No Direction Home: Bob Dylan
Sinopsis de la película
Extraordinaria historia del viaje de Bob Dylan desde sus raíces en Minnesota hasta la época de sus comienzos en los cafés del Greenwich Village, pasando por su sonada ascensión al estrellato del pop en 1966. Joan Baez, Allen Ginsberg y otros comparten sus pensamientos y sentimientos sobre el joven cantante que cambiaría para siempre la música popular. Incluye entrevistas exclusivas y, además, secuencias y actuaciones inéditas.
Detalles de la película
- Titulo Original: No Direction Home: Bob Dylan - A Martin Scorsese Picture
- Año: 2005
- Duración: 208
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Opinión de la crítica
Película
7.8
82 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Al Kooper
- Allen Ginsberg
- Artie Mogull
- B.J. Rolfzen
- Bob Dylan
- Bob Johnston
- Bob Neuwirth
- Bruce Langhorne
- D.A. Pennebaker
- Dave Van Ronk
- Dick Kangas
- Harold Leventhal
- Izzy Young
- Joan Baez
- John Cohen
- John Hammond
- Liam Clancy
- Maria Muldaur
- Mark Spoelstra
- Mavis Staples
- Mickey Jones
- Mitch Miller
- Paul Nelson
- Pete Seeger
- Peter Yarrow
- Suze Rotolo
- Tony Glover
Genial documental en dos partes sobre Dylan, su época, sus influencias musicales, su compromiso -aunque al margen de la política-, su evolución… La primera parte es maravillosa y sorprendente por su actualidad, si bien hoy tanta gente ha perdido la capacidad de soñar. La segunda parte se centra casi exclusivamente en la evolución musical y la conversión mítica del chico inocente y sencillo del Medio Oeste, que simplemente no tenía respuestas para todo. Dios le dio una patada en el culo y Johnny Cash le regaló su guitarra. Sube el volumen y disfruta.
Por esta obra, Martin Scorsese sí merecía un Oscar, en mi opinión habría sido mucho más merecido que recibirlo por la dirección del film Infiltrados (2006), que es una película más, de las del montón del género de policías y mafiosos, sin relevancia alguna.
Documental sobre Bob Dylan, cantante de gran carisma que durante los años sesenta del siglo XX cantó canciones muy significativas, las cuales cautivaron, animaron y acompañaron a multitudes de norteamericanos que respiraban nuevos aires de libertad. Así, es maravilloso y pone los pelos de punta, poder ver aquí la actuacion del jovencito Dylan, en blanco y negro, cantando Master of War , cuya profética letra dice así: Venid señores de la guerra/ vosotros que fabricáis las mortíferas armas/ vosotros que fabricáis las bombas/ vosotros que os escondéis tras muros/ vosotros que os escondéis tras escritorios/ sólo quiero que sepáis que veo/ a través de vuestras máscaras/ y espero que muráis/ y que vuestra muerte llegue pronto/ seguiré vuestro ataúd/ en la pálida tarde/ y esperaré mientras soís bajados/ a vuestro lecho de muerte/ y me quedaré sobre vuestra tumba/ hasta asegurarme que estáis muertos .
También es emocionante ver al Dylan joven y carismático cantando Blowin in the wind cuya letra es manifiestamente poética y filosófica: ¿Cuántos caminos tiene que recorrer un hombre antes de que le llaméis hombre? (…) ¿Cuántas orejas debe tener un hombre antes de oír llorar a los demás?
Mas como suele ocurrirle a los genios y personas fuera de lo común, Dylan aborrecía bastante la veneración que le dispensaban, no quiso ser un profeta ni dormirse en los laures, Scorsese aporta las declaraciones de muchos que fueron amigos y compañeros de Bob Dylan, como Joan Baez, que deja claro lo difícil que era convivir con él, dado sus altibajos de euforia-depresión, que le reprocha como después de cantar tantas canciones protestas durante los años de Martín Luther King y la defensa de los derechos civiles, etc, luego no quisiera comprometerse en las manifestaciones en contra de la Guerra del Vietnam ni encuadrarse políticamente en la llamada izquierda , o sea queda resaltado que Dylan no quiso ser encuadrado y menos políticamente, se mantuvo como hombre libre celoso de su independencia existencial, se atrevió a evolucionar hacia otro tipo de música más underground pese al descontento del público, defraudando a propósito a muchos de sus adoradores. Todo esto lo recoge muy bien M. Scorsese, la desilusión que causó Dylan en los estadounidenses que le veneraban por sus canciones e imagen adolescente, pero como expresa muy bien el cantante, ni podía ni quería volver a ser aquel chico de 18 años. Sin lugar a dudas Bob Dylan ha sido todo un ejemplo de lo que es vivir la propia vida, no la que otros quieren que vivas.
