No os comáis las margaritas
Sinopsis de la película
Un crítico teatral y su familia (mujer, cuatro hijos y un perro) se ven obligados a abandonar Nueva York, al vencer su contrato de alquiler, y buscar una casa en las afueras lejos del bullicio de la gran ciudad. El problema es que el cambio de ambiente afecta a las relaciones familiares.
Detalles de la película
- Titulo Original: Please Dont Eat the Daisies
- Año: 1960
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
5.7
71 valoraciones en total
He aquí el modelo simplón de modelo de civilización propuesto por Occidente:
Matrimonio, familia, hogar, trabajo y coche.
Si quieres el modelo Oriental difiere en:
Matrimonio con varias mujeres (se pueden cambiar por vacas u otros semovientes). Prole.
Elige el que más te interese.
No os comáis las margaritas no es más que un ejemplo humorístico, elegante y muy amable de un incidente casero en una familia modelo americana visto en aquellos años. La mujer ya empezaba a ser protagonista y de hecho, lo mejor de la película es el escarceo que la artista hace con David Niven.
Janis Paige se acerca al crítico primero para ponerlo sobre aviso con 2 buenas guantadas bien dadas por haberse metido con ella, para luego intentar acabar con él irremisiblemente, pero David Niven, felizmente casado y con 4 hijos, destilando clase por los 4 costados, va escapando del peligroso cerco al que es sometido por las terribles armas de la artista. Algunos somos muy flojitos y hubiéramos caído a la primera.
Por lo demás, nada más que contar que a Doris Day es en la tercera película que la escucho cantando Qué será, será. Las otras dos son El hombre que sabía demasiado (que parece que se tira día y medio con la cancioncita) y Una sirena sospechosa, con Rod Taylor. A pesar de ello, No os comáis las margaritas no es ningún musical.
Charles Walters, que ganó popularidad dirigiendo musicales, especialmente los protagonizados por Leslie Caron ( Lilí , 1953) dirige la película. Basada en la novela Please Dont Eat The Daisies (1957), de Joan Kerr, la escribe Isobel Lennart ( Tres vidas errantes , 1960). Producida por Joe Pasternak, se estrena el 31-III-1960 (NYC, NY).
La acción tiene lugar en NYC y en la tranquila localidad de Hooton, situada junto al río Hudson, a unos 100 km de NY, en 1958/59. Narra la historia de Larry McKay (David Niven), que deja su trabajo como profesor universitario para dedicarse a la crítica teatral en un influyente diario neoyorquino. El vencimiento del contrato de alquiler del piso les obliga a alquilar precipitadamente una casa en las afueras. El cambio de domicilio y de entorno provoca problemas de adaptación que repercuten en las relaciones familiares. El film defiende la institución familiar tradicional, sin mencionar otras formas de familia. Da por buena la asignación a la mujer de las tareas domésticas en exclusiva. La elección de colegio para los niños recae en un centro privado de ideario religioso, sin considerar otros tipos de enseñanza acreditados. Los devaneos del padre con una coqueta actriz de teatro son poco graciosos y se apoyan en concepciones machistas. En su última lección como profesor, Larry establece que el teatro es entretenimiento, cuando el buen teatro además de entretener es fuente de reflexión y emociones. Protagonizado por Doris Day (Kate Robinson), el film es una comedia familiar con elementos de musical, romance y humor. Contempla el mundo de las relaciones familiares desde una concepción benevolente, ingenua, rosada, complaciente y exenta de crítica.
La música, a cargo de David Rose (primer marido de Judy Garland), ofrece composiciones orquestales, solos de acordeón y de piano, combinaciones de tambor y clarinete, un breve fragmento de música caribeña y dos canciones pegadizas de Doris Day. La fotografía, de Robert Bonner ( Un gángster para un milagro ), es colorista y luminosa. No oculta sus preferencias por la gama de azules-morados-violetas, que resalta con toques rojos. Predominan los grupos emparejados de líneas verticales y paralelas. La interpretación de Doris Day traspira naturalidad y jovialidad. Deborah Vaugh (Janis Paige) obtuvo un Golden laurel (actriz de reparto). La obra propone un ideal de relaciones familiares no válido como modelo único y universal. Como comedia, se ajusta a los parámetros predominantes en Hollywood en los años 60 del s. XX.
El director Charles Walters nos ofrece en esta película una mirada idealizada hacia las bondades y los valores tradicionales de la típica familia americana de clase media-alta representativa de los últimos años cincuenta y primeros sesenta del siglo XX en USA: esposa ama de casa con dotes artísticas sin explotar, marido de profesión liberal, cuatro hijos revoltosos pero sin malicia, suegra modelo, sirvientas perfectas y perro temeroso. Lo contrario de lo que nos ofrecía, utilizando similar temática, la estupenda y crítica El hombre del traje gris ,1956, de Nunnally Johnson.
Y no es que esta segunda tenga una base literaria en la maravillosa novela del mismo título del magnífico escritor Sloan Wilson. No, lo que sucede para que esta cinta, No os comáis las margaritas , no pase de una remilgada comedia rozando el fracaso es que la historia que se nos cuenta no tiene progreso, avance cinematográfico.
El comienzo es prometedor, pero a los quince minutos todos se desmorona porque la acción interna de la película se detiene y lo que el director nos ofrece, dejando a un lado su simplismo ideológico y su blandura moral, es simplemente quietud argumental o repetición -una y otra vez- de esquemas fílmicos que ya se nos mostró en anteriores secuencias. Y así hasta el empalagoso (como todo el metraje), brusco y lamentable final.
Una comedia que podría haber resultado mordaz, romántica y divertida, y que por culpa de la menguada imaginación y habilidad del director (la verdad, regular su filmografía), por una timorata visión de un núcleo social y por un guion estático y escrito como a trozos mal pegados, no pasa de ser una aburrida cinta, insulsa y sin verdadero conflicto -solo meras apariencias- en la psicología de sus personajes.
Únicamente a destacar la elegancia de David Niven, la estupenda naturalidad de Doris Day y la utilización de un maravilloso color. Pero esto no la salva.