El laberinto rojo
Sinopsis de la película
Jack Moore es un abogado norteamericano que visita Pekín para cerrar un importante negocio. Tras pasar la noche con una joven china, al día siguiente es acusado de su asesinato. Como el sistema judicial chino es muy distinto al occidental, necesitará la ayuda de la abogada de oficio que le asignan para hacer frente a una acusación que puede costarle la vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Red Corner aka
- Año: 1997
- Duración: 122
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Opinión de la crítica
Película
5.4
56 valoraciones en total
Seré claro, todo lo que tengo que decir está en el título, no es necesario que añada nada más. Se trata exactamente de eso: de un absolutamente tendencioso, maniqueo y simplificador ejercicio de propaganda yanki dirigido, cómo no, a demonizar al nuevo enemigo oficial de la civilización tras la caída de la URSS, a la pérfida china roja. Un libelo propagandístico que usa las supuestas arbitrariedades y abusos del sistema judicial chino para vendernos su moto. Poco o nada más.
Nada nuevo. Hollywood, como perro fiel de su amo que es, y salvo en muy escasas ocasiones –que han llevado a sus promotores a las colas del paro, al ostracismo o los tribunales macartistas- , ha servido (y sirve) como vocero oficial de la doctrina en política exterior de EEUU en cada momento y de martillo de herejes. Sólo hay que repasar un larguísimo listado de películas, que van desde la portentosa Mensajeros del miedo de Frankenheimer a los irrisorios bodrios del inefable Chuck Norris, pasando por, más recientemente, ese descarado ejercicio de xenofobia que es Sol naciente en la época de la guerra comercial con Japón –basada en una novela del filofascista y contumaz negacionista del cambio climático Michael Crichton- , para verlo. Y si además le únicos la contribución intelectual y financiera de un entusiasta pro-tibetano como Gere, la falta de objetividad y la manipulación de la película están garantizadas…
Porque al señor Gere y a otros muchos defensores del paraíso tibetano –que tienen toda la razón al exigir que China se respete los derechos humanos- se les olvida demasiado a menudo que, antes de la invasión china, el Tíbet era un estado feudal con un índice de alfabetización nulo y donde el 95% de la población vivía bajo la férrea servidumbre impuesta desde la todopoderosa clase sacerdotal.
Eso por no meterme en avisperos y ponerme a comparar sistemas judiciales… Porque China ejecuta unas 600 personas al año y EEUU unas 20, según A.I., sí. Pero si tenemos en cuenta que en la mayoría de estados de USA la han derogado o suspendido, y que la población total china es cuatro veces mayor, resulta que en Estados Unidos, allí dónde se aplica –por ejemplo, Texas-, se ejecutan más personas per cápita. Y si se trata de hablar de otras cuestiones, como la arbitrariedad, la indefensión del detenido o la tortura, Guantanamo o el curioso hecho de que el 80% de los presos sean de raza negra no hablan precisamente maravillas del sistema legal americano…
Pero, no. No me molesta que esta película sea pura propaganda, la historia del cine está llena de magnificas películas descaradamente tendenciosas, de todos los gustos y colores -desde el Acorazado Potemkin al Triunfo de la voluntad, pasando por la ya mencionada Mensajeros del miedo, por mencionar obras maestras-. Lo que me molesta es que sea un ejercicio tan torpe, mediocre, estereotipado y previsible como éste. Tan falto de ideas.
¿Laberinto rojo? No, laberinto gris.
Hollywood ha mostrado en multitud de ocasiones los abusos y miserias del sistema judicial americano Ejecución inminente, Justicia para todos, Pena de muerte y otras. Críticos y público han encumbrado tales obras. Parece que cuando uno realiza una autocrítica en la que se autoflagela sin piedad siempre está mejor visto que criticar al vecino y si éste es comunista entonces quedas como un reaccionario fascista yanki. Pero viendo Laberinto rojo no tengo la sensación de que resulte ofensiva e irrespetuosa con el sistema judicial chino. Más bien al contrario, creo que se trata de una historia interesante que denuncia rigurosamente de manera documentada y creíble las miserias de un sistema legal obsesionado con el secretismo y la rigidez del sistema comunista.
En este caso se narra la historia de un empresario americano que después de pasar una noche de pasión con una atractiva mujer china es detenido por la muerte de ésta. Todo parece indicar que se trata de un asesinato cometido por el americano cuando estaba borracho. Para su defensa cuenta con la ayuda de una comprometida abogada de oficio y con sus propios conocimientos de derecho. Sin embargo la burocracia y las particularidades de las leyes chinas así como el hostigamiento de los verdaderos culpables y el desinterés de su embajada le pondrán las cosas muy cuesta arriba.
