El cuento de las comadrejas
Sinopsis de la película
Remake de la película Los muchachos de antes no usaban arsénico, cuenta la historia de una bella estrella de la época dorada del cine, un actor en el ocaso de su vida, un escritor cinematográfico frustrado y un viejo director hacen lo imposible por conservar el mundo que han creado en una vieja mansión ante la llegada de dos jóvenes que presentan una amenaza que lo puede poner todo en peligro.
Detalles de la película
- Titulo Original: El cuento de las comadrejas
- Año: 2019
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
Película
6.8
82 valoraciones en total
Cuenta la historia de una bella estrella de la época dorada del cine, un actor en el ocaso de su vida, un escritor cinematográfico frustrado y un viejo director hacen lo imposible por conservar el mundo que han creado en una vieja mansión ante la llegada de dos jóvenes que presentan una amenaza que lo puede poner todo en peligro.
Remake de la película argentina Los Muchachos De Antes No Usaban Arsénico (1976). El filme logro competir en la preselección para el Premio Oscar de ese año, pero no llego en las finales. Lamentablemente, no tuvo mucho éxito en su momento porque obligadamente lo tuvieron que estrenar en abril de 1976, casi un mes después del comienzo de la última dictadura cívico-militar. Como había toque de queda (a partir de las 20 hs) la gente no iba al cine, según José Martínez Suarez (el director, hermano de las gemelas Legrand): ‘’La gente miraba el afiche y se iba porque no veía que tuviera romance’’. Ahora el tiempo le dio la razón, es todo un clásico (de las mejores comedias que tiene nuestro país, uno de los pocos exponentes que tenemos en lo cómico negro) y el suplemento Radar de Página/12 consideró en 2006 que es de las pocas obras maestras del cine argentino.
Tengo un gran cariño con ella, es de mis favoritas de todos los tiempos, no solo por su ingenioso y original guion y su solida dirección, sino por los grandes actores que había en ella: Narciso Ibáñez Menta, Mario Soffici, Arturo García Buhr, Mecha Ortiz y Barbará Múgica. Supe de su existencia gracias a Volver, creo que en 2010, cuando un día lo pasaron y apenas la visione por primera vez no sabía que pensar, era buena pero no descifraba que genero era. Después vi en internet que era una comedia negra, volví a verla con ese sentimiento de que quería reírme, lo logro y mucho, a partir de ese momento me enamore de ella, cada dialogo y escena me sé de memoria.
En 2018, anunciaban que otro gran director Juan José Campanella haría una nueva película en carne y hueso después de la gran El Secreto De Sus Ojos (2009). Vi una foto promocional de Graciela Borges y Luis Brandoni y pensé que iba a ser una comedia-dramática-romántica. Cuando salió el teaser, descubrí que era el remake de Los Muchachos…, en un principio me enoje porque era innecesario. Siempre existe la famosa frase: ‘’Nunca arregles lo que no está roto’’. Pero cuando vi el primer avance, me emociono tanto y se convirtió en las más esperadas del año. Todo en pantalla se veía bárbaro, el elenco era espectacular y que iba a ser distinto a la original, aparte Campanella fue alumno del director de la original, era obvio que no tenía que fallarlo a su maestro, por suerte a José le encanto.
Así que, al fin, llego el -tan esperado- día del estreno (16 de mayo) y la fui a ver esa misma noche a la función de las 20 hs (¿coincidencia?), con unas expectativas muy altas, pensando que iba a ver un súper peliculón y con un miedo de que me fallara.
Fue una maravilla. El Cuento De Las Comadrejas es uno de los mejores remakes que vi en mi vida, amo mucho la original, pero esta nueva versión no se queda atrás.
