Punto de ruptura
Sinopsis de la película
En Florida, el dueño de un yate de alquiler que tiene graves problemas económicos, acepta que una banda de mafiosos utilice su barco para escapar de la policía. El problema se agrava cuando los gángsters asesinan a uno de sus amigos. Adaptación de un relato de Hemingway.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Breaking Point
- Año: 1950
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.9
20 valoraciones en total
Así se llama el barco donde Harry Morgan (John Garfield), un veterano de guerra y de condición perdedor, intenta sacar a su familia adelante y donde se desarrolla gran parte del argumento. El inolvidable comienzo, con las palabras de Harry, recogen perfectamente lo que va a ser la película:
Ya sabes como es el mar a la primera hora de la mañana: todo en silencio, excepto las gaviotas, todo en silencio. Y te sientes genial. Entonces llegas a tierra y empieza. Y en un momento estás metido hasta el cuello…y no sabes ni como empezó
Buena película. Seria y sólida. Representa perfectamente el alma del relato de Hemingway (que ya se adaptara maravillosamente en Tener y no Tener ). Un tipo honesto, marido y padre, de vocación marinero y que recorre la vida con la honradez por bandera, se encuentra ante un serio problema económico que lo hace acercarse a gángsters, ladrones y tipos de dudosa reputación. Michael Curtiz dirige con maestría y no desmerece en absoluto a su predecesora, la imborrable obra de Hawks.
Crudeza visual y en ocasiones narrativa se combinan con primeros planos en torno a la relación de Garfield con las mujeres de la película: la suya propia Lucy (Phyllis Thaxter), una mujer convencional e incansable en el apoyo y lucha por su marido, y Leona (Patricia Neal) mujer de más sofisticada y atractiva que pronto se cruzará en el camino del marinero. De la lucha de estas dos mujeres por Harry se tienen escenas irrepetibles y diálogos del todo ilustrativos del alma femenina en estos casos. Espectacular y fiel retrato.
En definitiva, otra obra más que no fue estrenada aquí en España y que supone además el último gran título de ese enorme actor, el boxeador John Garfield, dos años antes de su muerte en 1952 hecho que añade más interés del que ya tiene de por sí este buen título. Bastante recomendable.
De la novela e Hemingway : tener o no tener, hay tres versiones cinematográficas, la de 1944 de Howard Hawks, la de 1950 de Michael Curtiz y la de Donald Siegel de 1958. Hoy he visto la versión de Michael Curtiz con John Garfield y Patricia Neal y me parece que está a la altura de la de Hawks.
La película de Siegel, es un mediocre remake con Audie Murphy de protagonista, un actor demasiado blandito para el curtido personaje de Sam Davis creado por Hemingway.
La película de Michael Curtiz es un poderoso filme noir que no tiene nada que envidiar a la versión de Hawks. Siendo las versiones de 1944 y 1950 dos películas cojonudas basadas en una misma novela, sin embargo se parecen la una a la otra como un huevo a una castaña. La de Hawks es una estupenda combinación de comedia y aventuras donde Humphrey Bogart encarna a un héroe cínico y de vuelta de todo que sin embargo tiene sentido del humor y una gran vitalidad. Al final de la película uno se imagina que Bogart seguirá junto a Lauren Bacall y el inseparable borrachín Walter Brenan, viviendo nuevas aventuras.
La película de Michael Curtiz supone el reverso oscuro de la de Hawks .Película pesimista con una visión más tenebrosa del ser humano. Aquí John Garfield es un antihéroe, un hombre que al terminar la segunda guerra mundial creía que se iba a comer el mundo y el mundo se lo comió a él. Es un tipo derrotado que tiene a su cargo una mujer y dos hijas a las que se ve incapaz de mantener. Al final de la aventura, conseguirá salir vivo pero totalmente destrozado, con un brazo mutilado y sabiéndose más incapaz aún de sostener A SU FAMILIA.
Harry Morgan es un hombre felizmente casado y padre de dos agraciadas pequeñas que lo esperan siempre con tanta ansiedad como su abnegada esposa Lucy. A ésta no le agrada la labor que él hace, manejando una lancha a motor en la que suele transportar a la gente más inesperada, pero Harry se niega a aceptar el empleo como capataz que le ofrece su suegro, porque se siente a gusto siendo su propio patrón. Harry desea mejorar la calidad de vida de su familia y, en busca de ello, se presta a lo que se venga… con tal de que el dinero llegue.
