Premonición
Sinopsis de la película
Tras divorciarse de Claire (Evangeline Lilly), la vida de Nathan (Romain Duris), un brillante abogado neoyorquino, oscila entre el éxito profesional y su triste vida privada. En estas circunstancias, conoce al doctor Kay (John Malkovich), un misterioso médico que le asegura que tiene facultades para percibir la proximidad de la muerte. Esta afirmación se verá reforzada a medida que Nathan le vaya revelando episodios de su pasado: por ejemplo, cuando tenía sólo ocho años, se zambulló en agua helada para salvar a una niña y sufrió un paro cardíaco que le provocó una breve muerte clínica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Et après (Afterwards)
- Año: 2008
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
4.9
22 valoraciones en total
Tosca, topicona, floja y predecible son los primeros adjetivos que se me vienen a la cabeza. Es un producto de usar y tirar que, desaprovecha a John y, sirve de ¿lucimiento? a unos actores que tejen una cursilona y sensiblera trama. Propone un happy end complaciente y, seguro para tocar fibras sensibles y románticas que, se olviden de las carencias de una historia cobarde que, no se posiciona en ningún momento, haciendo una especie de zig-zag entre lo religioso, lo sobrenatural, la explicación pseudo-científica,… sin posicionarse claramente en ninguna. Mejor así ¿no? Así los escépticos y los creyentes ganan. Así nos evitamos que se nos acuse de tal o pascual. Sí, esto malo pasará pero, esto bueno compensa… No sé. En la vida, la expliquemos como creamos o pensemos, no siempre hay balance. Hay putadas sin remedio que, ocurren y punto, como hay maravillas que te llegan y disfrutas mientras duran. No siempre hay compensación. Suele ser más una resignación basada en el Dios aprieta pero no ahoga o No hay mal que cien años dure o No hay mal que por bien no venga … refranes al fin y al cabo… Cosas que nos decimos para no desesperarnos cuando algo va mal y, para recordarnos que, de repente, podemos tener un golpe de suerte tras haber recibido un palo. Se recurre a imaginería religiosa (adornos en el coche de John Malkovich, escenas del entierro de Anna, imágenes religiosas en la casa de la suegra…) pero, a la vez, no se menciona la palabra ángel (por ejemplo)…se usa mensajero que, queda como muy neutra. No creo que a estas alturas, se sea o no creyente, nadie fuera a poner pegas o, a criticar que se hubiera planteado desde un punto de vista que, claramente, forma parte de la imaginería religiosa (al menos la cristiana). Pero, bueno, parece que en estos tiempos a algunos les da como vergüenza llamar a las cosas por el nombre con el que toda una cultura europea (y americana) lo reconoce e identifica, seamos claros. Queda más abierto no mojarse y, revestir una supuesta explicación de ambigüedad que, fuera de este contexto se torna ridícula. El que no crea en Dios (el que sea), tampoco cree en explicaciones místico-sobrenaturales. Suele creer en la ciencia. Luego, si esa no es viable… (y a la vista está que no) ¿pa qué tanta tontería políticamente correcta? Si haces una peli sobre estas cosas… mójate que, no pasa nada. Flojita. Por momentos aburridilla. Desaprovechada y, muy insulsa. Nada nuevo bajo el sol.
A pesar de su interesante premisa y de un trailer bastante engañoso, Et après es un dramón de sobremesa con algo más de presupuesto de lo que suele corresponder a este tipo de producciones. Candidata a caer presa de seminarios sobre cómo superar la muerte de tus seres queridos junto a la lamentable Más allá de los sueños , la película de Bourdos trata de explorar su débil conexión sobrenatural mientra la fusiona con lo que debería ser una tragedia tremebunda si la cosa no pareciese tan artificial y reblandecida que al final lo que causa es más risa que lágrimas.
Los parecidos con propuesta como El sexto sentido , por ejemplo, se limitan al trailer.
La dirección de actores brilla por su ausencia y ni Duris ni Malkovich, lo más conocido del reparto, consiguen salvar del suspenso a un reparto tan soso como perdido por completo en un guión ortopédico y en una situaciones que navegan entre lo pomposo y lo risible. De vergüenza ajena todas las escenas de anuncio de Sanex con la happy family del protagonista retozando por el bosque en plan vaporoso o el topicazo del enfermo terminal y los diálogos que le caen al pobre actor en suerte.