Juan José Campanella, junto con el guionista Darren Kloomok, no quieren hacer una copia de la original, eso hubiera sido muy vago y pasa mucho con los remakes. Lo que muestran es una actualización con muchos cambios que son muy buenos (quitaron las referencias a las desapariciones, cosa que pasaba en la original del 76 y que era una metáfora de la dictadura, la censura no se dio cuenta y lo dejo pasar), de la original conservan algunos nombres, diálogos y situaciones. Para los que somos fanáticos de la primera versión, el director y guionista nos quieren sorprender y lo logran. Agregan giros que no me imaginaba y no me esperaba para nada. Al igual que el anterior, funciona espectacular como comedia negra. Es un film que sobresale el guion, es muy ingenioso, está muy bien escrito, todos los diálogos son muy metafóricos y filosos. Un punto muy memorable. Festeje las referencias al cine, sobre todo argentino, aparte hacen una burla de los tópicos que siempre tenemos que sufrir. Pero este remake también hace el desafío de, en algunos momentos, ser romántica y dramática con breves toques de misterio, así los personajes logran tener desarrollo y corazón, terminan siendo muy memorables y queribles… todos. El titulo te da lo que promete: un cuento en que todos los personajes son villanos (comadrejas), pero se ganan el cariño del espectador.
Campanella, como siempre, se luce en la dirección. Los planos son preciosos, me gusto el uso del Plano Holandés (encuadre en el que la cámara se inclina de 25 a 45 grados), la imagen y el maquillaje son muy cuidados. Lo filma de un modo muy clásico (algo que ya extrañaba) que en el final agrega la palabra FIN. Y la elección del elenco fue una gran idea, seguro el mejor que veré en el año.
Todos los actores brillan y se los ve muy naturales en pantalla. Graciela Borges como Mara Ordaz, una gloria del cine que quiere volver a ese mundo. Es muy realista, sobre todo, la primera escena en la que su personaje está viendo algunas de sus películas en un proyector de los viejos y ella llora. Por eso digo que es realista, Graciela se ve a ella misma y como suelta las lagrimas al ver eso, al rememorar sus años anteriores.
Luis Brandoni (como Pedro De Córdova, entendí esa referencia), Oscar Martínez (como Norberto Imbert) y Marcos Mundstock (como Martín Saravia) logran ser convincentes y muy creíbles como amigos de toda la vida. Brandoni como un inválido y flojísimo actor, Martínez como el director que es experto en saber que va a pasar y Mundstock como un guionista que demuestra que sabe hacer buenos diálogos, que está atento a los detalles y los utiliza en mucha ocasiones. Por los diálogos y como se llevan, parecen ser que son amigos desde hace mucho tiempo. Se llevaron la mayor parte de las carcajadas.
(Sigo en Spoiler por falta de espacio, no cuento el final)
Una vez más, me rindo ante Campanella.
Esta película es absorvente, en todos los sentidos.
La historia de estas cuatro leyendas del cine argentino y cómo aprenden a lidiar con el pasado y su futuro es sorprendente.
Cada uno de los diálogos está cargado de genuino humor negro. Es tan fuerte la conexión de las interacciones, que es imposible no darse cuenta de la potencia del guión.
El desarrollo de los personajes es preciso. Cada uno cumple, de forma magistral, con su rol en la historia.
Por supuesto que hay de todo. Momentos de gran elocuencia y humor. También hay espacio para conmover en la justa medida.
La película es muy entretenida, en ningún caso aburre, y se pasa volando.
Valió la pena esperar tanto por Campanella.
Lo mejor: Graciela Borges, una fuerza por sí sola.
Lo peor: Que no se estrenara en más salas masivas.
La película tiene un gran elenco, el director logra muy buenos planos, el lugar es magnifico y la manera con la que trabajan con las luces (artificiales y natural) lo hace aún más especial, la música está muy bien seleccionada para cada momento, pero lo mejor de la película es su mensaje, y sobre todo sus frases sueltas. Alguna vez escuché decir al director que él valora una película más que por un buen plano, por una buena frase, y eso es lo que tiene el film en varias partes, frases que dan la sensación que están armadas para uno mismo, que llegan al alma, que te tocan el corazón, que te invitan a reflexionar, a pensar, a repetirtela por dentro, eso es lo que más disfruté de la película, y si son dichas por excelentes actores se disfrutan aún mucho más.
