Paintball
Sinopsis de la película
Ópera prima de Daniel Benmayor, que como su nombre indica se basa en el juego del paintball: cuando un grupo de 8 personas se apuntan para jugar, 8 personas muy distintas entre sí y que no se conocían previamente, ni tampoco el bosque donde son llevados. Son llevados hasta allí con los ojos vendados y no tardarán en darse cuenta de que son perseguidos por alguien que empezará a matarlos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Paintball
- Año: 2009
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
3.8
22 valoraciones en total
Repetitivo film de ¿terror?, que cuenta con la baza de una premisa original: un jueguecito llamado Paintball , pero que desaprovecha cualquier oportunidad de intrigarnos, hacernos pasar un mal rato, o simplemente entretener. Un producto digno de ser dirigido por Brian Yuzna, y con afán de enganchar a un público consolero gracias a esa portada a imitación de un videojuego de Playstation.
El director nos tortura con una cámara mareante que sigue a unos personajes que nos importan un bledo (ya que la presentación de los mismos es inexistente). Hastiados asistimos a un esquema simplón, que se limita a seguir aburridas correrías por el bosque, esperando encontrar algo de diversión o miga, pero, para nuestro sopor, encontramos la nada más absoluta. Así, transcurridos sus penosos y eternos 80 minutos de duración, comprobamos que nos han tomado el pelo de mala manera.
Antilúdico juego de supervivencia.
Lo mejor: no gastarse dinero en esto.
Lo peor: su falta de gancho.
La verdad es que no se ni por dónde empezar, porque hay muy poquito que salvar de esta película.
1) Para empezar, la cámara marea de principio a fin de la película, a ver cuándo aprenden estos cineastas que para crear tensión no es necesario mover la cámara sin parar.
2) Los actores pésimos. A veces da la impresión de que les han soltado y les han dicho: venga, a improvisar , y todas las escenas son todo el rato lo mismo: tengo miedo, ahora que hacemos! – yo también tengo miedo y no se qué hacer! – hay dios mío cuánto miedo tengo! – podríamos escondernos porque estoy cagado de miedo! … Y así toda la película. Al final, por supuesto, la reacción del público es reirse ante el patetismo de los actores.
3) Las reacciones de los personajes a veces parecen muy forzadas, sin llegar a entender porqué se separan del grupo, o porqué hacen lo que hacen.
4) No se llega a empatizar con ningún personaje, lo que te hace desear que mueran lo antes posible para poder irte a casa.
5) Y lo que debería ser la salsa de esta película, es decir, las muertes, son de lo peor que he visto en mucho tiempo. Rodadas de manera cutre, y sin ver nada con detalle pues todas las muertes te las muestran con una cámara de visión térmica.
En definitiva, ahorraros el tiempo y el dinero. Le pongo un dos porque hubo dos escenas que me gustaron algo, poco, pero algo.
La intención de Julio Fernández al crear su productora Fantastic Factory sería digna de elogio. Efectivamente, la apuesta por resucitar el género de terror y fantástico en nuestro país, rescatándolo del armario de la cutrez de segunda estantería de videoclub de barrio, se antojaba como algo refrescante y ante todo necesario ante tanto cine español siempre oscilando entre la corrección política de los tótems presuntamente intocables como Amenabar y/o Almodóvar, la españolada rancia (entendida como esa comedia oportunista de chascarrillos sexuales ya anacrónicos) y los aburridos y maniqueos films de la Guerra Civil Española.
Pero como se suele decir, el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones, y eso es precisamente lo que está pasando con las películas pergeñadas desde la productora ya citada. No se puede vivir exclusivamente de un cierto buenismo como justificación a una trayectoria plagada de films absolutamente execrables(aunque podemos encontrar honrosas excepciones como The Machinist, Brad Anderson 2004) que más que revitalizar el género están consiguiendo dar la razón a toda esa corriente crítica empeñada en invisibilizarlo, de reducirlo a divertimento gamberro de nula capacidad para generar algo cinematográficamente interesante.
El último ejemplo de esto es Paintball, película fácilmente inscribible en el survival horror, donde asistiremos una vez más a la ya manida trama de cazador solitario eliminando uno por uno a los miembros de un grupo que se manifestará impotente ante los acontecimientos. Que un argumento como este caiga en lo previsible y que sea incapaz de aportar ninguna sorpresa entra dentro lo esperable, el problema sin embargo llega en cuanto todo el engranaje fílmico queda reducido a auténticas ruinas de lo que deberia ser una película y lo que desfila ante nuestros ojos se resume en lo que se podría calificar de despropósito de director amateur con ínfulas de cineasta serio.
No se puede negar la vocación de inmediatez. Desde el minuto de película se nos adentra en una vorágine vertiginosa de imágenes y acción que junto a lo reducido del metraje podría haber generado cuando menos un producto compacto, directo, tan fácilmente digerible como olvidable. Sin embargo el resultado no es más que un delirio visual, con una cámara que confunde el dinamismo con el atropello visual y que se limita a moverse entre lo aleatorio de los puntos de vista mostrado, el uso indiscriminado de recursos y el descontrol que supone suponer que la cámara en mano puede utilizarse como un video doméstico. El resultado final ofrece pues una sensación de mareo constante, de descolocación contextual, de película estéticamente repelente a la vista. (sigue en spoiler)
A parte de los posibles mareos que tendrán algunos por el movimiento contínuo de la cámara, el principal problema de la película es que los personajes no se distinguen, no se presentan, no te puedes identificar con ninguno, y por tanto, te da absolutamente igual quien muere primero, quien se salva… Y si te da igual eso, solo te queda esperar que lleguen los créditos finales para salir de la sala, mirar a tu acompañante, levantar las cejas y decir: la próxima la eliges tú, de verdad .
Nuestro amigo Daniel Benmayor lo ha intentado. Pero no le ha salido.
Pensaba ser mas benévolo con mi valoración de la peli por el hecho de ser española. Y luego me di cuenta de que probablemente ese es uno de los (no pocos) problemas de nuestro cine. El listón está bajo. Y nadie se molesta mucho en subirlo.
En esas, nos llega una película de terror, rodada en inglés. Me parece perfecto que las películas se doblen. Pero algo que JAMÁS puede ocurrir, es que lo peor de un film sea, como en este caso, su doblaje. Es estropear la esencia del cine y darle la razón a los detractores del doblaje.
Pero Paintball no se salva ni con esas. La cámara se vuelve loca y no produce angustia, marea. Los personajes, y sus reacciones son, directamente, estúpidas.
A destacar: es original (y de agradecer) que utilicen la visión nocturna en las muertes del cazador . Técnicamente, es aceptable.
Conclusión: No es TAN mala. Pero si no fuera española nos parecería peor.