Palabras mágicas (para romper un encantamiento)
Sinopsis de la película
Aquí, en el lago de Managua, están disueltas las cenizas de Sandino. ¿Convertirá el contenido a su contenedor?, el lago Xolotlán está poseído por él, por Sandino. Si esto es cierto entonces este lago es también toda Managua, porque es el desagüe de la ciudad y aquí han llegado los desechos de todos nosotros. Yo soy como este lago que – al igual que Nicaragua – no es como un río que fluye y es siempre nuevo, sino que guardo y acumulo. Palabras Mágicas es mi perspectiva emocional de la Revolución de Nicaragua.
Detalles de la película
- Titulo Original: Palabras mágicas (para romper un encantamiento)
- Año: 2012
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
Película
6.6
59 valoraciones en total
Cuándo intentamos explicar la historia, ¿Cómo lo hacemos? ¿Quizá a través de nuestros recuerdos? ¿Quizá a través de lo que hemos escuchado en casa o en nuestro ambiente? ¿O con lo que hemos oído en la tele o en los periódicos? ¿Quizá nos informamos buscando por internet reseñas o leyendo libros de historiadores imparciales y sin una ideología concreta? ¿Cómo? ¿Viendo documentales?
Se debe romper el encantamiento, y para eso también hay que ser valiente y dar testimonio, aunque sea emocional de los acontecimientos que han sucedido y cómo han sucedido. Nuestra versión de los hechos. Supongo que para muchos espectadores a este respecto Palabras mágicas les parecerá un desmérito. Sin embargo, a mí, me parece un ejercicio de honestidad, solo por eso. Aunque también brillen otras facetas como la composición estética y su narración dramática, lo que lo convierte en un documental imperdible, sensible y útil.
Un prólogo ejemplar. Plano aéreo: perspectiva divina de la tierra de Nicaragua. Una muñeca asume la mirada de la directora (voz en off) y contempla desde la orilla el lago de Managua: es ahora una mirada terrenal, aunque todavía participa de la distancia divina. A continuación la cámara navega a merced de la marea, para luego hundirse en las aguas turbias del lago: la introducción ha concluido y nos sumergimos en la historia de Nicaragua.
Esta puesta en escena es elocuente del talento cinematográfico de Moncada. Sus imágenes (el lago, la marea, la muñeca, la mirada) introducen el leitmotiv fundamental: la historia de Nicaragua se repite. Leitmotiv subrayado por el montaje: la continua yuxtaposición de planos de la Nicaragua somocista con la Nicaragua actual, con Ortega jugando de nuevo a Somoza.
Puesta en escena que, por otro lado, debe ponernos en guardia. El personaje de la muñeca, su mirada, la voz en off también son ficciones, pues tienen una función narrativa. Y el montaje, de estilo soviético, obedece a una estrategia argumental que apunta a unos propósitos políticos: chocar visualmente al espectador y motivarlo a una reflexión que lo movilice contra la cleptocracia de Ortega.
Recursos del cine de propaganda, pues. Muy buen cine –hay que aclarar-, pero cuyo contenido ideológico tampoco debe aceptarse sin discusión.
Contenido ideológico que puede resumirse así: la historia de Nicaragua sería una repetición de aspiraciones revolucionarias frustradas. Los nicaragüenses yerran en círculos, carecen de referentes, son arrastrados ciegamente por la impredecible marea política -otra vez la imagen de la muñeca perdida en un mitin electoral. Nicaragua siempre vuelve al lago, no aprende de sus errores: En el lago de Managua hay una especie única de pez prehistórico que se alimenta de mierda. Prehistoria y eterno retorno: encantamiento que tiene a los nicaragüenses atrapados en un tiempo mítico, cíclico, fatalista.
El potencial emancipador del documental reside en su voluntad de romper el encantamiento. Moncada nos cuenta la revolución desde el punto de vista de sus ideales traicionados. De nuevo otra imagen evocadora. Como el ángel de Benjamin que mira al pasado buscando las chispas de la redención, la muñeca de Moncada sumergida en el lago de Managua lanza su mirada al pasado, donde el Año Cero ilumina como un faro entre el agua turbia.
Pero esas palabras mágicas corren el riesgo de fundar un nuevo mito: el de la traición a la revolución. Mito que porta consigo nuevas omisiones -los sandinistas que denunciaron al régimen desde el principio mismo de la revolución, la persecución y guerra contra los misquitos, etc. Un mito que responde a las necesidades de la clase social (urbana e intelectual) y de una generación (de izquierdas y desilusionada) a las que Moncada representa. Se trata de la necesidad de reorientar, dentro de las aguas turbias de la marea histórica, su compromiso por la Nicaragua actual.