Pather Panchali (La canción del camino)
Sinopsis de la película
Narra la historia de una familia bengalí acuciada por la mala suerte. El padre, Harihara, es un sacerdote seglar, curandero, soñador y poeta. Sabajaya, la madre, trabaja para alimentar a su familia, que recibe con alegría y esperanza la llegada de un nuevo hijo, Apu. Es el primer film de La trilogía de Apu .
Detalles de la película
- Titulo Original: Pather Panchali
- Año: 1955
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
8.2
35 valoraciones en total
No resulta fácil, bajo mi punto de vista, dejarse seducir por Pather panchali. Nada fácil. Y menos aún para todos aquellos cinéfilos que -como un servidor- crecimos amamantados a base del más puro y genuino cine americano. Una forma de entender el cine cimentada -fundamentalmente- en el guión. Quizás por eso mismo eché de menos en los compases iniciales de Pather panchali un pulso narrativo algo más ágil y, sobre todo, ese oportunísimo anzuelo argumental que sí poseen los guiones hollywoodienses y que tanto ayuda a enchufarte rápidamente a una peli.
Aún así, sabedor que la peli de Ray era una obra semidocumental de talante esencialmente contemplativo, me agarré los machos y -antes que el sopor intentara vencerme- me dispuse a disfrutarla como tal. Cual fue mi sorpresa, sin embargo, cuando no tan sólo logré aclimatarme perfectamente a su ritmo y a su lirismo, sino que -además- me encontré inmerso, de repente, en un drama sobrecogedor. Un drama del cual me gustaría destacar una secuencia que me impactó especialmente y que, casi por casualidad, encontré descrita en un libro que relata momentos clave de la historia del cine. Si mal no recuerdo, decía algo así:
(al spoiler)
La verdad sea dicha, pocas películas han tenido en mí un efecto tan curioso como esta primera parte de la Trilogía de Apu. En el justo instante de salir los créditos finales, mi opinión era notablemente distínta de la que tenía unas dos horas después.
Al principio no me pareció tan especial como me la habian pintado, es más, me parecía demasiado contemplativa por decirlo de alguna forma y que la historia tenía pocos gíros argumentales. Lo que sobresalía sobre todo lo demás, eran las (para mí) tremendas actuaciones del reparto, sobre todo de la abuela. Por lo demás, veía una muy buena película, realísta y bien filmada, pero sin ese toque especial del que luego me dí cuenta que tenía.
Y me dí cuenta en cuanto reflexioné y descubrí, que esta película utiliza para contarnos la historia, una método muy visual, las imágenes y los hechos son los que cuentan la historia, los diálogos, son el hílo conductor del día a día. La magia de esta peli está ahí … en que hablan las imágenes, en que hablan los gestos y las miradas, ¿cómo no iba a ser contemplativa entonces?. En pocas películas he podido apreciar con tanta fuerza el lenguaje visual y simbólico, es el gran protagonísta. También dicen que hay muy buena fotografía, pero ahí no me meto porque tampoco entiendo demasiado del tema.
En cuanto a la historia, es muy buena, triste y melancólica a veces, e inocente y alegre en otras, siempre con el fantasma de la miseria acechando. Supongo que para apreciarla en su plenitud habrá que ver las tres. A mí me falta la tercera y estoy ansioso.
En definitiva, una película recomendable 100%, sobre todo para los que les guste descubrir pequeñas joyitas, o bien para los que busquen algo diferente al cíne al que nos tiene acostumbrados Hollywood.
Un servidor que tuvo la desgracia de viajar por tierras bengalíes durante dos semanas hace algunos años, observa en La canción del camino pocos cambios cincuenta años antes. Si Vodka Lemon nos trasladaba a la Armenia de hoy y el ambiente es desolador, Pather Panchali nos lleva un poco más allá: Bengala hace medio siglo, o lo que es lo mismo, la miseria en su máximo exponente.
La historia de la familia de Apu está hermosamente narrada. El personaje más anciano que he visto jamás disfruta de la compañía de su pequeña nieta, única fecilidad que tiene en un mundo miserable y egoísta. Las imágenes están llenas de fuerza y belleza. Los primeros planos de los hijos, la tranquilidad y determinación del cabeza de familia, la escena en que su mujer le cuenta la desgracia, las esporádicas apariciones de los músicos… en fin… multitud de pequeñas cosas rodeadas de miseria.
Bonito film que comienza la trilogía de Apu. No es una crítica social porque quién más quién menos todavía sigue así cincuenta años más tarde. La poesía visual queda patente en todo el film regalando al espectador planos y encuadres preciosos.
Mientras se ve Pather Panchali no se tiene la sensación de estar asistiendo a una historia con argumento, nudo y desenlace, sino a una crónica de una familia en clave de ficción, pero tan creíble que parece pura realidad, es decir, que la impresión que da es que el director puso la cámara delante de la familia y empezó a grabar a ver qué salía.
Haciendo frente a sus problemas cotidianos, los personajes nos van siendo definidos poco a poco de forma impecable, y sin darme cuenta, los conozco tan bien que ya les he cogido cariño. Y ahí reside el secreto de Ray para llevarme por todos los cauces que quiera haciéndome olvidar que estoy en mi sofá viendo una peli, todas las cosas que les pasen a sus criaturas no me van a dejar indiferente debido a mi identificación con ellas.
Una vez que ya me he metido, Ray no me suelta y me doy cuenta de que no me está contando una mera crónica, sino que me está hablando de la vida en todas sus vertientes. Sin pretenderlo, pero de forma rotunda, se consigue un emocionante e insólito mosaico sobre la vida creado a través de pequeños detalles cotidianos.
Con los ojos de Apu, vemos las caricias y las hostias que propina la vida de forma intermitente. Ray nos recuerda que el camino que nos ha tocado recorrer es jodido y lleno de baches, pero que no hay mejor empujón que el amor de los tuyos (suena cursi, pero no es menos cierto).
Y al llegar al final de este pedazo de vida, me doy cuenta de por qué al principio tenía esa sensación de que el filme no tenía una estructura convencional, y es porque, ya sea en 1955, en el 2008 o en el año tropecientos, lo que se nos cuenta se repetirá de infinitas maneras a lo largo de los tiempos. Ni el nacimiento ni la muerte son el principio y el final, otros como Apu y su familia ya andaron ese camino antes que nosotros y otros lo seguirán después.
Una maravilla a la vez sencilla y compleja.
La balada de una abuela que coge sus bártulos y se pierde por el pasaje….
El salmo de un padre que gasta su vida al final del sendero…
El lamento de una madre que sufre los baches de su desgraciada ruta…
El réquiem de una niña que hurta su caridad en la senda…
La quírtana de un niño que ve escapar sus sueños por los raíles…
La canción de tres miradas muertas buscando su vida al final del camino…