Norte salvaje
Sinopsis de la película
Jules Vincent (Stewart Granger) ha matado a un hombre en legítima defensa. Un oficial de la Policía montada le sigue la pista y ambos quedan atrapados en las nevadas montañas de Canadá. En un paraje desolador sólo podrán sobrevivir ayudándose mutuamente. Por su parte, Jules deberá demostrar su inocencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Wild North (The Big North)
- Año: 1952
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.2
57 valoraciones en total
Norte Salvaje narra la historia del intrépido cazador Jules Vincent. Acusado éste de asesinato, el oficial Pedley de la Policía Montada no cejará en su empeño de capturarlo y llevarlo ante la ley. Pero Jules se esconde en las montañas nevadas de Canadá, territorio que conoce como la palma de su mano.
Si los escritores clásicos estructuraban sus novelas con el planteamiento, nudo y desenlace, podemos decir que Andrew Marton en su Norte Salvaje hace un planteamiento fallido, un nudo original y de una intensidad dramática inimaginable y un desenlace cuando menos sorprendente. Es en el desarrollo del nudo -cuando la mente de los protagonistas empieza a caminar por el filo de la navaja- cuando el director nos gana para su causa. Nos seduce, nos angustia y nos atrapa. Entonces perdonamos los errores del planteamiento. Alabamos los hermosos parajes, la complejidad de los personajes, la excelente y contenida interpretación de Stewart Granger y Wendell Corey y, sobre todo, sobre todo… la fantástica secuencia del ataque de los lobos.
Parecía que iba a ser una película de aventuras sin nada que reseñar pero ha resultado una espléndida historia de psicología y supervivencia.
La locura blanca es una enfermedad mental que sucede tras largas estancias solitarias en lugares nevados y fríos. Según el protagonista Jules Vincent (Granger), cazador en las montañas canadientes, el cerebro se congela y sobreviene la demencia. Es lo que le sucede al buen sacerdote que acude a advertirle de la persecución implacable que sobre el trampero ejerce el oficial Pedley de la Policía Montada (Corey), por causa de un posible asesinato.
El planteamiento de la obra es tan deficiente e inexplicable que, sospechamos, en el montaje final se eliminó buena parte del inicio de la cinta. Para nosotros esta comienza realmente con el apresamiento de Jules y la relación personal que se produce a partir de ese momento entre policía y preso, gato y ratón, que acabará rompiendo el rol que juega cada uno de ellos.
Los diálogos, la lucha contra una naturaleza inhóspita, la climatología hostil (temperaturas de -30º), el sentido del honor y de la justicia, la fuerza de la voluntad, la camaradería … Pero también la soledad, la importancia de la familia, de la compañía … aunque sea de un pequeño gato. Aquí está para nosotros la almendra de la película, el análisis de la soledad en las grandes montañas nevadas … y en los acuartelamientos.
Notable duelo interpretativo entre policía y cazador que comparten con la majestad y dureza de un paisaje gélido. Enorme la escena del ataque de la manada de lobos, de las mejores que hemos visto en las que intervienen este tipo de animales de presa.
En lo sanitario la curación de las heridas producidas al caer el policía en una trampa lobera, o las que le dejó el citado ataque de los lobos que obligó al trampero a cauterizarlas con un hacha al rojo vivo. No pudo, sin embargo, hacer nada por la demencia que le produjo el terror de verse mordido por el lobo que dirigía la manada. Únicamente conseguirá devolverle la razón cuando lo someta a un nuevo tratamiento de shock, al hacerlo naufragar descendiendo en canoa por las peligrosas aguas de un caudaloso río.
Una película cuando menos interesante.
Excelente película de aventuras. Contiene todos los elementos que definen a una cinta de aventuras en estado puro. La fotografía y los escenarios naturales del Canadá son espectaculares e inmejorables. Jules Vincent se ve metido en un lio sin buscarlo en el rudo y salvaje Norte donde cada uno se defiende como puede pero donde la ley debe imponerse a la justicia impuesta por cada uno. El protagonista debe luchar entre defender sus propios intereses y mantener la nobleza de su personalidad, para llegar a un final difícil pero satisfactorio. Las aventuras que los personajes viven a lo largo de la película son dignas de una gran película, aunque el resultado final no sea brillante. Hay que tener en cuenta que se trata de una película de Stewart Granger de 1952, y su primera película en Hollywood, que revitalizó el género de aventuras, es de 1950 ( Las minas del rey Salomón ), con lo que podemos disfrutar de un Stewart Granger en un gran estado de forma.
Una emocionante y memorable película del director Andrew Marton, especializado en dirección de segundas unidades y en series televisivas, pero que cuenta con algún título de especial interés como la mejor versión de Las minas del rey Salomón (1950).
Si hay algo netamente distintivo en este hermosa cinta lo podríamos definir con el calificativo de londoniano . En efecto, el espíritu del escritor Jack London pervive en la esencia misma de este film.
En él se nos muestra la solidaridad humana y la amistad, con mayúsculas, el acoso que produce la soledad, la lucha contra una naturaleza salvaje y maravillosa (las montañas y los bosques nevados) que oprime, a pesar de ser abierta y grandiosa, a los personajes, la batalla de estos contra sí mismos y el miedo ante sus propios fantasmas.
La película muestra la aventura en su estado puro y, aunque está catalogada como un western en su vertiente de aventurera, yo la incluiría dentro del thriller, tanto por su argumento (persecución de un policía a un presunto asesino y su entrega en la comisaría) como por su ambientación (en vez de las calles nocturnas de una gran ciudad o de las carreteras interminables plagadas de peligrosos asesinos que acechan a los protagonistas, tenemos intrincadas montañas y profundos bosques con tramperos enloquecidos y manadas de lobos hambrientos dispuestos a acabar con ellos).
Por el lado técnico, la narración resulta brillante, perfectamente planificada por el director y con un guion muy sólido, portador de diálogos oportunos que remarcan esa condición humana aludida de dos seres antagónicos (en apariencia) condenados a entenderse para sobrevivir.
Y, en su faceta artística, el trabajo de los dos actores (casi únicos, lo que da al film un matiz intimista que contrasta meritoriamente con las proezas y los amplios parajes) Stewart Granger y Wendell Corey es de altura.
En conclusión, aquí tememos una película impresionante que -en mi opinión- debería haber sido considerada, con el paso del tiempo, de culto.
Correcto, básico, sencillo, pasajero y emocionante relato de aventuras clásico en el que un trampero decide escapar ante el posible descubrimiento del cadáver de un hombre al que ha matado accidentalmente y que puede poner en problemas judiciales a su tranquilo estilo de vida.
Los responsables de la película optan por ofrecer un relato pasajero y previsible, dejando buenas secuencias de aventuras en las que los protagonistas deben hacer frente a todo tipo de riesgos y peligros.
La premisa de la producción no ofrece nada nuevo, pero permite a sus responsables jugar con las figuras de presa y cazador, para tocar temas de camaradería y amistad, en un claro relato de aventuras con ciertas dosis de misterio.
Norte salvaje, queda como un trabajo correcto y posiblemente edulcorado que consigue ofrecer un entretenimiento pasajero que en determinados momentos puede resultar plomizo y reiterativo, pero consigue dejar buenas sensaciones.