Pequeño Buda
Sinopsis de la película
Jesse Konrad es un niño estadounidense que vive con sus padres en Seattle. Un día aparece en su casa una delegación de monjes budistas que creen que Jesse es la reencarnación de un respetado lama.
Detalles de la película
- Titulo Original: Little Buddha
- Año: 1993
- Duración: 123
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Opinión de la crítica
Película
5.9
68 valoraciones en total
Visualmente la película tiene mucha belleza, pero…no me gusta el reflejo que da sobre el budismo.
Cierto es que en esencia explica muy bien en que consiste el budismo tibetano, pero le falta algo. Leyendas geniales que existen sobre Buda que la película se traga.
Creo que si se hubiese centrado por ejemplo en explicar la vida de un joven que quiere conocer qué es el budismo para llevarlo a cabo y después alcanzar así el nirvana, estaría mucho mejor. Personalmente, lo de que vayan por el mundo buscando a la reencarnación de su Lama…me parece absurdo, esta es la parte de la historia que me ha hecho ponerle un 4.
Hasta en una película en la que se cuenta una historia asiática tienen que tener su parte de protagonismo los EEUU.
Además de esto, poner a Reeves como Siddharta…deja mucho que desear. A mi no me transmitió nada como Buda.
La verdad, podría haber salido algo mejor de todo esto, y al final solo se ha quedado en una película de sábado por la tarde y bastante pesada.
Bajo mi punto de vista, la película tiene dos tipos de valoración: por un lado, las escenas que reproducen la vida de Sidhartha, con una correcta ambientación (interesante el matiz de los colores) y una narración muy buena desde el punto de vista de la ideología budista tibetana. Por otro lado, las escenas coetáneas, todo lo que tiene que ver con la historia de Jessie, que es el hilo conductor que nos transporta a revivir el siglo V a.C. y que presenta una historia bastante mediocre que no parece más que un pretexto para contarnos la historia de Buda. Es decir, parece que el director quería hacer una obra que reprodujera la vida de este personaje y dijo pues la voy a contar desde el punto de vista de un niño norteamericano actual y la chafó. Las escenas contemporáneas son bastante simplonas, los personajes vacíos, prescindibles, igual que los acontecimientos (relación del padre y su amigo Evans)…. una inexistente barrera lingüística entre NINGUNO de los personajes, independientemente de la edad y nacionalidad avivan la incredulidad que azota a la película.
En la tercera y última entrega de su trilogía sobre el mundo, asistimos a como Bertolucci sigue encontrando el poder del cine en el poder de lo humano, en el poder de lo que sentimos y amamos. Pero asistimos también a cierto cansancio al contar historias con fondos de megaproducción, como revelarían sus pequeñas, apasionadas y posteriores obras.
El análisis de la cultura y religión budista obtuvo algunas de las más duras críticas de su carrera, lo que sin lugar a dudas tampoco se merecía, ya que la complejidad de dicha cultura es difícil de condensar en apenas dos horas, por lo que Bertolucci optó por un punto de vista más metafórico y lírico que en las más puristas – pero superiores – El cielo Protector y El último Emperador, contando la historia en dos frentes, la realidad de la última reencarnación de un importante Lama, un joven niño de E.E.U.U., y la leyenda del nacimiento de la religión Budista, contada a través de los ojos de un ancestral príncipe, Siddartha (un excelente, y nunca creí que diría esto, Keanu Reeves).
Ambas historias tienen un poder visual que confirman a Bertolucci como uno de los grandes creadores de este siglo (el contraste de colores a lo largo de todo el metraje, lo espectacular de la historia de creación), pero es ese problema de condensación en el guión lo que le da cierta sensación de cansancio y precipicio hacia el final de la historia.
Tal vez sea una de las películas más flojas de Bernado Bertolucci pero Pequeño Buda he de reconocer que me ha impactado.
Bertolucci consigue meterte de lleno en la mitología budista y te explica de una forma sencilla y clara, sin rodeos los principios de esa religión extremadamente espiritual. La cuidadosa dirección artística así como el vestuario y la BSO nos lleva a unos lugares (de la mente, no físicos) que nos resulta completamente incomprensibles que te hacen reflexionar muy mucho sobre el paso del tiempo y el significado de la vida.
Bella historia que gira en torno a los orígenes de la religión budista. Bertolucci, como suele ser preceptivo en él, presta más atención a los detalles que al fondo, de forma que consigue una producción preciosista, llena de símbolos y colores, pero que falla en la profundidad de varios de sus personajes, como Chris Isaak y Bridget Fonda, quientes tienen unos roles totalmente inverosímiles en cuanto a su comportamiento conforme va avanzando el metraje, lo que deviene en una mediocre interpretación de ambos. La simbología es muy clara, tanto en los colores, amarillos y ocres para representar oriente y azules y blancos para occidente, como en la trama, que trata de equiparar metáforas con la historia del príncipe Sidharta, interpretado de forma poco convincente por Keanu Reeves. Tampoco es muy creíble la nula presencia de barreras idiomáticas entre niños de diferentes países, pero es que Bertolucci se mueve más en una línea didáctica-infantil para tratar de exponer las bases de la religión budista. Al final tenemos una película de hermosa factura, muy agradable de ver y que a pesar de su espeso irrealismo en algunas fases, permite conocer a grandes rasgos la realidad budista sin llegar a convertirse en un aburrido documental. Recomendable.