Si a pesar de leer esto todavía hay alguien que tenga ganas de vérsela, aconsejo un revisionado a x2 para evitar dormirse, porque aún encima es de un pastoso infumable.
Una mujer que fotografía flores y por encima le dedican 15 minutos de película.
El trillado poder de ver un halo alrededor de la gente que le queda poco de vida.
Un gran diálogo en el que destaca: – No sabíamos donde estabas. – Me había perdido. – Pensaba que te habías ido. – Me había perdido.
Quizás el mundo no termine en 2012, pero el cine terminará por hacerlo si sigue este camino.
Tengo que decirlo, no como crítica sino como hecho fuera de toda subjetividad.
Visto lo visto y, sobre todo, leído lo leído, está claro que aún no sabemos ver cine fantástico o ciencia ficción que no sea estadounidense o cumpla todas las premisas de Hollywood.
En la fábrica de sueños manufacturados de la Meca del cine , allá en Los Ángeles, hacen ciencia ficción o cine fantástico sin más pretensiones que atraer a su público habitual. Salvo honrosas excepciones como Blade Runner , Contac , Más allá de la vida y poco más, la historia de la CI FI estadounidense está está llena de películas con menos mensaje que una pegatina Toy .
En el viejo continente somos un poco más profundos. Bastante más profundos. Hacemos ciencia ficción al servicio de una historia con sus consiguientes mensajes, sus moralejas (que no moralinas) y todo lo demás. Tal vez resulte menos entretenido a los seguidores habituales del habitual estilo yanki para este género. Me hago cargo. Yo la disfruté, y volveré a disfrutarla porque pienso verla de nuevo. Nos queda tanto que aprender… Tal vez por eso hemos hecho, con nuestra escasa asistencia, que una gran película como Eva dure en cartelera de algunas ciudades menos de dos semanas.
Dicen que los cisnes cantan minutos antes de morir, como si se despidiesen del mundo. Es un canto de alegría, nunca una elegía. Incluso hay algunas leyendas celtas que elevan el cisne a símbolo de la muerte: él es el animal encargado de acompañar las personas hacia el más allá. De niño, Nathan fue atropellado mientras intentaba salvar la vida de Claire, y por extraño que parezca ella logró salvarse y él volvió a la vida, sin más, después de pasar unos días en coma. Ahora Nathan vive en Nueva York, Claire es su ex-mujer y toda su vida se mueve en una constante anodina de reuniones, juicios, cafés y apatía. Eso hasta que un extraño médico irrumpe en su oficina para trasegar toda su existencia. Nunca entenderemos el macabro juego del doctor hasta el final. ¿El destino ha decidido que Nathan muera, dejando sus relaciones personales y laborales en suspenso? ¿El azar ha querido que Nathan se reencuentre con una antigua amiga para rehacer todo aquello que pendía de un hilo? O, y esta es la posibilidad más surrealista, más mística, que plantea la historia de Et après: ¿es Nathan el mensajero, el guía, el cisne encargado de guiar hasta el ocaso a sus seres más allegados?
Con estos planteamientos, no cuesta sentirse atraído hacia el esoterismo urbano de Et après, aunque desde el primer momento da la sensación de tratarse de un guión mil veces descartado, guardado en el cajón de muchos productores durante años y al final ejecutado con un plantel de actores cuanto menos inquietante: a la siempre turbia presencia de John Malkovich hay que añadirle una Evangeline Lilly empeñada en no abandonar el registro misterioso que ya cultivó en Perdidos (Lost), además de un Romain Duris perdido en la gran manzana y en el idioma (nunca nos acostumbramos a escucharle en un inglés tan impostado y defendiendo un personaje tan antipático, anodino, sin demasiada acción, que la trama maltrata al negarle escenas de lucimiento dramático).
Et après siempre funciona como una buena idea al servicio de una película mediocre, sin demasiado estilo, titubeante a la hora de revelar el misterio, totalmente impersonal al alargar hasta cuotas peligrosas un final más plausible que espectacular, en parte decepcionante. Et après tiene la magia de las rarezas cinematográficas, y con eso hay que temer que el film se quede en el limbo de la fama, rodeado de esa aureola dorada que baña la silueta de aquellos que van a perecer: es una película poco comercial, difícil de vender, a caballo entre muchos géneros y destacable en pocos registros. Et après es, pasada su excelente premisa, una historia precipitada, incompleta, discutible, suficiente, eso sí, para asegurar una tarde de intriga sobrenatural.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com