No habrá paz para los malvados
Sinopsis de la película
Madrid, principios del siglo XXI. Un día, el inspector de policía Santos Trinidad, volviendo a casa muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarlo. Santos emprende una investigación destinada a localizar y a eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino hasta que comienza a sospechar que, lo que parecía un simple caso de ajuste de cuentas entre narcotraficantes colombianos es, aparentemente, algo mucho más importante y peligroso.
Detalles de la película
- Titulo Original: No habrá paz para los malvados
- Año: 2011
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
6
82 valoraciones en total
Título bíblico para una película de cine negro, sobre narcotraficantes y yihadistas islámicos que, en sus ratos libres alternan en tugurios, antros y puticlubes. Ambientes a los que también es aficionado el inspector de policía Santos Trinidad (José Coronado). Bebedor solitario, trasnochador, pelilargo, poco amigo de las etiquetas
Coronado encaja perfectamente en su personaje, y entra en él a bocajarro y a degüello. Podría decirse que él es la película y, que se acompaña de secundarios que aunque no brillen especialmente, siguen bien al principal.
Después de verla, es un alivio saber que no solo de Bardems y Banderas vive el cine español y que hay actores como Coronado que, también existen y además lo hacen bien.
Solo lamentar que a veces el guión resulta un tanto complejo y quedan algunos momentos que no se entienden bien, como si el personaje corriera demasiado deprisa y el espectador llegase cuando ya la escena está resuelta.
Abstenerse los que van al cine a levitar, y los seguidores de personajes dulces, tiernos y melosos, de esos que llaman a la puerta antes de entrar.
La tercera colaboración del tándem Enrique Urbizu-José Coronado ha resultado ser una dolorosa decepción para un servidor, fan del director vasco y que disfrutó bastante con las notables La caja 507 y La vida mancha. En efecto, No habrá paz para los malvados se presenta en su engañoso trailer -y van…- como un thriller vigoroso de acción y emoción a raudales, cuando en realidad estamos ante una película bastante taciturna que reduce su Rock & Roll tan sólo a dos escenas -una al principio y otra al final-, y que destina el grueso de su historia a mostrarnos una farragosa investigación policial sobre drogas y terrorismo islamista con ecos del 11-M. Una investigación esta que se desarrolla de forma bastante lenta y confusa y que provoca el paulatino desinterés del espectador, perdido de ver cómo van y vienen por una parte, la juez Chacón -Helena Miquel, la revelación del film- y por otra, el duro policía Santos Trinidad -un malote José Coronado-, para encontrarse con este y con aquel para obtener información sobre los criminales. Una falta de claridad argumental que provoca que uno al final desconecte por aburrimiento y que esté más pendiente de fijarse en detalles triviales, como contar los cubatas que se casca durante toda la película Santos, o el hecho de que fume en los bares y nadie le diga nada. Y no por miedo a que les pegue un tiro, sino porque en la época del rodaje -mayo-junio-julio de 2010- aún se podía.
Tampoco se puede decir que los personajes están muy bien dibujados en la historia, incluso el del propio Santos. Y es que Urbizu y su guionista Michel Gaztambide, en un exceso de celo por escamotearle al espectador información sobre el protagonista y darle así misterio, lo que consiguen en realidad es dificultar la identificación del público con él, ya bastante cuesta arriba desde los cinco minutos de metraje tras verle asesinar como un psicópata a tres personas a sangre fría y sin motivo aparente. Por mucho que luego descubramos que las víctimas no eran hermanitas de la caridad precisamente, o que antes de ser abandonado por la suerte y el desodorante, Santos fue número uno de su promoción y un policía como había pocos, y bla,bla,bla… Eso por no hablar de caracteres tan superfluos como los de Juanjo Artero o Rodolfo Sancho, que si se hubieran quedado en su casa o en la sala de montaje habría dado lo mismo.
