Noche de vino y copas
Sinopsis de la película
Christian (Anders W. Berthelsen), un danés de 40 años, viaja a Buenos Aires con Oscar (Jamie Morton), su extravagante hijo adolescente. Su propósito es recuperar a su mujer (Paprika Steen), que los abandonó para convertirse en novia y representante de un famosísimo futbolista argentino (Sebastián Estévanez). Christian se presenta con la excusa de firmar los papeles del divorcio, pero sus planes se verán trastocados debido a una serie de enredos y acontecimientos inesperados.
Detalles de la película
- Titulo Original: SuperClásico
- Año: 2011
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
5.2
21 valoraciones en total
La locura que se despierta alrededor del fútbol, un proceso de divorcio y su inevitable aceptación, el amor adolescente tierno y esperanzador, el gusto por el vino acompañado de un no-entendido gran paladar, una crisis de identidad personal, el descubrimiento de un nuevo país, una nueva cultura…, demasiados elementos todos ellos revueltos en la misma sartén sin profundizar en ninguno en concreto y que crean un clima de caos continuo que apenas llama tu atención, te descuelgas nada más empezar el primer fotograma, demasiadas alternativas abiertas en esta comedia ligera, sin contenido específico donde te encuentras tan perdido como el propio protagonista, con la diferencia de que, mientras éste si rectifica y acierta en su nuevo camino, tú sigues deambulando sin saber qué pensar o qué te están diciendo. Podría atreverme a decir que se trata de un humor trágico, tan elegante como ingenuo, bendito desbarajuste que pasa por momentos de gran esplendor, pero…, cuando más brilla es cuando se coloca el freno de mano y se detiene!!! A más…, no es una comedia si no consigue que eches ni una sola risa, digo yo!!!
La película es una comedia pura y dura, en donde se usa como Mcguffin el fútbol y los vinos, pero lo que realmente le interesa al director no es eso sino poner en juego unos personajes a cual más inútil para a partir de aquí crear esas historias cómicas.
Encuentro un homenaje a muchos directores cómicos, desde Blake Edwards, Comencini. Por supuesto que estos parecidos nunca se llegan a producir porque la película carece de la originalidad de las películas de los directores anteriormente citados y tiene un mayor parecido a las comedias de Paco Martínez Soria como Vente a Alemania Pepe o las comedias europeas actuales. Los personajes actúan sin lógica, en un guión deslavazado, pero que debido a ese ritmo que imprime a los diálogos y las situaciones creadas te olvidas de ese mal guión. Destaco algunos momentos musicales con canciones argentinas y el breve momento en que bailan Tango me parece de mayor calidad que las clases de baile de Tango libre, la película belga. El final no me gusta y la película la recomiendo para amantes de comedias, que buscan pasar un rato entretenido olvidándose de la historia y el guión.
¿Una comedia danesa? Más bien un engendro europeo que loa la belleza incombustible de Buenos Aires con el malsano propósito de entretener a costa de tópicos de la peor estofa. Los insulsos protagonistas, de haberse el guionista tomado el esfuerzo de desarrollarlos, podrían haber dado lugar a una amable comedia de costumbres, pero se queda muy corta, sin apenas despegar tras un prometedor comienzo que nos traslada de una lúgubre Dinamarca a otra luminosa y desaprovechada Buenos Aires de tangos fervorosos y senos plastificados.
De puro tonta el espectador no da crédito de la acumulación de sinsentidos narrativos y chistes de parvulario que pueblan el excesivo metraje, buscando la sonrisa a toda costa, como si de puro borracho llegara al coma etílico deseado. Nació muerta y nunca debió de llegar hasta nosotros este engendro sin gracia, sin vis cómica, sin parodia digna de tal nombre, sin el más mínimo interés para el espectador mínimamente informado y formado.
Si quieren ver una película danesa potente y lograda vayan a ver La caza pero ni se les ocurra gastarse el dinero en este engendro malformado que nunca debió ver la luz del cono sur ni nunca debió de llegar hasta nuestras pantallas. Un fracaso en toda regla.
Clásico número 1: llegada cierta edad, el amor termina. Anna está cansada de su marido y de lo que representa: una rutina que pesa como una losa y que no la deja crecer en lo personal y en lo laboral. Por eso viaja hasta Argentina y descubre en brazos de la joven sensación del fútbol ché la llama del primer día y el brío que da volver a una vida sexual activa.
Clásico número 2: el vértigo que da dejar lo tomado como costumbre. Christian, solo en Dinamarca y sin su mujer, no es nada. Es el hombre mimado que buscó esposa y a su manera una madre. También se aferra a la locura de los cuarenta: el hombre decide irse de forma inesperada e impulsiva hasta Buenos Aires para reconquistar el terreno perdido y lograr que Anna vuelva.
Clásico número 3: que las disputas familiares y los procesos de separación o divorcio dejen fuera de juego a los hijos, algo injusto cuando son las verdaderas víctimas. Oscar es el adolescente tímido, romántico y de ropa gótica que se resiste a ser una posesión por la que pugnan Christian y Anna. Quiere a ambos, por un momento se siente fascinado ante el nuevo paisaje que se abre ante sus ojos y finalmente reclama su independencia y se escapa de casa para vivir su primera historia de amor. Eso a riesgo de cometer un grave error, de ser el calzonazos que intuye en su padre y el soñador de herencia materna.
Clásico número 4: el fútbol como elemento narrativo que une y separa a los personajes. En los países nórticos la afición por el balonpié es mínima (otra cosa es el hockey sobre hielo), pero en Argentina los colores de un equipo se sienten, se viven y alteran la vida de toda la ciudad. La llegada de los personajes a Suramérica coincide con la celebración del Superclásico de la liga local, y el fútbol queda asociado a todo lo negativo porque Juan, la nueva pareja de Anna, es el máximo goleador del continente.
