Open Windows
Sinopsis de la película
Nick (Elijah Wood) se considera un chico con suerte porque va a conocer a Jill Goddard (Sasha Grey), la actriz más excitante del momento. Jill está promocionando su última película, y Nick ha ganado una cena con ella en un concurso on-line. Poco antes de salir, un tal Chord le comunica que la caprichosa actriz ha cancelado la cita. Para compensarlo, le ofrece a Nick la posibilidad de espiar a Jill durante la noche desde su portátil.
Detalles de la película
- Titulo Original: Open Windows
- Año: 2014
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
5.1
85 valoraciones en total
Podríamos resumir la carrera fílmica de Nacho Vigalondo de este modo:
A) Los cronocrímenes es compleja, absorbente y de esas con las que te marcas una buena tertulia después de verla. 100% recomendable.
B) Extraterrestre , una comedia fresca y entretenida. También recomendable.
C) Open Windows , una castaña impresionante. Para nada recomendable. Vayamos a por la sinopsis antes de destriparla.
Nick (Elijah Wood) es un chico que tiene una página web sobre la actriz más famosa del momento, Jill Goddard (Sasha Grey), y acaba de ganar un premio que le permitirá cenar con ella. Mientras está en su habitación de hotel retransmitiendo la presentación de la última película de Jill y esperando tan ansiada cena, un hacker llamado Chord se mete en su ordenador y le dice que Jill ha cancelado la cita. Para compensar tamaña afrenta, Chord le ofrece a Nick la posibilidad de vengarse de ella. Solo tendrá que seguir sus instrucciones.
Al fin y al cabo, poco hay que decir. La película fracasa tan pronto como empiezas a no creerte nada de lo que está ocurriendo. Cuando todos los hechos están encadenados a base de casualidades y los giros de guion se suceden uno detrás de otro sin respiro y sin que el espectador se acostumbre a lo que está viendo. Simple y llanamente, esto es lo que ocurre con Open Windows . Ni más ni menos. Pero suficiente como para arruinar una idea que de haber sido mejor desarrollada hubiese dado para mucho. Los actores están normales, el formato es novedoso y, si no pecara de los errores anteriormente mencionados, podría haber marcado un precedente.
A partir de aquí hay SPOILERS, aviso.
El guion no hay por dónde cogerlo, desde los detalles más nimios hasta en los giros de guion más retorcidos. Por poner solo un par o tres de ejemplos de lo primero, es muy oportuno que el manager de Jill se fije en la ventana iluminada del hotel de al lado (¡por dios, es un hotel y en los hoteles hay gente y hay gente que enciende luces!) y que desde esa distancia vea una cámara apuntándole. Pero más raro es que se vaya al hotel de enfrente y un hacker, por muy habilidoso que sea, le deje entrar en la habitación sospechosa sin que nadie se entere (digo yo que alguien tendría que darle la llave, ¿no?) para que compruebe si hay alguien o no. Luego está la escena en casa de Jill, ¿por qué va todo un destacamento de SWATs para atender una llamada de emergencia? O, sin ir más lejos, ¿por qué el hacker ese de París de pronto decide salvar a Chord cuando Jill va a apuñalarlo en el coche, a riesgo de que difundan su imagen tal y como el protagonista había amenazado que haría solo diez minutos antes? Incluso saca un bate para amenazar a sus amigos…amigos con los que, supongo, llevará un tiempo, digo yo. Son solo detalles, pero la suma de todos ellos arruina la credibilidad de la cinta.
Pero lo peor de todo está en los giros de guion que ocurren durante el último tercio de película. Al fin y al cabo, resulta que Nevada le estaba tendiendo una trampa a Chord. Si esto es así, ¿cómo sabía Nevada que Chord iba a tenderle esa trampa a un blogger para, a su vez, tenderle la trampa a Chord? Pregunta que me temo que no tiene respuesta. Y no me trago que se lo ha ido trabajando mientras va transcurriendo todo. Porque bien que Nevada tenía un cuerpo preparado en el maletero (ojo, en el maletero del coche que había estado en posesión de Chord antes de que él subiera) y, para más inri, un doble suyo. Tampoco te crees que el protagonista estuviera actuando para Chord durante toda la película.
