¡Que viva México!
Sinopsis de la película
Film en cuatro episodios, más un prólogo y un epílogo. El prólogo presenta imágenes alegóricas del México prehispánico. El episodio Sandunga recrea los preparativos de una boda indígena en Tehuantepec. Fiesta desarrolla el ritual de la fiesta brava, mientras que Maguey escenifica la tragedia de un campesino victimado por rebelarse contra su patrón. Soldadera muestra el sacrificio de una mujer revolucionaria. El epílogo, también conocido como Día de muertos , se refiere al sincretismo de las distintas visiones que coexisten en México alrededor del tema de la muerte.
Detalles de la película
- Titulo Original: Que viva México!
- Año: 1932
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
7.2
97 valoraciones en total
Una obra muy bella y llena de plasticidad. Que bellos paisajes de mi país retratados por un ruso.
Esta película sentó las bases par posteriores cineastas que utilizaron bajo los cielos de México, los magueyes, las pirámides, los montes y la misma gente de sangre azteca, para realizar películas entrañables en la época de oro del cine mexicano. Bien por Eisestein que supo retratar la esencia de un pueblo culto y religioso como lo es México.
Ya vendrían nombres como los Emilio Fernández, Gabriel Figueroa y Pedro Armendáriz quienes llenarían con su presencia y trabajo juntos la pantalla en historias dramáticas y que nos recordarían la fotografía de Einsestein. Un legado para el cine mexicano.
De esas producciones de un inmenso valor tanto histórico como artístico. No es ni una película ni un documental, sino una mezcla de ambas. Con cuatro diferentes partes que pretenden entender y mostrar las raíces de México. Las imágenes buscan un impacto dramático más que mostrar la realidad (cualquiera que ésta sea). Las tomas de Eisenstein muestran un punto de vista extranjero que mira a México con ojos de sorpresa, horror y maravilla, pero no deja de ser un punto de vista que desde fuera busca explicarse una realidad que se le escapa, aunque intuye. Tiene ese carácter de obra no terminada, de mezcla de colores y sentimientos que no tienen ni principio ni fin. Película en blanco y negro que muestra un México que ya no existe, y que incluso en 1930 estaba por desaparecer, o por relegarse a escasos rincones del país. Un documento histórico y trabajo inconcluso de uno de los grandes directores del cine.
¿Hubiese triunfado Sergei M. Eisenstein haciendo cine en los Estados Unidos? Difícil pregunta, pero me lanzo a la piscina, mi respuesta es no.
Vamos con los motivos.
El primero, Eisenstein tiene un concepto experimental del cine, que hace que no hubiera podido un buen director de estudio en una democracia, sin embargo cuando mejor trabajaba era bajo presión. Es decir, se trata de un creador, amante de la libertad y que en lugares de vanguardia como el cine francés se hubiera salido, pero que con el tiempo se fue acostumbrando a trabajar bajo una presión muy determinada. Y esa presión no puede ser económica, como sería en Hollywood, sino política-represiva como le pasaba con Stalin.
Si a Eisenstein se le daba una libertad artística, era muy complicado que pudiera ajustarse a un presupuesto, a unos plazos, a un ritmo, a una compañía, por eso no llegó a un acuerdo en Estados Unidos para hacer una película. Y si esa libertad empezaba y terminaba en él mismo, entonces se difuminaba, que es lo que pasa en ¡Que viva México!, posiblemente su película más curiosa, y como ocurre siempre se adelanta a su tiempo en muchos años en montajes, planos, ángulos…, sin embargo no sabe muy bien que quiere rodar, pone la cámara y se vuelve un mero esteta, y al final cae en todo lo más superficial, que si las corridas de toros, que si las peculiares celebraciones profano-religiosas mexicanas, que si que malos éramos los españoles y la Iglesia Católica por supuesto.
Sólo tenemos una parte en toda la película que eso sí, es simplemente extraordinaria, se trata de Maguey, que narra como se vulnera y se trata como a chusma a los campesinos por parte del patrón. Faltó de rodar la última parte, la revolucionaria, la que llevaría por título Soldadera, pero Eisentein, sin presión no era nadie. Y acabó por irse, en cierta forma, las vacaciones en México habían terminado, y volvería a casa donde el letón judío se pondría a trabajar para el ogro de Georgia en una de las películas más fachas de todos los tiempos: Alexander Nevsky
Resumiendo, ¿qué nos encontraremos por tanto en ¡Que viva México!, pues una obra con más de veinte minutos verdaderamente magistrales y con una hora plomiza, turística y bastante vacía.
Nota: 6,7.
Posiblemente, la más curiosa película del genio ruso, un docudrama sobre la vida y culturas mejicanas – la Revolución allá acaecida, algo de lógico atractivo para el ruso -, tratando la brutalida caciquil y la hospitalidad ingenua y amigable del pueblo mejicano, sus hábitos y riqueza culturales. Inacabada, no obstante, y como tantas otras películas de Eisenstein, su parte más pintoresca y absolutamente memorable es la previa al epílogo, una especie de spaghetti western desarrollado en hispanoamérica que recuerda poderosamente en muchos momentos el cine del gran Leone, lleno de evocadora fuerza trágica y singular concepción cinematográfica con primeros planos llenos de poderío, la brutalidad despiadada de los personajes, el polvo seco del desierto quemando los rostros, la lírica que trasluce en todo ello.
Las diversas críticas a esta película dicen que es sin duda la película estética- mente más hermosa y moralmente más inquietante de Eisenstein. Y la de más difícil encaje en los postulados ideológicos de su cine, y por supuesto que estoy de acuerdo con esto.