Clásico número 5: que entre tanta pelota, comedia y drama la historia caiga en los consabidos tópicos o discurra por el camino fácil. Superclásico no lo hace. Es una película simpática, conciliadora, bastante inteligente a la hora de plantear el conflicto, irse por las ramas del absurdo y volver a encontrar el orden en el último minuto a favor de lo plausible, no de lo deseado por el espectador o de lo marcado por cierto cine complaciente y edulcorado. Es clásica, sí, pero no sucumbe al cliché. Por ser clásica tal vez pierda la posibilidad de ser una gran película, pero cumple de sobras su papel de entretener en su constante toma y daca de cal y arena.
Clásico número 6: Anders W. Berthelsen y Paprika Steen están excelentes, como siempre. Verlos en acción es un lujo y una gozada.
Clásico número 7: la falsa idea de que Dinamarca es un país aburrido y de que su cine es más serio que un salmo de misa. Digamos que Superclásico se define por una elegancia muy nórdica: no se esperen una gran comedia de enredos o un producto descacharrante. Pero díganme otra cinta danesa en la que oigamos hablar en castellano, en la que veamos la cara naif y oscura del amor, en la que la historia sea sincera y no quiera ser más de lo que es. Superclásico es una película cálida y amable que ama lo clásico siguiéndolo y desmontándolo.
Es un clásico, el número 8, pero es cierto: nos gustan las comedias románticas. Esta puede que no sea una comedia. Ni tan siquiera romántica. Ni una cosa ni la otra sino todo lo contrario. Es danesa, o sea, diferente pero igual: clásico 9. Es una de las cintas más exitosas del último cine nórdico y la representante danesa a los Oscar 2012 (logró estar en el primer corte de nueve seleccionadas).
Y como el clásico dicta que no podemos acabar con un número impar, el apunte número 10: si son de los que rastrean ese cine oculto que no llega a las salas pese tener calidad y potencial para triunfar entre nosotros, Superclásico debe estar en su lista de descargas pendientes. Porque por desgracia ya es tradición que la flora y nata del mejor cine europeo solo tenga presencia en internet. ¿Fútbol y amor? ¿Y eso de afortunado en el juego, desgraciado en amores? Les garantizo una sesión muy agradable.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Ole Christian Madsen se une al selecto grupo, junto a sus compatriotas Lars Von Trier, Thomas Vinterberg, Susanne Bier, Nicolas Refn, Ole Bornedal, entre otros, que destacan en esta nueva ola danesa que tan buenos frutos está dando cinematográficamente.
Madsen, que con Noche de vino y copas se inicia en el mundo de la comedia, logró llevar su película entre las nueve finalistas a los Oscars en la categoría de habla no inglesa, aparte de haber recibido diez nominaciones a los premios Robert (algo así como los Goya daneses) y el premio Bodil (que otorga la crítica danesa) a la actriz secundaria para Paprika Steen y que, como no, ha logrado ser un éxito de taquilla en su país.
Tras el buen recibimiento de Flame & Citrón y Prage, ahora explora en el género de la comedia,ahora en Buenos Aires con coproducción argentina, donde el protagonista Christian, dueño de una bodega, junto a su hijo Oscar, que atraviesa una crisis de identidad, irán en busca de su mujer Anna, que les abandonó hace once meses por un futbolista de éxito del Boca Juniors con el cual pretende casarse.
Las situaciones se vuelven hilarantes y los personajes pintorescos están a la orden del día, desde la asistenta Francesca que le echa el ojo a Christian, el pichichi Juan Díaz, el viticultor Mendoza o la guía del cementerio, Victoria. Un elenco de personajes excéntricos, hipérboles al servicio del gag, unos más acertados que otros, pero que se les acaba cogiendo cariño.
Los consolidados actores daneses, Anders W. Berthelsen y Paprika Steen se encargan de la pareja protagonista, acompañados por Sebastián Estevanez (famoso por sus papeles en telenovelas argentinas), Jamie Morton, Dafne Schiling y Adriana Mascialino. Se puede decir que cada uno cumple con su cometido, sin destacar uno por encima del otro.
Enmarcada la historia entre el Superclásico del fútbol argentino (Boca vs River), lo cual da el título a la película en el original danés, Christian intentará entender el por qué su mujer le ha pedido los papeles del divorcio, a su vez que intentará restaurar su amor. Rodeado de fútbol, tango y mucho vino, la situación se descontrolará por completo.
Como trama secundaria, destacaría la historia de Oscar, que se enamora de la intérprete Victoria y pone el contrapunto amoroso al divorcio de sus padres.
Si bien la película de Madsen tiene cierto toque original, más que en la historia en sí, un tanto trillada (aunque se agradece el enfoque positivo), lo que más luce de la película son los personajes, que serán meras caricaturas muchas veces, pero se les sabe sacar provecho en pos de la risa.
Los problemas surgen cuando el gag queda demasiado estirado, forzado o, simplemente, no funciona como debiese. Esto ocurre en varias ocasiones, y es ahí cuando ese mismo personaje curioso y gracioso, a veces cae en el ridículo (un ejemplo sería la surrealista apuesta de los penaltis)
Sin entrar en la absurdez de, a estas alturas, criticar los títulos traducidos de las películas (esa batalla jamás se ganará), al menos se podría haber escogido algo con más sentido, ya que vino y copas viene a ser lo mismo en el caso de la película, lo cual carece de sentido alguno.
Títulos aparte, nos encontramos con una simpática película en gran parte, con algún que otro gag no tan conseguido y que, sin ser nada verdaderamente especial, se deja ver y, según se deje uno llevar y el tipo de humor que se tenga, se lo podrá pasar decentemente, bien o muy bien.