Norman al galope
Sinopsis de la película
Norman (Norman Wisdom) trabaja como asistente en una joyería y pronto descubre que serán las apuestas de caballos las que harán realidad su sueño de regalar a la mujer que desea enamorar (y llevar un día al altar) un precioso, pero costosísimo collar, que luce exhibido en la vitrina… pero los reconocidos facilitadores de apuestas se harán antes que él con el collar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Just my Luck
- Año: 1957
- Duración: 87
Opciones de descarga disponibles
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Además de ser este un filme muy divertido y uno de los mejores encuentros que tuvieron el inmortal actor Norman Wisdom y el director John Paddy Carstairs, es también una clarísima demostración que supera la ficción, de que, el secreto para lograr algo en la vida, es bien sencillo y puede resumirse en tres pasos:
1. Elige con claridad aquello que deseas (lo que realmente deseas es aquello en lo que pones fervor)
2. Has cada día algo, por pequeño que sea, que refuerce tu propósito de alcanzarlo (muestra interés, indaga, acércate, estudia…)
3. No te rindas pase lo que pase.
NORMAN AL GALOPE es un ejercicio perfecto de este proceso, dando cuenta de cómo funcionan las cosas en la realidad y de cómo el universo se reencaja para convertir en acciones tus más poderosos pensamientos.
Norman Hackett es un modesto empleado de una joyería. Vive con su madre a quien entrega siempre su modesto salario y ella le da cada día el dinero que le alcanza para pagar su transporte. Pero Norman se ha fascinado con Anne, una bella joven que trabaja enfrente en un almacén de ropa, y sueña con poder regalarle un hermoso collar que se encuentra exhibido en la zona de ventas de su lugar de trabajo. Honradamente y contando con sus opciones de ahorro, Norman calcula que tendría que trabajar más de cien años para alcanzar la cifra que cuesta aquella joya… pero ante él se abre una puerta, y decidida y fervientemente, tomará la ocasión para hacer cuanto sea necesario hasta alcanzar su objetivo.
Las fuerzas del universo entran entonces en juego, y así veremos como la realidad se transforma intempestivamente, según sea aquello por lo que te sientas realmente atraído. No hay lo que llamaríamos milagros, pero quizás comprendamos que la vida en sí misma es un milagro. No hay velas, ni inciensos, ni oraciones, pero la predisposición personal, la perseverancia y el amor, serán las fuerzas que realicen el deseo.
Una vez más, el clown inglés me convence de que se merecía los muchos aplausos y reconocimientos que recibió en su tierra. Es, sin duda, uno de los comediantes más divertidos que hayan surgido en la segunda mitad del siglo XX.