Pu-239
Sinopsis de la película
Cuenta la historia del trabajador (Paddy Considine) de una planta nuclear rusa que, tras ser expuesto a una radiación mortal al intentar detener un desastre en la misma, en lugar de compensarlo, es suspendido de su puesto sin obtener siquiera una justa indemnización. Debido a ello, a unos días de morir, y en su desesperación por brindarle a su esposa (Radha Mitchell) y a su pequeño hijo una provisión para su supervivencia una vez que él falte, decide realizar una última y sorprendente acción… Debut en la dirección de Scott Z. Burns, guionista de la aclamada El ultimátum de Bourne .
Detalles de la película
- Titulo Original: The Half Life of Timofey Berezin aka
- Año: 2006
- Duración: 107
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes conseguir una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te mostramos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
6.1
46 valoraciones en total
No esperaba mucho de esta película, pero después de visionarla puedo decir que es una película entrañable, dramática, a veces cómica, y en su conjunto notable. Es un sin fin de sensaciones que apuntan hacia el dramatismo de lo nuclear, lo radiactivo y la necesidad ante la muerte. Muy recomendable.
Tenemos al trabajador de una planta nuclear (Paddy Considine), casado (Radha Mitchell) y con un hijo pequeño, al que después de quedar expuesto a radiación durante un incidente en la central, la empresa no solo le engaña diciéndole que las lecturas de su nivel de radiación, aunque graves, no son mortales (100 rems), cuando lo cierto es que ante el malestar que experimenta, hace averiguaciones y descubre que son 1000 rems, (mortal de necesidad) sino que además le deja en la calle ( enfermo y sin ningún otro medio de ganarse la vida) por negarse a firmar un papel exonerando a la central de toda culpa, por lo que decide robar 100 gr de plutonio (el PU-239 del título) y lanzarse a la calle a buscar comprador.
Por otra parte tenemos a 3 descerebrados y violentos mafiosillos de poca monta (extorsiones bragueteras, secuestro de perros y robo de limpiaparabrisas, entre otras) que disponen de 72 horas para conseguir 6000 dólares, que es la multa que les ha puesto el mafioso del barrio, en castigo al error que han cometido (confundieron el núm. 51 de una dirección con el 57) incendiando una ferretería tras extorsionar a su dueño, negocio que ya estaba bajo la protección del mafioso de marras.
Al coincidir la trama dramática del enfermo terminal, con la tarantiniana de los mafiosillos (hasta ahora narrada de forma paralela), como consecuencia de un encuentro fortuito en un mercado al aire libre, donde uno había acudido con un letrero escrito en un cartón: PU-239 para vender su mercancía y el más cabal de los mafiosillos (Oscar Isaac) para buscar dinero para pagar al violento jefe mafioso, lo que hasta este momento había captado poco a poco tu atención, se convierte en una adictiva, divertida, dramática, emotiva y absorbente historia que te mantiene pegado al sofá hasta el final.
Tanto Paddy Considine como Oscar Isaac, realizan un trabajo realmente brillante y lleno de matices y Radha Mitchell y el resto del reparto acompañan la función más que dignamente.
Júntese a lo anterior, a HBO como responsable de la producción, un guion bien engranado, una buena dirección y una magnifica fotografía y ambientación y el resultado es una toda una muy recomendable y prácticamente desapercibida joyita.
Absolutamente recomendable.
Es la primera vez que veo una película en la que el tema nuclear está tratado de una forma tan equilibrada y humorística a la vez. Por supuesto, el humor es completamente negro, por no decir nuclear. A lo mejor hay más películas así, pero aún no los conozco.
En Pu-239 las cosas van de lo científico a lo popular y logra condimentar el poder de la ciencia en un posible encontronazo con los mafiosos del mundo y su noción de riqueza: mujeres, prostitución, cobros paramilitares y drogas. Y cuando les puede llegar el poder que realmente sería el horizonte de la vida del planeta no creen lo que ven, enceguecidos como están en su propia riqueza-miseria.
Así las cosas, se pone en tela de juicio la noción tradicional de los malos (estilo James Bond) que quieren destruir el mundo mientras tienen casinos, prostitutas y drogas, porque saben de armas biológicas, y entramos a una más creíble versión de su maldad ignara.