Vigalondo no solamente tira de giros inverosímiles, sino que añade una ración de clichés que no podían faltar en cualquier película del género. Chord, que se supone que es un tipo astuto y que ha tomado miles de precauciones, se deja engatusar por Jill en una escena, no digo obvia, sino bochornosa de lo sobada que está. ¿Es que acaso alguien dudaba que todo era una estratagema para darle una hostia al secuestrador y salir huyendo? Cuesta creer que Chord no caiga en ello, la verdad. Además, como en toda película de secuestros, no puede ser que el antagonista se salga con la suya. ¿Por qué debería ser así? El protagonista tiene que salvar a la chica, sí o sí. Y Vigalondo, para cumplir con los clichés del género, acaba sacándose giros y giros a cuál más absurdo y que ya he comentado en el párrafo anterior para justificarlo todo.
Para ir acabando, imagino que Vigalondo no buscaba hacer ninguna crítica sobre el desarrollo desenfrenado de la tecnología o de la vulneración de la privacidad en un mundo cada vez menos privado, tal y como ocurría en Black Mirror , porque si ese era su objetivo, fracasa estrepitosamente, cualquier tipo de crítica se diluye entre tanto artificio vacuo y sin sentido.
Hacía tiempo que no tenía el placer de ver una película tan inverosímil y que no me creyera tan pronto. No hay por dónde cogerla y en ningún momento llegué a meterme en la trama. Una buena idea echada a perder a base de giros de guion inverosímiles. Para nada recomendable.
Que hacen falta innovadores como Nacho Vigalondo en nuestro desolado panorama fílmico, es un hecho, con apenas dos películas, el director cántabro ha conseguido colocar su nombre en ese selecto club de los conocidos, gracias en parte a una personalidad y presencia arrolladoras, de esas que se hacen notar.
Con Open Windows , su tercer largometraje, Vigalondo accede a un reparto más internacional, pero no cede su habitual formato de film menor, prácticamente independiente, terreno propicio para una mayor libertad creativa, que le permite ante todo, desarrollar un guión original, escrito por el propio autor, sin las limitaciones ni restricciones propias de producciones con mayor presupuesto.
Es así como este complejo thriller experimental, juega con ventaja en una deseada corriente de originalidad, apoyado en un montaje preciso, que utiliza las nuevas tecnologías como soporte angular de su discurso, erigiéndose como un refrescante ejercicio de estilo, de esos que apenas abundan en nuestro cine, tristemente huérfano de apuestas de riesgo que poder referenciar.
Otro punto a favor, surge de su conexión con el mejor cine de suspense de todos los tiempos, ese que el maestro Hitchcock elevaba a categoría de arte con títulos tan míticos como La Ventana Indiscreta , y que en palabras del propio Vigalondo, se aleja del homenaje para situarse en el ámbito de la inconsciencia, como si de un código impreso en el ADN se tratara, y que de forma obligada, todo buen cineasta debiera llevar asociado al acercarse a dicho género.
En el aspecto negativo, una trama demasiado enrevesada, que acaba por desembocar en un desenlace tramposo y fallido, lastra los hallazgos, en su mayoría técnicos y visuales, que contiene la cinta, creando un propicio caldo de cultivo para todos aquellos que quieran atacar con saña tan peculiar propuesta.
Por último, los actores, de un Elijah Wood correcto, en un papel similar al que ya interpretara hace apenas unos meses en Grand Piano , a una Sasha Grey estelar, reina indiscutible del morbo, en un transito envidiable desde el cine para adultos a paraísos menos cálidos, de mayor convencionalidad, donde también amenaza con extender su presencia de manera competitiva e irresistible. Argumentos le sobran, y con tanta entrega, que tiemble Hollywood, porque esta doble de Keira Knightley, y antigua diosa del porno, parece presentar una nueva candidatura para quedarse, de manera definitiva, en el Olimpo del celuloide.