Así comienza este calificado remake de Tener y no tener, la obra de Ernest Hemingway que ya había sido llevada al cine con total acierto por Howard Hawks. Pero, PUNTO DE RUPTURA no es inferior a aquella. Es incluso más cercana a la novela y más auténtica si se quiere, pues sólo busca parecerse a sí misma, contando la historia de manera muy cercana al espíritu del escritor, y dejando plasmado el retrato de un antihéroe cuyas decisiones ligeras lo llevan por el rumbo que él mismo se ha buscado.
El agudo y perspicaz guión de Ranald McDougall también introduce algunos cambios: adelanta una década la historia, ubica los hechos en México y en el sur de los EEUU, introduce a Wesley Parks, el gentil y leal afroamericano, como compañero de Morgan, habla de la falta de oportunidades, la obsesión por el dinero en la sociedad capitalista y muestra el arribismo que empaña a tantos seres que sólo esperan de la vida un poquito de felicidad.
John Garfield recrea a un hombre al que la fortuna no le sonríe, y cada que cae en el infortunio de sus ligerezas, la vida se empeña en decirle: Elige de nuevo… Sólo que él sigue eligiendo lo mismo, pues desconoce una ley que es certera: Si sigues haciendo lo que vienes haciendo, te seguirá yendo como te está yendo. Patricia Neal es la bella aventurera, quien desearía a un hombre como Harry aunque no responda para nada a la clase de tipos que siempre se ha buscado. Phyllis Thaxter es Lucy, la complaciente esposa dispuesta a parecerse incluso a la mujer que, sabe, ahora sueña su marido. Y Juano Hernández, es el hombre sencillo, a quien la lealtad le resulta tan espontánea como la inhalación del aire.
Se siente en la atmósfera el pesimismo hemingwayano y eso, para nosotros, es talvez lo único que aminora la valía de un filme que habla de seres vivos, hondamente sensibles e inevitablemente tocados por el lado oscuro de la existencia… menos mal que, a lo lejos, comienza ya a dibujarse otro amanecer.
Título para Latinoamérica: SU ÚLTIMO RECURSO
¡Sí, sí, sí! es una gran película amigo espectador. No se la pierda. Es de Michael Curtiz, un grande. Por eso la película tiene ritmo, acción, un buen guión y una esmerada puesta en escena. Pero la palma se la lleva un trío de personajes lleno de secretos, de fuerza y de valor. Curtiz le cede el protagonismo a John Garfield, Patricia Neal y Phyllis Thaxter y estos le corresponden con actuaciones sublimes. De la pareja Garfield-Neal lo podíamos esperar pero Phyllis Thaxter (me sonaba su cara de algún papel secundario) configura un personaje ciertamente irresistible lleno de encanto, sensibilidad y coraje. Cuando entre sollozos le dice a su rudo marido Sólo lo hice para gustarte (refiriéndose al pelo teñido de rubio) dan ganas de comérsela a besos. Claro, es lo que hace su marido.
Y de esta forma, entre lección y lección de Curtiz, unos brillantes diálogos y un trío de protagonistas en estado de gracia (aunque mejor decir en estado de Curtiz) va pasando ante nuestra mirada una historia tan compleja como de profunda reflexión a posteriori. Mas, cuando ya parecía terminada la clase, Curtiz da su última gran lección, al espectador y a los directores modernos adictos a la viloencia gratuita. El plano final, en la inmensidad del puerto, y el pequeño, solo, en el centro, sin una palabra de cariño, sin una mirada compasiva, sin un beso de consuelo, es de lo más duro que he visto en una pantalla de cine. No hay ruido, no hay gritos, no hay tiros, no hay sangre. Sólo un pequeño buscando respuesta en la inmensidad. ¡Cuánto dolor he sentido carajo!
En todo el momento de la proyección de esta magnífica película, se hace ver que el capitán del yate acarrea graves apuros económicos que le vienen sin duda desde que llegó de la guerra. El caso es que se inicia la historia cuando el capitán Morgan embarca con su amigo para llevar a pescar a un cliente y a su atractiva pareja. Un buen negocio… Aparentemente.
Supongo que la base de una buena novela y un excelente guión hizo la tarea más fácil a Michael Curtiz para conseguir una película entretenida y creíble.
Una novela de Hemingway, Tener y no tener, que inspiró además de este Punto de ruptura, Tener y no tener (1944) de Hawks y El traficante de armas (1958) de Don Siegel.
Señalar una efectiva puesta en escena del ambiente hogareño, sencillo y muy lejos del dramatismo opresivo que a veces es hasta molesto. La participación de las niñas es un claro ejemplo de un trabajo perfecto. Remata la acción el rostro de la mujer de Morgan, delicado, siempre alerta, vivo, que representa a la mujer de su casa, sacrificada y enamorada. Esta circunstancia más un añadido flirteo, marca la historia consiguiente dándole ese cariz tan necesario de intriga y tragedia.