Estupendo documental que acerca mucho y bien al extraordinario, enigmático y melancólico Bob Dylan.
Fej Delvahe
¡Dios! Una crítica dice que todas las canciones de Dylan parecen la misma… Alguien ha dicho una barbaridad…
Gran documental, sin duda. Scorsese pone al artista a los pies de los caballos: Este es Dylan. Ámenlo o detéstenlo . Yo lo adoro, qué le voy a hacer. Y lo adoro por lo que lo que fue y es, no por lo que parece, porque a la mayoría de los que aparecen en el documental no les habrán faltado ganas de partirle la cara en más de una ocasión…
¿Que me chupe las gafas? No. ¿Quiere chuparlas usted? ¿Alguien más quiere chupar mis gafas de sol?
Martin Scorsese ejerce con honores de documentalista intrépido y eleva a No direction home a un ejercicio de periodismo inconmensurable.
No existe una figura de narrador propiamente dicha. Bob Dylan habla pero las imágenes también se pronuncian por sí solas, los testimonios de los protagonistas son tanto una información adicional como un contraste con lo mostrado y escuchado anteriormente y la documentación (en imágenes) es sorprendente e inigualable.
Scorsese sabe como enlazar los sucesos sociales y políticos con la vida y milagros de Bob Dylan durante el período desde 1961 hasta 1966 y que ambos confluyan y se respalden. Tampoco no existe nada mejor para agrandar el mito que desmitificarlo.
De ser la voz de una generación a convertirse en una estrella del rock del star system. De ser venerado a ser odiado por sus fans y abroncado en sus directos.
No la encuentro apta para todos los públicos. Está dividida en dos partes que superan los 200 minutos. Pero No direction home se convierte en un obligado anexo y documento imprescindible para seguir venerando discos como Blonde on blonde , Highway 61 revisited y un largísimo etcétera. Capaces de hablar por sí mismos durante varias eternidades.
1. El Dylan de hoy habla en plano corto y ante fondo negro al entrevistador invisible. Velado a ratos por humo de tabaco, la expresión de su rostro zorruno se vuelve, al pronunciar según qué frases, más dura y distante, a punto de manifestar impaciencia o sarcasmo.
Sus intervenciones se entrelazan con pasajes documentales, en buena parte material inédito, procedente de los archivos del cantautor: los inicios en B&N de un artista de aniñada cara envuelta en pelambre rizada y abundante, llamado todavía Robert Zimmerman.
Común a ambos: los ojos entre soñolientos y soñadores, el deje nasal en la voz.
2. La película es un excelente documental que con agilidad y ritmo monta con ese material fragmentos de noticiarios (la atmósfera provinciana de su población natal en Minnesota, Martin Luther King proclamando su sueño en Washington, el día de JFK en Dallas, los brotes antibelicistas y los festivales multitudinarios…) y fragmentos de entrevistas con cantantes y productores coetáneos.
Pero la película es también, porque Scorsese puede, una apasionante narración del complejo proceso por el que el joven Zimmerman, en firme ascensión, se convierte en el mito viviente Dylan.
Sus primeros planos durante ensayos y actuaciones demuestran el control concienzudo de la vocalización, la respiración y el aliento, la fonación y los músculos faciales.
3. Aprendiz tesonero, memorizaba y cantaba innumerables canciones de otros folkies hasta hacerlas propias. Técnico y meritorio, rastreaba y recopilaba. Persiguió a un inalcanzable Woody Guthrie, vagabundo de trenes y agitador proletario, artista nato que era por sí mismo como Dylan se esforzaba en ser, y lo encontró desde el hervidero neoyorquino cuando ya era tarde, en un sanatorio.
¿Por eso el giro de Dylan al rock?
Los testimonios de los colegas cantantes son divertidos, además de incisivos. La historieta a cuenta de La casa del sol naciente, muy cómica, revela el sentido práctico de Dylan, quien jamás desaprovechaba una oportunidad: nada al azar.
No faltan Joan Baez, su agudizada voz, ni el bueno de Pete Seeger, juglar de entonación y prestación fijas.
El lúcido Allan Ginsberg proporciona un momento culminante al señalar cómo Dylan acabó respirando el aliento de todos, trasegando el mismo aire y exhalando el sentir colectivo, electrizante fenómeno chamánico que involucraba al corazón de la mentalidad norteamericana.
4. Como los profetas del Antiguo Testamento entrenaban sus riñones, para domar la potencia tremenda del espíritu que aspiraban a albergar, Zimmerman acondicionó disciplinadamente su aparato respiratorio para convertirse en Bob Dylan, aliento poético de su pueblo, y con su voz sobrevolar en el viento la Norteamérica soliviantada.