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Nacho Vigalondo (Los Cronocrímenes. 2007) vuelve a la carga con otro trhiller. En esta ocasión con Elijah Wood y Sasha Grey como reparto principal. Un trio que forman un reclamo más que apetitosos. Pero adelanto que la combinación falla.
Admito que la idea de la trama y el planteamiento puede ser bueno. En si no es novedoso. Sasha Grey interpreta a una estrella del cine y Elijah Wood es un blogero desconocido cuyo blog está dedicado a esta actriz. Para la presentación de la última película de la actriz resulta que el personaje de Elijah ha ganado un concurso para conocer a su estrella, pero a punto de ver su sueño cumplido este joven bloguero empezará a recibir la visita de un pirata informático en su ordenador que le cambiará la noche radicalmente.
Hasta aquí la idea es buena.
Ahora vayamos al formato.
Esta película es mostrada con imágenes obtenidas a través de cámaras de vídeo, de seguridad de los edificios, de los móviles o webcams. La pantalla del cine solamente muestra la pantalla de un ordenador y a través de las ventanas que se van abriendo en ella conocemos el transcurso de la historia.
Así pues el formato, el planteamiento, sí me parece original y también es bueno.
Ahora bien, el guión hace aguas por todas partes, está cogido con pinzas. Algunos diálogos son ridículos y algunas situaciones muy, muy forzadas y algunos cosas son absurdas. Lo único bueno que diré de el es que tiene algunos giros inesperados que lo salvan un pelín, pero no basta.
Las actuaciones tampoco son de lo más destacado. Elijah Wood con su inexpresividad a la que nos tiene acostumbrados en sus últimas películas y Sasha Grey pues digamos que aun tiene cosas que pulir como actriz, al menos en esta categoría de películas.
Así pues la película no funciona. En varias ocasiones te llevas las manos a la cabeza y dices ¡Anda ya! . Hay algunas situaciones que podrían ser muy interesantes pero el director las alarga demasiado o tarda en ir al grano y pierdes interés porque ves que no llegará a ningún lado.
En definitiva, es una película mala que no trascenderá demasiado y caerá en el olvido, por lo que no os aconsejo gastaros vuestro dinero en ir a verla.
Ya se ha escrito bastante sobre esta película elogiando su parte técnica, sobre todo de su montaje, innovador en el uso de la multipantalla. La película marca un antes y un después en el lenguaje cinematográfico adaptándose a los nuevos medios tecnológicos y a la proliferación de las pantallas en nuestro día a día.
Aclarar que la película está situada en un futuro cercano, muy cercano, por lo que podríamos etiquetarla de ciencia ficción, pues en ella aparecen diferentes tecnologías que no existen a día de hoy o, al menos, no están comúnmente utilizadas entre la población (control total del aparato remoto por parte del hackeador, regular la opacidad de las paredes de un hotel, las cámaras ping pong que no sé en realidad en que si diferencian de una normal pero parecen que son capaces de recrear en 3D a Sasha Grey en el maletero)
El propósito de esta crítica es explicar en spoiler el guión y la falta de lagunas en él. Pero antes me gustaría elogiar varios aspectos que han pasado desapercibidos ante la complejidad de la historia y que sería justo analizarlos. Cuidado por que se desvelan temas de la trama, nunca el argumento.
– Qué es real y qué no lo es. En todo momento se juega con el espectador, pero también con los personajes de la película (salvo Nevada), sin saber en ningun momento qué está pasando y quién es quién en esta historia. Cada día que pasa somos más susceptibles a ser engañados con el uso de las nuevas tecnologías.
– Suplantación de la identidad en la red. Conectado con lo anterior, la fragilidad de la identidad en el mundo cibernético.
