Pan Am (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2011-2012). 14 episodios. En plena década de los 60, en el mundo de los vuelos de lujo, los atractivos pilotos y azafatas no sólo están entrenados para ser glamurosos, sino que también tienen que encargarse de cualquier emergencia o situación fuera de lo común que se produzca a bordo del avión. Enredos, pasión, celos e incluso espionaje mientras vuelan a más de 30.000 pies de altura.
Detalles de la película
- Titulo Original: Pan Am (TV Series)
- Año: 2011
- Duración: 40
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Opinión de la crítica
Película
6.1
33 valoraciones en total
Esto no es unacrítica, es una advertencia. He visto en capítulo doblado para ver que tal lo habían hecho y me parece vergonzoso, las voces que les han asignado a los personajes le restan todo el glamour y el empaque a la serie.
En la versión española, en vez de un grupo de azafatas parecen un equipo de animadoras, les han puesto a todas voces de niñatas estúpidas.
La voz que más me ha chirriado chirriado ha sido la que le han puesto a Karine Vamesse (Collette). Esta actriz tiene una voz preciosa, que transmite mucha calidez, además de tener un sutil acento francés que enamora. Pero en la versión española suena como si fuera Phoebe la de Friends.
Otra que ha salido mal parada es Christina Ricci, que en este papel está soberbia, transmitiendo ironía cada vez que abre la boca. Pues bien, en español, todos esos matices se pierden.
Hubo un tiempo en que volar era un lujo al alcance de muy pocos, en el que las compañías mimaban a sus clientes como si de huéspedes de un hotel de lujo se trataran. Una época en la que todavía no habían aterrizado las low cost y ser azafata de vuelo se consideraba el súmmum de toda aspirante al éxito y el glamour. Eran tiempos en los que su función iba mucho más allá de vender boletos de lotería en aviones borreguero, en los que la sonrisa iba siempre por delante. ¿O acaso alguien se imagina a una niña soñando con ser azafata de Ryanair y recibir con cara de perro a los turistas de bajo coste? Los años han pasado y volar ya no es lo que era.
En esa época de lujo y estatus, recién estrenados los años 60, en los que la aerolínea PanAm vivía su etapa de máximo esplendor, está ambientada la que hasta el momento es la serie más innovadora en lo que llevamos de temporada. Sí, sí, innovadora a pesar de las infundadas comparaciones con Mad men mucho antes de su estreno. Porque puede que idear una trama en los 60 viniera a rebufo del éxito de los agentes publicitarios de la AMC, incluso centrarla en una profesión rodeada de fascinación, pero visto el resultado está claro que ambas producciones persiguen objetivos, y también públicos, bien distintos.
Si en algo se diferencia Pan Am de Mad men es que no busca convertirse en una serie de culto. Para algunos espectadores, sobre todo los que la empalmen tras Mujeres Desesperadas, su ubicación original en la parrilla de la ABC estadounidense, será todo un consuelo. El ritmo es ágil, los planos, aunque bellísimos, no buscan una trascendencia y los personajes encierran menos carga psicológica. Y aunque puedan parecer deméritos, lo cierto es que el ritmo, la estética y las protagonistas son los que la convierten en una serie comercial pero de gran calidad. Según cómo se mire, el mérito es más bien doble.
Su factura es impecable, sobre todo en lo que se refiere a ambientación (impresionante el recorrido en taxi de Christina Ricci con el imponente edificio Pan Am en Nueva York, hoy convertido en Metlife, de fondo). Los líos de faldas se mezclan de forma ágil con una prometedora trama de espionaje en pleno contexto de la Guerra Fría. Y por si fuera poco, la arriesgada apuesta por un casting muy coral consigue desprender la química necesaria, con personajes entrañables desde el primer minuto como el de la hermana mayor Kate Cameron. Una serie fresca, ágil y original que se desmarca, de momento, del resto de estrenos de la temporada.
Interesante. Pero de trama fácil. ¿A quién no le ha llamado el mundo de la aviación alguna vez? Y no precisamente el de los motores, los flaps y la distribución del fuselaje. Sino el de los uniformes, el de lo que ocurre dentro de los galleys y los paseítos con los trolleys. El de los líos de faldas entre pilotos guapérrimos y azafatas superwomen. El de las sonrisas automáticas, el del eterno glamour y los peinados que resisten a todas las escalas habidas y por haber. El de estar un día en París y otro en Pekín. El del protocolo del saber estar y no explotar. Supongo que antes era así. Cuando yo decidí que quería ser azafata, quería ser como estas mujeres. Pero luego llegaron las low cost y con ello acabó el glamour, llegaron las comidas enlatadas y la venta de lotería en cabina.