Otro hecho que le resta atractivo a la puesta en escena de este film es el deficiente uso que hace del sonido directo. Y es que los actores no vocalizan lo suficiente y demasiadas veces no se les entiende lo que dicen, salvo las lógicas excepciones de aquellos intérpretes del reparto acostumbrados a trabajar con su voz, como Helena Miquel -cantante del grupo Delafé y las Flores Azules- o los actores de doblaje Pedro Mari Sánchez y Eduard Farelo. Vaya, como si al final no hubiera paz en este largo ni para nuestros oídos.
Mentiras, mentiras y más mentiras. No hagan caso de los críticos, de verdad. Esta película no es L.A.Confidential, Camino a la perdición o películas así. Es mil veces menor.
En primer lugar, es menor, porque la historia está contada a la ligera, sin detenerse ni ahondar en los personajes (nadie puede salir de la sala de cine diciendo que sabe que pasa por la cabeza de Coronado, si acaso puede creer lo que es, pero no saberlo porque no se nos dice).
En segundo lugar, porque el ritmo de la película no es ni mucho menos bueno, teniendo fases de cierto aburrimiento (sin llegar sl sopor que conste).
En tercer lugar, porque Coronado no lo hace tan bien, está de lo más normal, incluso tirando a discreto (aquella persona que haya visto La Caja 507 si ha visto un gran Coronado).
En cuarto lugar, por el guión, que sólo lo sostienen las partes de la Juez Chacón principalmente, y aún así no es que sean muy buenos en esa parte.
Con No habrá paz para los malvados queda por encima de todo para el cine español la escritura de un protagonista carismático -Santos Trinidad- y la interpretación del mismo desde las entrañas, dando toda la decadencia, valor, falta de escrúpulos, violencia y misterio tanto sobre su pasado como su presente que requiere el personaje, por parte de un José Coronado de lo más inspirado. Así, Santos respira porque respira Coronado, se emborracha porque se emborracha el actor, sufre o sangra porque el actor lo hace, hasta tal punto que lo extraño va a ser ahora ver a Coronado por la calle y no insistir en invitarle a un cubata, aunque eso sí, echando un ojo a su costado por si a las primeras de cambio descubre quién eres y saca una pistola para pegarte un tiro…
Es así la dirección de actores y el consiguiente trabajo de los intérpretes el primer aliciente del filme. Por supuesto el del absoluto protagonista principalmente, pero sin desmerecer para nada un reparto que echa los restos, donde los papeles del policía Leiva y la jueza Chacón son el complemento necesario de Santos, siendo momentos álgidos la dos escenas en que comparten plano los tres.
Con un arranque potente y un desarrollo en el que la intriga y la tensión propias del thriller se desvelan como otro fuerte de este trabajo, la trama tiene una peculiaridad que quizás pueda desconcertar. Y es que en mi opinión, este rompecabezas donde algunas piezas están difusas, sugeridas acaso, permite encajarse formando distintas imágenes. Y según sea su forma final el sentido podría ser uno u otro, bailando como leitmotiv del protagonista desde la casualidad y la locura hasta la heroicidad o la venganza pasando por el deber (*ver spoiler).
Un desenlace pues abierto a diferentes lecturas, que quizás deja al espectador como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago, al mismo tiempo de haber asistido a un ejercicio de cine elaborado con contundencia y destreza.
Pero los malvados son como el mar agitado,
que no puede calmarse, y cuyas olas arrojan fango y lodo.
No hay paz para los malvados -dice mi Dios-.
(Isaías, 57 : 20-21)
Ante la sospecha de plantarnos ante una película macarrilla, al final hay que reconocer que este policíaco no es una obra perdida en el intento de llegar a respetable thriller del género de investigación policial. Porque llega sin pegas.
Contra la opción de la espectacularidad y una acción más pródiga, se nos presenta un José Coronado de aspecto duro y de vuelta de muchas cosas. Por tanto él es la clave y la clave está en que tiene que convencer su personaje porque si no, todo resultará muy vano.
Y José Coronado en No habrá paz para los malvados, convence, y con solidez más que suficiente en su papel de inspector Santos Trinidad, nombre curiosamente rebuscado.
Una investigación de caza al culpable con personajes suficientemente presentados.
Y Santos Trinidad convence, ya lo digo:
Sobre todo cada vez que pide un cubata, porque se los bebe.