Me hubiera gustado que la película durara 20 minutos menos, por momentos se me hizo lenta y apagada, imagino que el director también habrá querido hacer una película más corta, pero cada momento es necesario para entender y terminar de redondear la historia, al final vuelve a levantar y no hay manera de irse de la sala sin haberle entregado algunos aplausos.
Basado en el clásico del cine argentino Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), dirigida por José Antonio Martínez Suárez, El cuento de las comadrejas supone el regreso del director de cine y guionista Juan José Campanella, después de pasar seis años de su última película Metegol , que lejos estaba de lo que se esperaba tras el éxito de El secreto de sus ojos , un filme que si bien es discutible si está a la altura de las mejores cintas nacionales de los últimos tiempos, ayudó a la industria tanto a lo referido en crecimiento, como expansión por el mundo en forma notable.
La historia de El cuento de las comadrejas trata sobre cuatro viejos amigos, tres hombres y una sola mujer, quienes viven alejados del mundo cinematográfico del cual formaron parte en sus mejores tiempos hace décadas. El grupo está liderado por ella, Mara Ordaz (Graciela Borges), quien supo ser la máxima estrella de la época dorada del cine argentino, y desde hace tiempo solo vive del recuerdo de su pasado, en una vieja mansión anclada en el tiempo que parece dispuesta a renegar el paso de los años. Convive desde siempre con suu fiel esposo Pedro De Córdova (Luis Brandoni), un hombre que se desvivió y se desvive por ella, y que nunca tuvo el reconocimiento como actor de prestigio, siendo relegado a papeles secundarios, abocado desde hace tiempo a la pintura, un arte que lo reconforta en mayor medida. El grupo lo completan Norberto Imbert (Oscar Martínez), un director de cine de carácter ácido, pocas pulgas y obsesionado con la matanza de comadrejas y Martín Saravia (Marcos Mundstock), un guionista con un humor especial, y también con un carácter peculiar, lo que lo hace el compinche ideal de Norberto. Pese a su recluimiento del mundo en general y ciertas discrepancias naturales tras pasar tantos años juntos, los cuatro viven a su manera, en un ambiente medianamente pacífico. La llegada de los jóvenes Francisco Gourmand (Nicolás Francella) y Bárbara Otamendi (Clara Lago), que se presentarán como fanáticos de Mara y conocedores de su obra, y la labor realizada en conjunto a todos los miembros del grupo, representará una amenaza para el cálido estilo de vida de estos cuatro amigos.
Las virtudes de este nuevo filme de Juan José Campanella son evidentes, desde una puesta en escena descomunal, con todos los detalles en su lugar, y un trabajo de dirección, música y fotografía a la altura de las circunstancias. Si bien se apoya en la versión original de José Martínez Suárez, Campanella logra re trabajar y desarrollar ciertos puntos en la historia que le dan su propia impronta, brindando momentos claros de comedia, pero intercalando con elementos que le imprimen cierto dramatismo, jugando desde ya con el humor negro. La mayor virtud reside tanto en la construcción de los personajes, delineados todos de manera exacta, como en el desempeño de cada uno, iniciando con una Graciela Borges magistral, como lo hace siempre que se le presenta la oportunidad, un Oscar Martínez que no se queda atrás, tan acertado como lo viene haciendo desde sus últimas actuaciones, y la destacada labor de Marcos Mundstock, Luis Brandoni y Clara Lago. Puede que la narración nos haga venir a la cabeza algunos clásicos que evocan a la nostalgia, previos también a la versión de 1976, como Nos habíamos amado tanto de Ettore Scola o Sunset Blvd. de Billy Wilder. Quizás los inconvenientes más notorios se dan a la hora de cerrar las diferentes historias que se entrecruzan en la trama, y en donde las formas no son del todo convincentes, al margen Campanella busca la manera de quedar bien parado, dando un final medianamente convincente.