El primer capítulo gusta y aunque no engancha, tiene historias que se acercan a lo interesante. La ambientación genial. Christina Ricci también. De momento sólo veo sonrisas que visten cuerpos perfectos con uniformes. Y las historias no tienen mucha fuerza, pero si juegan bien la serie puede tomar un rumbo interesante.
Las comparaciones son odiosas. Aunque te equiparen con una serie que ha hecho historia puede ser tan beneficioso como peligroso, como un vuelo sin motor y bajo los designios de los vientos. No sé si Pan Am acabará en aterrizaje forzoso o accidente sin supervivientes pero dudo, con esas dos escalas en forma de episodios, que llegue a buen (aéreo)puerto. Los trajes de etiqueta y a medida y el aroma a tabaco de Mad Men han quedado sustituidos por el uniforme de las azafatas de Pan Am y los altos vuelos. Vuelos que no sé quieren ser en formato Cuéntame cómo pasó y llegar hasta la quiebra de la compañía en 1991 o tener vocación pasajera y netamente temporal.
Pero aquí no hay diálogos ni personajes con afán de subir por las nubes tanto a crítica como a público. Y precisamente el cambio de sexo en cuanto protagonistas nos hace fijarnos (y no sólo en sus piernas) en los cuerpos que yacen debajo de esos ajustados y azulones uniformes. ¿De qué están hechas las azafatas de los 60? Está la azafata rebelde, la azafata desaparecida y espía de la que está enamorado locamente el piloto protagonista, la azafata remplazo de la espía, su hermana guapa con vocación de novia a la fuga que quiere vivir aventuras y otra azafata que es adicta a los hombres casados. Y no falta ese piloto guaperas con cierto aire a DiCaprio (aunque esta vez sí sabe pilotar) de Atrapa a un ladrón. De momento, creo que nos venden cuerpos, sonrisa y fachada…
Nos van a meter flashbacks de lo que han hecho los protagonistas para llegar a allí aunque esta vez el avión no acaba en una isla siendo carne de precuela de Lost. Christina Ricci puede ser un reclamo embutida en ese personaje rebelde, catastrófico y optimista pero la serie precisamente hace lo que critica: no dota de suficiente personalidad a sus protagonistas para que dejemos de verlas como muñecas de porcelana. Pan Am está bien confeccionada como buen avión, para que no se desmonte en pleno vuelo, pero sus pasajeros y trabajadores tienen tendencia a la sofisticación por la vía lo de lo trillado y lo previsible. Parece que no quieran salirse de la hoja de ruta y eso, en estos tiempos de competencia feroz de altos vuelos, es suficiente para cambiar de compañía cuando uno vuelva a pisar el aeropuerto.
Pues precisamente eso es lo que le ha pasado a esta serie, que a pesar de haberlo intentado, y arrancar su primer vuelo con un prometedor comienzo, parece que poco a poco los aviones (léase capítulos) de la compañía han ido perdiendo fuerza y gasolina . Escribo esta crítica tras haber visto los trece capítulos de la primera temporada, y la sensación final que me ha quedado, y más despúes de ver el últmo capítulo, es de qué lástima . Y es que la serie había escogido un tema bueno, con un contexto histórico interesante, que tantos buenos frutos está dando a otras producciones, y con un punto de vista novedoso respecto a lo que habíamos visto en otras series del momento: el lado de las mujeres. Pues bien, todo ello unido a la gran posibilidad que da el tema de los aviones (posibilidad de introducir infinidad de personajes históricos o ficticios, distintos escenarios mundiales) ha dado como resultado una serie que ha desaprovechado todo lo dicho anteriormente.
El resultado final ha sido una especie de culebrón (aunque muy refinado al lado de lo que de verdad se entiende por culebrón) muy cuidado en su forma pero estrepitosamente telenovelero en su contenido. Y es que al final todas las tramas se reducían a a ver con quién emparejamos ahora a esta azafata . Una especie de Anatomía de Grey de la aeronáutica, pero con unas relaciones personales totalmente idealizadas y edulcoradas. La única línea argumental que se desvíaba un poco de estos derroteros era la de la azafata pelirroja que hacía de espía para la CIA, y en fin, por mucho que me de pena decirlo, resulta bastante poco creíble y hasta inocentón. De todas formas, como culebrón que es y así me lo he tomado, no estaba mal para echar el rato si no había nada más interesante qué ver, así que por esa razón y por aquello de lo pudo ser y no fue, le pongo un 6 de Interesante.