El principal fallo que le encuentro a la película es que la trama judicial y el drama personal de los protagonistas cobran mayor peso que el interés por conocer la identidad de los responsables del crimen. La intriga por tanto se diluye y se pierde el interés por ella profundizando en la relación acusado y defensora cuya carrera queda amenazada a medida que sus descubrimientos comienzan a cuestionar los propios cimientos del sistema, más interesado en defender los principios del Partido que en descubrir la verdad.
No se está diciendo que la ley americana sea más justa ambos sistemas tienen sus defectos, incluso en China hay menos delitos con el triple de población, pero en el caso chino lo que falla es la ausencia de libertad. Como allí la justicia no es un negocio las cosas van más rápido y no se pierde el tiempo con dilatados procesos judiciales. La ley china establece que si cometes un delito es mejor confesar para obtener clemencia. Se premia el reconocimiento de la culpa y se obtiene la indulgencia. Sin embargo si uno no confiesa su culpa y no puede demostrar su inocencia la condena a muerte está asegurada. En América si tienes pasta puedes librarte de la pena o atenuar la sentencia aunque en algunos estados está vigente la pena de muerte. En cualquier caso y a pesar de los fallos del sistema americano siempre será mejor que el chino porque no hay que olvidar que China es una dictadura.
Llevaba mucho tiempo sin ver una película tan despreciable, vomitiva y consternante que uniese fondo y forma de ese modo para ofrecernos un espectáculo de la peor calaña, sustentado por uno de los títeres más lamentables del panorama de la cinematografía actual, y apoyado por uno de los mejores vendedores de caras de palo de la historia del cine.
Y es que en América, se deben creer que somos tontos para firmar un panfleto tan cutre como dantesco sobre el sistema judicial chino (ligado al comunismo, vaya), y nos lo traguemos así… sin más, como si la administración de los States no cometiera pifias, no fuese reprobable o algo por el estilo… manda huevos.
Eso sí, tras meternos entre ceja y ceja una desidiosa historia donde las analogías son tan simples como americano = bueno, chinos = malos, y en la que todo gira entorno a una trama judicial de lo más anodina, porque ni empatizas con el protagonista, ni te lo cuentan con un poco de garra o nervio, ni resulta mínimamente creíble lo que se narra (ya que podrían haber aprovechado múltiples vertientes sí usadas por otras tantas cintas del género, pero que aquí se eluden en pro de un espectáculo simplón y que tira hacía los pegotes facilones), se nos intenta colar una especie de Thriller ramplón rodado sin pulso, donde las nimias y escasas secuencias de acción sólo resultan ser otro pegote para intentar amenzar algo la velada, pero terminan haciendo que el resultado sea, definitivamente, bochornoso.
Sólo recomendable para aquellos a los que guste ver al señor Gere con la misma cara durante 120 minutos.
Y qué buenos los americanos, especialmente los que son tan apuestos, valientes y románticos como Richard Gere. Ejemplo típico-tópico de peli de evasión, donde los ingredientes están bien medidos y los tiempos controlados a conciencia. Un poquito de sexo por aquí, sin pasarse que hay niños, otro poco de violencia carcelaria, una cucharada rasa de disidencia, una puntita de romanticismo y, como no, unas carreritas por la ciudad con los malos detrás. Se pone todo en el horno bien caliente y se saca cuando haya esponjado la masa. Voilà. Si alguna pieza no encaja, se le dan unos martillazos y santas pascuas. A lo mejor de rodarse ahora, quince años después, con China convertida en la panacea anti-crisis universal, la película hubiera sido más complaciente con su peculiar régimen político.
Existe un curioso efecto en las salas de cine, cuando alguien ríe, la gran mayoría estallan en carcajadas al unísono aun cuando se trate de una situación poco graciosa, o aún insulsa. Algo similar ocurre con esta cinta.
Si en vez de Gere el protagonista fuera un actor solvente como Hanks o Rusell Crowe, aun cuando su actuación hubiese sido de menor performance, talvéz se estaría hablando de una cinta extraordinaria.
Muy interesante el montaje y apreciable la mano del irregular Jon Avnet, dos horas interesantes, un trama por momentos intenso, y muy solvente actuación de la sino americana Bai Ling. La recomiendo para quienes gusten de la intriga política.