– El acoso hacker hacia famosas. Está siendo protagonista de muchas noticias en los últimos años por el filtrado de fotografías íntimas robadas de sus teléfonos. Y también hablar de la vulnerabilidad de las nuevas tecnologías, pues todos somos susceptibles de ser hackeados, o si fuésemos relevantes, espiados (como bien se revela en Wikileaks o lo dicho por Snowden y el espionaje por todo el mundo de NSA)
– Sociedad del espectáculo. Crítica a los espectadores por el gusto por el morbo a costa de la muerte de una persona. Muy conectado con algún capítulo de Black Mirror y que es influencia en el trabajo de Vigalondo como premisa de la película.
– Publicidad a cualquier precio, en dos momentos, la broma de Vigalondo al principio que es un invento de la productora para vender mejor la película y al final, él mismo, animando a todos a que vayan a ver la película como homenaje.
Y las paradojas que se hacen sobre el porno y Sasha Grey o que se baje la pantalla del portatil al final de la película, contextualizando que mucha gente puede ver la película pirata desde su portatil.
Si les quedaron dudas sobre la historia, en spoiler trato de responderlas.
Y para finalizar: By the way, this cd is mine, the band is called Suicide and they are awesome
Reflexionar sobre la imagen – y por extensión, el cine – es una asignatura que todo amante del antaño celuloide tiene pendiente aprobar, preferiblemente con nota, para licenciarse como creador de pedigrí. Esa nimiedad les ha llevado a algunos cineastas treinta años de oficio y varias decenas de películas. Pero para nuestro enorme Nacho Vigalondo esos antecedentes son pequeñeces y se propone urdir un thriller con ecos de La ventana indiscreta y El fotógrafo del pánico. Su intento se queda en una torpe y obstinada disfunción eréctil, ya que si bien el comienzo es brioso y lleno de promesas, todo acaba en un coitus interruptus de la peor calaña: no consuma la faena – y me temo que nos quedaremos por siempre vírgenes.
El planteamiento es audaz y halagüeño. Estamos en la red: asistimos, a través de internet, a los pormenores del estreno de un tráiler. Vemos lo que ve el protagonista, un perplejo y desorbitado fan de la actriz protagonista que cultiva un blog apologético-lúbrico de susodicha actriz de redondeces voluptuosas y mohín desganado y que, en apariencia, se va a reunir con ella al haber ganado un concurso virtual… ¿o no? Poco a poco vamos perdiendo la seguridad en lo que vemos, en sus significados e interpretaciones, en el contenido de los múltiples desarrollos y meandros que van fatigando la trama. Y si bien durante casi una hora permanecemos atrapados en ese juego perverso del más-difícil-todavía que propone su aplicado director y guionista – donde la pérdida de toda certeza va acompañada de una sana sensación de peligro, acecho y vulnerabilidad – llegado un punto, todo se desvanece: tanta manipulación visual acaba sofocando. Tan sólo deseamos librarnos de la marmórea losa de tan plomizo desarrollo.
Nos encontramos con un gatillazo colosal. Hay tanto afán por engañar, arrastrar, seducir, acelerar, lanzarse sin red… que al final el clímax ha fallado – o no nos hemos enterado –porque de tanta esforzada pasión el juguete se ha quedado exangüe y exhausto. Los últimos cuarenta o cincuenta minutos carecen de interés: una persecución inverosímil, unos personajes innecesarios, unos quiebros falaces, unas dobleces sandias, una cursilería de primerizo, una torpeza y suciedad expositiva necesitada de un mejor libretista y de un montaje que ponga orden entre tanto frenesí de pandereta y alharaca que enoja, aburre y fatiga.
Queda un pelele desinflado, flácido, inerme y seco, mareado por tanta voltereta de noria de pueblo con aires de tiovivo de provincias. Mucho artificio de bisutería para paletos con ínfulas de cineasta ejercitado, como si el movimiento supusiera dirección y control. Desanima ver que un planteamiento prometedor y vigoroso se queda en tan raquítico resultado. Un farol. Un bluf.