Puede ser divertido

Un comentario en «Puede ser divertido»

1. ¿Es una película pretenciosa?

   Pues creo que sí: ese mensaje de suficiencia, nada más empezar la peli, de Hombres, por vuestro bien enteraos de una puñetera vez cómo son, cómo piensan, cómo sienten las mujeres (sic) creo que permite calificarla así.

   ¿Es una película feminista?

   ¡Hum! Sólo diré que cuando la vi hace poco en la tele tuve en todo momento, arriba a la izquierda de la imagen, un aviso de que al cabo de dos días dicho canal emitiría un debate sobre los derechos de la mujer a lo largo de la Historia. ¿Casualidad? No creo: estamos hablando de un filme dirigido por una mujer (Azucena Rodríguez, que no es precisamente Kathryn Bigelow, dicho sea de paso), escrito por mujeres (Marga Mareo y Lola Salvador —aunque esta última se acredita con nombre de varón, Salvador Maldonado, en una de tantas cosas desconcertantes de esta película—), con el mensaje antedicho, protagonizada, en sus papeles principales, por dos mujeres, y donde por cierto la canción que da título a la peli (algo repetitiva, por decirlo suavemente) la interpreta un grupo musical integrado exclusivamente por 4 o 5 chicas. Me da, pues, la impresión de que por algunos(/as) se pretende considerar Puede ser divertido como una especie de precedente de un pretendido cine reivindicativo (y feminista), tan en boga en este año 2019 (es decir, 23 años después de cuando fue rodada).

   ¿Qué tal lo hacen las actrices protagonistas?

   De entrada, debo reconocerlo: tengo debilidad por Ana Torrent: su etapa de niña en El espíritu de la colmena y Cría cuervos nos marcó a muchos cinéfilos, y ese espíritu más o menos libre —más o menos ajeno a la marcha habitual de las caras más conocidas del cine español—, capaz de irse a Nueva York a perfeccionar su carrera, participando de vez en cuando en alguna producción internacional ( Las hermanas Bolena ), y que recientemente ha dado el salto al teatro, me parece muy digno de respeto y admiración. Y en esta peli ella está bastante correcta.
   
   A Mercè Pons, en cambio, no la veo al nivel de Ana Torrent. No me acabo de creer el papel de mujer alocada, independiente, que va pontificando en un programa de radio…

   O sea, quieres decir que no hay química entre ellas

   Hay dos actrices haciendo su trabajo: una Ana Torrent que hace un papel más que correcto, y una Mercè Pons, como decía antes, algo pasada de rosca, y no excesivamente creíble en su papel, en esta especie de teatro filmado que es esta peli.

   ¿Teatro filmado? ¿Cómo?

   No me refiero a que el punto de partida sea una pieza teatral, de hecho no creo que lo sea. Me refiero a que los diálogos y situaciones son más propias de una actuación encima de un escenario teatral que de un lenguaje cinematográfico: el ejemplo más claro sería la secuencia de la bañera, con Toni Cantó en medio, y Ana Torrent y Mercè Pons declamando (= poca veracidad y aún menos espontaneidad) sus papeles.

   Hace un momento hablabas de cosas desconcertantes en esta película ¿A qué te refieres?

   Pues por ejemplo, alguna cosa que no he visto en ninguna otra película: una vez terminada, cuando salen los letreros, junto a los ayudantes de dirección y demás personal, y entre medio, aparece un extrañísimo dirección….. Azucena Rodríguez ¿Una especie de cura de humildad o voluntad de igualitarismo situando su nombre en medio del equipo, en lugar de poner ´Una película de Azucena Rodríguez´? Si fuera el caso, desde luego, el ejemplo no ha cuajado en posteriores producciones.

   Me da la impresión de que no estás poniendo demasiado bien a la película. ¿Le ves alguna virtud?

   Sobre todo que ninguna de las dos chicas de la pareja protagonista no es ninguna de las Von Sempre de las actrices de la época: quiero decir que la directora no contrató a Maribel Verdú, ni a Emma Suárez, o a Victoria Abril, por poner unos ejemplos, sino que optó por dos actrices que dan más la imagen de dos chicas normales, a las que les pasan cosas. Eso sí, mucha reinvindicación, pero las dos lucen un cuerpo delgado (no son gordas), la belleza pasa por quitarse las gafas (así se le dice expresamente al personaje de Ana Torrent) y si necesitas pasta, reclámasela a tu exmarido, que tienes derecho (algo me dice que no todo el mundo estará de acuerdo con la frasecita).

   Y ya que me pides virtudes, te diré que Daniel Guzmán, que sale de mensaka al principio, lo hace muy bien (de Toni Cantó no hablo porque, a pesar de mis esfuerzos, no he podido evitar ver al actual político de Ciudadanos y así no puedo llegar a una conclusión cinematográfica), la breve aparición (casi cameo) de Fernando Vivanco [el padre de Cecilia Roth en la película de Almodóvar Laberinto de pasiones , en la que se acaba acostando con la hija (!!!)], y que los polvos están bastante bien rodados (magnífica la secuencia del orgasmo pianístico de Ana Torrent) y muy sensual la secuencia (también de la misma actriz) donde vestida de Humphrey Bogart, le hace un homenaje al gran actor norteamericano… y a Toni Cantó ,-)

   ¿Y, ejem, algún defecto más?

   Pues, ya que preguntas, Amparo Soler Leal hace una interpretación deficiente, Ramón Langa está bastante desaprovechado (la secuencia en que le pillan en pelota en la cocina no genera hilaridad alguna), la secuencia de la fiesta de disfraces está torpemente rodada (problemas de una directora novel, supongo), y, sobre todo, la catastrófica interpretación (es una forma de hablar) de los niños, lo cual en una película en que sale Ana Torrent chirría mucho, porque comparar la brillantísima actuación de ella —eficazmente dirigida por Víctor Erice y Carlos Saura en las dos películas mencionadas anteriormente—, con lo que perpetran estos críos en este filme —con nula dirección de Azucena Rodríguez en las secuencias en que aparecen— es como comparar el whisky de calidad con cualquier brebaje del tres al cuarto.

   ¿Entonces?

   Entonces la película se queda en una comedia discreta y pasable, voluntariosa si quieres, pero también pretenciosa.