Niños del paraíso
Sinopsis de la película
En un descuido, Ali pierde los zapatos de su hermana pequeña Zhore. Como sus padres no pueden permitirse comprar unos zapatos nuevos, deciden ocultarles lo ocurrido y compartir las zapatillas deportivas de Ali. Pero el plan tiene sus inconvenientes…
Detalles de la película
- Titulo Original: Bacheha-Ye aseman (Children of Heaven) aka
- Año: 1997
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
7.8
35 valoraciones en total
Me acerqué, sinceramente, por error a esta maravillosa película de Majid Majidi. Es lo que pasa cuando somos sometidos a absurdas traducciones. Buscaba otra película con el mismo título y acabé visionando una joya iraní.
Majidi, igual que su compatriota Ghobadi, se alejan de ese cine denso y festivalero que supuso el lanzamiento de Kiarostami. Majidi, al igual que Ghobadi, se centra más en la gente que sobrevive y construye Irán.
Niños de paraíso es una joya en la que el nivel técnico es casi nulo. Un Majidi desconocido y sin medios se sustenta de un soberbio guión. La fuerza de la historia es tan avasalladora que nos empuja a seguir a sus personajes e involucrarnos en sus pericias. No angustiamos y sonreímos al compás que nos marca su director hasta que nos conduce a un final apoteósico, soberbio y efectivo.
La historia se centra en un par de niños que inundan la pantalla y que nos hacen olvidar los absurdos problemas en los que nos vemos involucrados. Sus carreras por el pueblo nos mantienen en vilo alejado del tópico cine iraní lento. Destaco una gran música que sabe utilizar y que nos acentúa la tensión.
Majadi nos da una lección: en el cine, lo importante, no son las pelas sino la historia que quieres contar y las ganas de contarla bien.
¿El título de la crítica? Mírenla… me lo agradecerán.
Llevaba tiempo detrás de Majid Majidi, muchos días diciéndome a mis mismo que hoy le daría una oportunidad. Finalmente llegó ese día tras haber leído la crítica de Chago77. La comparación con el otro genio iranní, Bahman Ghobadi es instantánea, su cine tiene muchas semajanzas, aunque creo que Las tortugas también vuelan de Ghobadi es insuperable.
Niños del paraíso es la muestra de que se puede hacer cine hermoso sin necesidad de medios técnicos ni económicos. Con sólo una buena historia, y una buena elección de los actores (en este caso unos niños maravillosos), Majidi ha creado un film exquisíto y lleno de sentimiento.
Los ojos llorosos del niño son un puñetazo en el estómago. La cara de tristeza de la niña te remueve las entrañas. El conjunto de la película es triste, emotiva, esperanzadora y bellísima. Majid Majidi no pudo comenzar mejor.
Menudo descubrimiento, vaya gozada de película, un diez como un castillo.
No solo es que la historia te agarre el corazón y no te lo suelte hasta el final, son sus silencios, sus miradas, su angustia que haces tuya, su esperanza, que compartes , y su final….. ¡que final!.
Por unas simples zapatillas puede crearse una historia realmente emocionante, con actores absolutamente desconocidos (ni falta que hace), y una atmosfera que sientes muy cerca pese a la lejana cultura que retrata.
Si amas el cine, las historias sensibles y sin trampas, esta es tu película. Ni lo dudes.
Un merecidísimo éxito comercial obtuvo esta grandiosa película realizada con escasos recursos por el director iraní, Majid Majidi. Un filme que, no obstante su gran austeridad técnica y aunque fue interpretada por actores no profesionales, supera con creces a cientos de superproducciones, cuyo único mérito es el derroche técnico y los altos salarios que le pagan a los actores.
> tiene la fuerza espiritual, la entrañable ternura, la profunda sensibilidad y el arte por esencia de otra obra inmortal: Ladrones de Bicicletas que realizara, en 1948, otro grande del cine, Vittorio de Sica.
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Este inmenso drama de dos niños para quienes, un simple par de tenis se convierte en una odisea diaria, nos apretuja el corazón y nos hace amarlos y solidarizarnos con ellos sin restricción social, ideológica o moral de ningún tipo. Pero, lo que sentimos como algo cruel e inverosímil, es necesario comprender que es del tipo de pruebas que nos pone la existencia para afianzar nuestro camino.
De esta experiencia, Ali y Zahra, adhieren a sus vidas aprendizajes vitales: la confidencialidad, la puntualidad, el entendimiento de las razones del otro, la solución pacífica, la dignidad -aun en condiciones de extrema pobreza-, la perseverancia, la búsqueda de trabajo y el ejercicio honesto de éste… y, por supuesto, aprenden la hermandad, no sólo entre ellos, sino también con el resto de la humanidad porque ya saben lo que significa carecer… y, con todos estos valores, es seguro que ya no serán injustos con nadie en el mundo.
¡Qué gran historia! No son sumas inmensas de dinero lo que hace falta para hacer una gran obra, lo que se necesita es amor, visión y entendimiento del sentido de la vida.
Majid Majidi, ha recibido por sus películas más de 50 premios internacionales, pero, háblele de ellos para que sienta el pudor de un hombre que, casi se avergüenza, de que tales premios le sean entregados en recintos donde se derrocha el dinero en vestuarios y escenografías, en vinos y en caviares, en salarios exorbitantes por escasos méritos… mientras su cine, que es un canto esperanzado, habla de las grandes limitaciones y de la pobreza de su gente.
Título para Latinoamérica: <
Cuando uno piensa en Irán y en países del Golfo Pérsico, pocas veces a uno, se le viene a la mente la palabra ternura, y es que esta película no hay que verla desde un punto de vista geográfico o político, hay que hacerlo desde la perspectiva de dos niños, independientemente de su procedencia y entonces si podremos pensar en valores y virtudes propias de aquella etapa de la vida, bella para algunos, dura y cruel para otros.
Y es que el niño es bueno en esencia, es el mejor filósofo porque no tiene opiniones preestablecidas.
A veces minimizamos el problema del prójimo, sin pensar, imaginar o sentir la empatía necesaria, y por lo tanto ignoramos a alguien que tal vez solamente necesita ser escuchado y comprendido. Porque bien lo dice un antiguo proverbio tibetano: Si el problema puede ser resuelto, no vale la pena preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada.
En cuanto a lo estrictamente fílmico, la película denota limitaciones en su producción, pero cuando un argumento está bien estructurado todo se contagia y funciona, las actuaciones de los niños son impecables.
Perdió en el 98 el Oscar al mejor film de habla no inglesa con La vida es bella de Roberto Benigni, película que mereció ganar a Shakespeare in love en la categoría máxima.
Repito porque sirve: Si el problema puede ser resuelto, no vale la pena preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada.
Dr.Juventus