películas con un marcado tono erótico con este film, como ya hiciera con la magnífica La insoportable levedad del ser. Sabe perfectamente cómo insertar escenas de ese tipo sin que resulten en ningún momento gratuitas ni banales, algo que es enormemente de agradecer comparándolo con directores como Bigas Luna o Vicente Aranda.
La historia es claramente un grito por la libertad de expresión, estupendamente narrada, mostrando como todo el mundo tiene perversiones o fantasías, en este caso sexuales, que puede ocultar, pero que seguirán ahí y que son innatas a todo ser humano. El marqués daba rienda suelta a las suyas en sus novelas, y con ellas otras personas veían saciadas sus propias perversiones, como Madeleine le cuenta al abate.
Geoffrey Rush realiza un trabajo espectacular como el marqués de Sade, inmejorable. Sólo por él merece la pena darle una oportunidad a esta película. Kate Winslet está magnífica, como siempre, y Joaquin Phoenix también realiza un gran trabajo, en gran sintonía con ella. Michael Caine destaca un poco menos, pero no deja de realizar una interpretación muy notable.
La ambientación es excelente, al igual que la banda sonora de Stephen Warbeck, con un precioso tema para ese amor imposible entre el abate y Madeleine.
En definitiva, excelente alegato contra la imposición de unas normas morales para ocultar nuestra propia naturaleza, con nuestras perversiones y fantasías que en muchos casos necesitan ser saciadas de un modo u otro. Grandes interpretaciones, lujosa ambientación, excelente puesta en escena, con una dosis de erotismo muy bien administrada y con muy buen gusto, y con un final algo desesperanzador pero dejando clara una cosa: la pluma es, en muchos casos, más fuerte que la espada, y el marqués de Sade no ha sido el único escritor que lo ha demostrado con sus obras, en este caso unas obras algo cuestionables literariamente (no por el género sino por su calidad a la hora de ser plasmadas en el papel), pero de gran valor a la hora de analizar las conductas, perversiones y fantasías sexuales y otros aspectos psicológicos del ser humano.