Basada en Los Muchacho de Antes no Usaban Arsénico de José Martínez Suarez, un film argentino de 1975, es una comedia de humor negro que ahora Campanella actualiza y revitaliza para reflexionar sobre nuestro presente.
No obstante señalar este antecedente, por otra parte, imposible de obviar, este comentario no pretende entrar en comparaciones con el film que le da origen. Entiendo que la película anterior fascinó a Campanella y como consecuencia de ello, se basó en ella para reescribir los personajes en una situación totalmente diferente: La actual.
Y en ese plano, es donde se luce la pluma de los adaptadores que replicando las mismas situaciones, logran que la película deje ese espacio necesario para pensar, pasando de ser una película divertida a ser una película que invita a la reflexión.
Es muy tentador ver ese caserón fastuoso venido a menos y compararlo con la situación del país. La necesidad de los cuatro viejos de vender la casa porque es imposible financiar su mantenimiento hacer ver a la aparición de una pareja de agentes inmobiliarios como una aparición mágica para solucionar el problema.
Pero la solución no es tan sencilla. Los agentes inmobiliarios son dos chantas que están lejos de solucionar un problema. Aparece aquí una la clásica visión mercantilista que hace pensar que toda relación comercial está penetrada por un espíritu de curro en el cual cabe la posibilidad de que los cuatro viejos sean estafados en su buena fe.
El nuevo film nos habla también de un choque generacional en el cual se han perdido valores tales como el respeto a los ancianos, donde la trayectoria llega hasta donde el éxito abandona, el engaño priva sobre la honestidad de las partes, y el parecer es mucho más importante que el ser.
Lo notable de este film de Campanella es que el choque generacional que describe aparece como una consecuencia del propio devenir de los personajes. Mara Ordaz, es una exitosa actriz retirada que en su mejor época ha podido comprar la mansión en la cual vive con su marido, también actor, acompañada de su médico y su administrador, a quienes ampara en su casa. Es una existencia basada en la bonanza económica de otra época: un pasado esplendoroso.
Entre ese pasado y la actualidad, ha corrido el tiempo, dando lugar a tanto al deterioro de las cosas como al envejecimiento de las personas. El mantenimiento de la casa se hace difícil por la imposibilidad de mantener un flujo de ingresos constante. Al mismo tiempo, se observa un resquebrajamiento de las relaciones humanas, mantenidas más por la costumbre que por los afectos.
Cuando la venta de la casa se transforma en una posibilidad viable, todos los personajes sacan sus máscaras y quedan al descubierto. La mezquindad aparee entre los ancianos. Y los dos jóvenes agentes inmobiliarios muestran una nueva careta ultra competitiva que solo les permite ver la oportunidad de timar a aquellos pobres viejos.
Esta cuestión, donde priva el negocio, el éxito pasado no alcanza, y la observancia de la ley comienza a deslizarse por un hilo muy fino que termina cortándose, es lo que da lugar a la posibilidad de vivir de la estafa, donde las oportunidades no están basadas en el mérito sino en la sagacidad sin escrúpulos, ignorando la existencia de la ley para que solo rija la fuerza o la viveza criolla
Campanella, acompañado del guionista estadounidense Warren Kloomok, adaptó la obra a los tiempos actuales, congregó a un casting de notables: Graciela Borges, Luis Brandoni, Oscar Martínez y Marcos Mundstock (están estupendos), por otra parte muy bien acompañados por la juventud de Nicolás Francella y Clara Lago, y logró revivir aquella vieja comedia, haciendo lucir su trabajo a la vez de regalarnos un nuevo film que brilla con luz propia en este momento de impasse que está atravesando el cine argentino.