No me pidas que te bese, porque te besaré
Sinopsis de la película
Albert (Eloy Azorín) está a cinco días de casarse con su novia Helena (Teresa Hurtado de Ory). Pero a falta de esos pocos días, Albert no está seguro de si la quiere. Los días van pasando y para evitar tener que hablar con ella, se apunta a un curso de guitarra con chicos especiales (disminuidos psíquicos), que le acabarán explicando un truco para saber si quieres o no quieres a la persona que está a tu lado. Ópera prima de Albert Espinosa (guionista de Planta 4ª, Tu vida en 65, Va a ser que nadie es perfecto).
Detalles de la película
- Titulo Original: No me pidas que te bese, porque te besaré
- Año: 2008
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.8
58 valoraciones en total
Una conjunción de defectos que si bien por separado podrían haber pasado desapercibidos, al juntarse todos en esta película la hacen suspender.
La historia sobre el papel podría haber dado algo de sí: el personaje de Eloy Azorín tiene una crisis de pareja 5 días antes de contraer matrimonio con su novia (desconocemos el tiempo que llevan juntos y los motivos de la crisis), de modo que se apunta a unas clases de guitarra para discapacitados psíquicos (aquí el toque surreal), quienes sin querer le ayudarán a encauzar su vida.
Pero los defectos son muchos: Los personajes secundarios discapacitados, que son el alma de la película, están interpretado por unos actores pésimos, de los cuales sólo se salva el más conocido Pablo Rivero, que es el único al que te puedes creer algo. ¿Por qué no pudo elegir a actores discapacitados reales? Seguro que lo hubieran interpretado mejor.
Luego están las extrañas relaciones entre los personajes: la relación que el protagonista mantiene con su amigo cojo (interpretado por el propio director Albert Espinosa), la que mantiene con el profesor de música, y la que mantiene con el discapacitado bailarín. ¿Soy el único que encuentra un transfondo homoerótico en todas ellas? (ver spoiler)
A todo esto hay que añadir la obsesión a las pajas del director, que si bien pueden servir con contrapunto escatológico en un momento dado para evitar que la película caiga en el tono empalagoso, aquí la sobredosis llega a ser grotesca.
Por mí, que el director se dedique a seguir escribiendo guiones tan buenos como los que ya conocemos, porque la dirección no es lo suyo…
Hablar de sentimientos resulta francamente complicado, puesto que uno siempre corre el riesgo de tropezar cayendo en un mar de tópicos. Espinosa se revuelca en los tópicos con descarada alevosía mientras retuerce diálogos ingeniosos que brillan alto gracias a un lenguaje cercano. Hablar de discapacidades es todavía mucho más complicado, porque uno corre el riesgo de herir sensibilidades. Espinosa debuta en el largo acercándonos al mundo de los especiales con mucho sentido del humor, desmitificando eso que él llama especial para estampárnoslo en la cara como lo más natural del mundo. ¿Acaso no lo es? Ahí radican los dos grandes méritos de esta película con ángel , ciertamente diferente (por el título parece una comedia romántica, cuando luego no tiene nada que ver con los esquemas impuestos por este subgénero), tocada por la ternura, que roza la sensiblería en ocasiones, pero se mantiene lejos de las garras de lo cursi durante todo el metraje.
Esta película es simpática porque tiene momentos divertidos como todos en los que sale el amigo del prota (el mismo Espinosa), sobretodo el gran Club de las pajas pero se resiente de un protagonista que no inspira ni ternura, ni odio, ni nada, lo ves pasearse por la pantalla como si nada, con cara de no haber roto nunca un plato. El guión podría haber dado más de si pero que le vamos a hacer, se queda en una cinta pequeña que sólo veremos cuatro gatos. El plantel de actores que hace de disminuidos psiquícos lo hace bastante bien, en especial Pablo Rivero que sorprende con su actuación. No es para recomendarla, pero se ve con simpatía.
Lo mejor: El club de las pajas.
Lo peor: Eloy Azorín, no tengo nada en contra de él, pero no trasmite nada.
Hacer una película supone un riesgo, y supone crear un universo donde meter al espectador, en este caso Albert Espinosa nos ha metido en un universo muy manido y con demasiado azúcar, no creo que esta película pueda enseñar nada, ya que los motivos por los que los protagonistas actúan así nunca están desarrollados o no sabes bien (o no me enteré yo) porqué tantos tumbos.
El personaje de Espinosa hace de bufón/hada madrina y es un papel tan tópico que al final resulta un poco sonrojante, la mención una y otra vez de las pajas se hace cansina y muchas veces piensas si su personaje esta creado nada mas para promocionar su club de las pajas .
Y ahora después de la caña decir que se deja ver muy bien y que son muy agradables y emotivas todas las escenas del curso de guitarra, aunque eso si, un poquito pasadas de azúcar.
En su ópera prima, el guionista catalán Albert Espinosa, apuesta por el humor blanco y los buenos sentimientos para encarar un tema tan sumamente delicado como el de la discapacidad. Espinosa, pese a sus innegables buenas intenciones (no olvidemos que él mismo padece una disminución a causa un cáncer sufrido en la infancia), resbala en su intención de aunar reflexión y comedia. En su faceta reflexiva, el filme resulta demasiado pueril y poco esclarecedor como para dejarnos huella, por su parte, en su vertiente cómica, y salvo algún destello, No me pidas que te bese…reitera en demasía el chiste grueso y, para qué negarlo, de escasa gracia (la palabra paja es sin duda la que aparece con más frecuencia y fruición a lo largo de la película). Si a esto le sumamos una buena dosis de sensiblería demasiado forzada y un protagonista con síndrome de Peter Pan que resulta desesperante por su falta de resolución, llegaremos a la conclusión de que sólo la inédita faceta de Espinosa como actor (secundario) sorprende positivamente dentro de un producto fallido. Un producto que bien podría haber emulado una pizca a películas como Las llaves de casa, ¿A quien ama Gilbert Grape? o Bailo por dentro para exponer algo verdaderamente interesante sobre la discapacidad y todo aquello que la envuelve.