Pobre amor (El verdadero corazón de Susie)
Sinopsis de la película
Sussie está locamente enamorada de un joven de su pueblo, William Jenkins, y está dispuesta a conseguir su amor al precio que sea. Pero William desea escapar del pueblecito para ensanchar sus horizontes y debe realizar unos estudios que requieren una cantidad de dinero que él no posee. A escondidas, Sussie vende su vaca para obtener el dinero necesario para costear los estudios de William en la ciudad. A su regreso, William se ha convertido en un pastor protestante pero es seducido por una ex-actriz convertida en costurera, Bettina Hopkins. William se casará con Bettina ignorando que Sussie, quien se mantiene en el anonimato, había sido su protectora.
Detalles de la película
- Titulo Original: True Heart Susie
- Año: 1919
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
7.1
34 valoraciones en total
Una historia que, sorprendentemente, Griffith quiere glorificar a la mujer dentro de las relaciones amorosas. Si no conociera El nacimiento de una nación lo tendría en un pedestal, pero no sé que pensar de este hombre. Ya que es película (habiendo muestras de machismo típicas de la época) al menos ha querido dar protagonismo a la mujer, cosa que choca en aquella época (e incluso a día de hoy).
Lillian está fantástica, aunque su mirada lánguida cansa un poquito a no ser que seas super mega fan de esa mujer. En cambio Robert, le vemos en lo que será una de sus últimas películas. Al año siguiente, al ser rechazado por Griffith para su siguiente película (Robert era un asiduo en las películas de Griffith) se dice que se suicidó. Siempre nos quedará su eterna juventud y la lástima de no poderle escuchar al quedar en el cine mudo.
La historia tiene bastante chicha, y aunque sea una película para la mujer, hay un parte que no sale bien parada a cierta mujer.
Aún así, me ha gustado y engancha.
Lillian Gish lo es todo aquí. La gloria de los planos se halla en sus gestos, el sentido de la narración, en saber cómo reaccionará, cómo nos mirará. Griffith lo sabía, estaba ante su musa y despliega la calidez del orbe rural sólo para adornarla
Tenemos el diáfano retrato de un romance juvenil y campestre, hecho de pequeñas pinceladas, de escenas que parecen funcionar como ilustraciones de un cuento. Susie y William marcando sus nombres en un árbol. Susie abrazando a su vaquita. Susie entre las flores. Susie soñando.
Un silente blanco y negro que se llena de color.
Lamentablemente, nos la roban para hurgar en un conflicto maniqueo. El Maldito Guión, otra vez. Su convencionalismo no es tan molesto como el haberse atenido a él, a su línea, disolviendo la plenitud que emanaban las imágenes liminares.
Porque las dicotomías campo/ciudad , inocencia/astucia resultan acartonadas, y grises los acentos sobre la artería del enemigo y el necesario desenmascaramiento. Tan vistos ya, tan leídos.
De la ulterior desazón, empero, hay cosas que rescatar, como la sabia formalidad del director – maestro de maestros- y sobre todo una escena, de exquisita ejecución: Susie durmiendo en una misma cama con su odiada antagonista, tomándola en brazos, casi arrullándola. Una bella y sáfica imagen.
Cinta predilecta de grandes como Eric Rohmer y Jacques Rivette.