Oro en barras
Sinopsis de la película
Hace veinte años que el tímido Henry Holland (Alec Guinness) se encarga de supervisar el traslado de los cargamentos de oro del banco inglés en el que trabaja, pero llega un momento en que, harto de su gris y anodina vida, idea un ingenioso plan para llevar a cabo un espectacular robo en el banco: se trata de trasladar el oro de Inglaterra a Francia en forma de souvenirs de la Torre Eiffel.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Lavender Hill Mob
- Año: 1951
- Duración: 81
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Opinión de la crítica
Película
7.3
54 valoraciones en total
Una de las mejores comedias de la productora británica Ealing, con un Alec Guinness inmenso, arropado por unos excelentes secundarios, y con una dirección impecable del gran Charles Crichton, quien, casi 40 años después sería capaz de repetir con enorme éxito la fórmula Ealing, en la divertidísima Un pez llamado Wanda .
Magistral en su aparente sencillez, con una trama simple, que se desarrolla con una extraordinaria agilidad en apenas 80 minutos de CINE, con mayúsculas. Donde todo discurre como un perfecto mecanismo de relojería, que consigue paralizar el tiempo para el espectador durante esa escasa hora y media.
Viendo esta película, tiene uno la impresión (equivocada, por supuesto) de que es fácil hacer una comedia. Nada más lejos de la realidad, porque sólo hay que ver las comedias que sufrimos en el cine actual, para apreciar la magnitud del milagro que supone este cine, hecho en la Gran Bretaña de postguerra, con escasos medios y un enorme talento. Y sus películas, con un ramillete de ellas que han pasado por méritos propios a la historia del cine (Oro en barras, Pasaporte a Pimlico, Ocho sentencias de muerte…).
NO diga comedia, diga Ealing.
78 minutos de entretenimiento que incluyen:
Un cameo de la elegante Audrey Hepburn
Lingotes con forma de Torre Eiffel
Búsqueda sui géneris de compinches
Detenciones por error que casi acaban mal
Rateros que confían en sus compañeros
Un descenso mareante por las escaleras de la Torre Eiffel
El policía aduanero más tocapelotas que existe
La niña más tiquismiquis e inoportuna posible
La persecución con coches policía más hilarante de la historia
Una gozada de película. Véanla (no me atrevo a predecir su doblaje)
Tibby Clarke tenía pensado hacer una secuela de El farol azul , un drama policíaco que el año anterior había obtenido un éxito considerable en su país. Por alguno de esos repentinos cambios de humor que le dan a uno, decidió que le apetecía escribir una comedia, y ese fue el felicísimo rumbo que tomó el destino, pues ganaría el Oscar de ese año.
Debido a esa incertidumbre inicial en el proyecto, una jovencísima Audrey Hepburn, que por aquel entonces se estaba abriendo camino en el cine, se había hecho con uno de los papeles. Todo eso fue antes de que se cambiara por completo el enfoque y ya no tuviera cabida en la historia su personaje. De todas formas, su talento había impresionado a un Alec Guinness que exigió una breve aparición suya al principio del film.
Es curioso, pero el plan que siguen los personajes de la película fue ideado por el propio Banco de Inglaterra a petición expresa de los estudios Ealing. Se creó para ello un comité que llegó a la conclusión de que para sortearse todas las medidas de seguridad, el plan tenía que surgir desde dentro, de uno de los empleados.
El resultado de todo esto fue una de las comedias sobre robos más elegante y entretenida que recuerdo haber visto, en la que la química entre Alec Guinness, Stanley Holloway y las enredadas situaciones es casi perfecta.
La puesta en escena contiene además algunos encuadres, movimientos de cámara y efectos muy imaginativos, a pesar de contar con un presupuesto ajustado.
¿Prevés que esta semana tendrá alguno de esos días en los que necesitarás ver imperiosamente una comedia? Pues no lo dudes ni un instante y consigue ésta. No te arrepentirás. Palabrita de Jastarloa.
El humor inglés sería inconcebible sin la famosísima flema británica. Sin esa seriedad que confiere el bombín, el paraguas, la torre de Londres y la hora del te. Y muy probablemente sin las comedias de la factoría Ealing (recuerden también Whisky a go-go de Alexander Mackendrick) y sin Alec Guiness.
Pero gracias a Dios (salve a la Reina) nada de esto falta en esta película. Hay de todo. Desde una City repleta de ejecutivos en horario laboral y respetables instituciones financieras hasta delincuentes profesionales de medio pelo y delincuentes aficionados de pelo y medio. Y tampoco hay que rebuscar mucho para encontrar uno de los rostros mas dulces y angelicales llegados del otro lado del canal, Audrey Hepburn, introduciéndose en esto del cine al propio tiempo que lo hace en nuestros ojos.
Y casi sin quererlo nos encontramos también con una de las persecuciones más alucinantemente divertidas de todos los tiempos con una surrealista confusión de vehículos policiales digna del mejor cine de los Marx o del mismísimo Billy Wilder. ¿El Oscar al mejor guión? : El mínimo reconocimiento al trabajo espléndidamente realizado.
Los pensamientos hispanos se dirigen inevitablemente hacia el popularísimo Dioni, pero me gusta ir un paso adelante ¿Cuantos Dionis en potencia no dejaría a su paso esta película?..
Toda una agradable sorpresa. Así podíamos haber titulado la reseña de esta ocasión. Quién hubiera esperado una película tan deliciosa (Lavender Mob Hill) en un viaje con la British Airways.
Se trata como bien dicen algunos de mis colegas de toda una obra maestra del género de robos a gran escala. Un tímido funcionario de banco narra desde su opulenta vida la consecución de un plan maestro. El argumento es simple, lineal el desarrollo y algo previsible el final. ¿Cuál es entonces el secreto del film? El secreto reside en unas magníficas interpretaciones, en una divertidísimas situaciones y en una encantadora ingenuidad. Maravilloso Alec Guiness (casi como siempre), maravilloso también Holloway (a quien recordarán como padre de Elisa Doolittle en My Fair Lady ) y estupendos secundarios (sí, mi amada Audrey también sale).
Entre las situaciones memorables una persecución al Hitchcock por las escaleras de la Torre Eiffel, y una hilarante parodia de la burocracia de controles y aduanas con la pareja protagonista y una odiosa caterva de niños.
Sencillamente maravillosa.