Ostia
Sinopsis de la película
Los hermanos Rabino y Bandiera presumían de no haberse separado jamás, y era cierto. Juntos lloraron a su oveja Rosina, el único ser al que amaron en su niñez, juntos mataron a su padre, juntos robaron y juntos estuvieron en prisión varias veces. Sólo se tenían el uno a otro, y hubiera seguido siendo así si Mónica, una bella mujer, no hubiera aparecido en sus vidas…
Detalles de la película
- Titulo Original: Ostia
- Año: 1970
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
5.9
59 valoraciones en total
Dirige Sergio Citti (antes actor de Pasolini), interpreta el hermano de éste, argumento del propio Pasolini (y el guión, claro), las pautas de la realización siguen el estilo pasoliniano: dejadez técnica, planos fijos, sensación de amateurismo, austeridad, búsqueda de la limpieza formal , etc… El resultado, una película autoral en el peor sentido del término, circunstancialmente insufrible, argumentalmente absurda e inocua, estéticamente mediocre y decididamente prescindible.
Todo el universo pasoliniano si hubiera que juzgarlo por esta película sería aborrecible, lejano, inaccesible (por eso no hemos de olvidar obras como Accatone , El evangelio según San Mateo ó Edipo, hijo de la fortuna ). Muy mal alumno este Citti y muy mala película esta Ostia llena de aburrimiento y situaciones sencillamente intraducibles. Por decir algo, quizás el artista italiano quería hacer una parábola sobre cómo un instante de deseo arrebata con su furia posterior toda una vida. Ahora, es una hipótesis, y por decir algo, porque esta sí que es una película para estudiosos y que produce verdadera mala…
Pese a dirigirla Sergio Citti, Ostia es una obra pasoliniana como la que más. El director italiano, co-autor del guión y productor de la cinta, plasma su cerrado universo personal en una historia de amor nada convencional que se abre y se pliega en múltiples direcciones para poder abarcar todos los temas que a él le interesan. Aquí hay homosexualidad latente y una misoginia feroz, reflexiones en voz alta sobre el destino del ser humano y su papel en el mundo, la política como necesidad de cambio y como latigazo al borreguismo del pueblo italiano, siempre con el socialismo por bandera (Jesús fue el primer mártir del socialismo) pero también cuestionando con sumo cuidado esta línea de pensamieno, como si presintiera que tiene fallas irreversibles en su estructura que el ojo humano es incapaz de percibir, luego está el sexo, incestuso o inmoral, consentido, rechazado o deseado, pero siempre presente, tentador o frustradamente indiferente. Y, pese al tratamieno blasfemo de varias situaciones, es también una obra profundamente religiosa, pero religiosa en un sentido combativo que pone en entredicho a esa iglesia que se ha hecho de oro traicionando el verdadero espíritu de Jesús.
Correctamente planificada y con una capacidad alegórica que afecta a cada fotograma, Ostia avanza en un sentido ajeno al del realismo social, subordinando la linealidad de la narración a una indefinición temporal y una voluntad ideológica cercana al teatro del absurdo que en estos momentos sólo detecto en el Bertrand Blier de Les cotelettes (aunque este apostara más por el surrealismo puro y duro). Cine de ideas y metafóras, polémico y combativo, a veces demasiado evidente en su discurso, demasiado afectado por un tono caricaturesco innecesario (la comilona posterior al sacrificio de la oveja), pero definitivamente vivo, personal e insólito, una obra con trasfondo de tragedia griega pero sin la restallante emoción de un Sófocles, al contrario, sobria y pausada, bien dirigida por Citti, auténtico enemigo del movimieno de cámara y perfeccionador de un estilo basado en la capacidad de transmitirlo todo a través de la composición del plano y la elección del encuadre idóneo. Cine estático que dice mucho (tal vez demasiado) y que estimula la imaginación. Recomendable, especialmente para adeptos de Pasolini y de las obras atípicas y repletas de interrogantes (Anita Sanders: ¿vírgen María o rubio demonio?).
Lo mejor: su voluntad de discurso.
Lo peor: su confusión ideológica, su puntual agarrotamiento narrativo.