Negación
Sinopsis de la película
Cuando la famosa historiadora norteamericana Deborah E. Lipstadt acusó a determinados periodistas e historiadores de negacionistas en su libro La Negación del Holocausto , fue denunciada por el negacionista británico David Irving, un famoso periodista e historiador admirador de Hitler, y que se querelló en 1996 contra ella por difamación. Entonces Lipstadt se propuso derrotar a Irving y los negacionistas en Inglaterra únicamente con expertos en el ámbito académico, sin llamar a declarar siquiera a un sólo superviviente de la Shoah.
Detalles de la película
- Titulo Original: Denial
- Año: 2016
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
6
85 valoraciones en total
Cuesta mucho creer que la historia que desarrolla Negación -basada en hechos reales- se acerque mínimamente a lo que pudo suceder. No es concebible ni siquiera verosímil que la realidad sea tan disparatada y extremadamente parcial como la ficción que nos ocupa.
Sucedió que David Irving, un historiador pronazi, interpuso una demanda contra Deborah Lipstadt, una escritora judía, especializada en temas del Exterminio. La cuestión jurídica se fundamentaba en la difamación y en el desprestigio provocado por unos textos de la judía sobre los trabajos y las actitudes del investigador. Es decir, una controversia entre dos personas con dos opiniones encontradas que, por lo sensible y escabroso del asunto, se eleva a categoría universal, convirtiendo el consiguiente juicio en un dilema primordial y bastante absurdo: existió o no el Holocausto, que un juez -qué papeleta- tendrá que sentenciar.
La desproporción del planteamiento no anula el interés de la cuestión, pero, cuando uno lo acepta y espera asistir a un debate sugerente y equilibrado, se encuentra que la trama se ha escrito en un solo sentido. Y lo que nos queda es una polémica a todas luces inútil, pero sobrecargada de razones del lado de lo políticamente correcto y ridiculizada hasta el escarnio del otro.
Por supuesto, no hay nada que defender en la postura atroz de un filonazi, pero una obra decente -guste o no- tiene que otorgar al lado perverso ardides, algún que otro argumento y una pizca de inteligencia que hagan sostenible la discusión. Al malo también hay darle sus bazas. Es una cuestión más de equilibrio formal que de ecuanimidad. Por ejemplo, no puedes hacer una película de boxeo basada en la pelea de un peso pesado, musculado y hermoso, contra un mosca raquítico, feo y grotesco y, además, subrayar, aplaudir y festejar los buenos mamporros que recibe el alfeñique. Es abusivo. No hay tensión. No tiene gracia. No sirve. Y así sucede en Negación.
Lo que me temía ha sucedido, Una crítica de un tal asteroide arremetiendo contra la versión oficial y negando el Holocausto con los ya manidos y aburridos argumentos de siempre. No puede faltar el de que el Diario de Anna Frank estaba escrito a bolígrafo, cuando y después de tres peritajes caligráficos diferentes y por diferentes autoridades se demuestra que el documento es auténtico y que las anotaciones a bolígrafo son un añadido posterior por parte del progenitor de la señorita Frank. Esta clase de individuos e indocumentados son el pan de cada día al que las personas que trabajamos en el ejercicio de la Historia nos tenemos que enfrentar, criaturas con un sentido de superioridad que miran a cualquiera con un título académico como una ratita amaestrada y que ellos, oh iluminados, saben la verdad, que no están dentro de los canales oficiales porque estos canales están manipulados por la Gran Conspiración que todo lo envuelve y todo lo puede. Ya ven según los conspiracionistas el Holocausto es un invento, el 11 S también, la llegada de la humanidad a la Luna, que la tierra sea esférica y los aviones mágicos que nos tiran veneno desde el aire. De nada les sirven a estas personitas los hechos y las pruebas científicas y cualquier intento de debate es, como se ilustra al principio de la película, una partida de ajedrez con una paloma. El animal tirará las piezas, ignorará las reglas de juego, defecará en el tablero y se pavoneará como vencedor absoluto.
Ahora sobre la película en sí misma. Es una gozada, tanto a nivel del elenco actoral como la muestra del proceso judicial y el sistema británico. Rachel Weisz está maravillosa y me hace envidiar a quienes han tenido de profesora a Deborah Lipstadt en su formación como historiadores/as. Reconozco que no es una cita para el gran público y es una cinta para quienes estén interesados en la verdad histórica y los procesos judiciales.
Como licenciado en Historia y opositor esta película me motiva profundamente y me llena de determinación para continuar en mi labor y mantener la lucha por la verdad histórica y contra las pseudociencias y negacionismos, en especial el del Holocausto.
Como no me va a dar espacio en la crítica a citar todos y cada uno de los argumentos. Copio aquí la dirección de un blog donde sí lo hacen y puedan sacar sus conclusiones. Y desafío a cualquier negacionista y conspiracionista del Holocausto a que me muestre una única prueba válida con una metodología historiográfica propia. Mil dólares a quien me la dé.
http://elobservat.blogspot.com.es/2013/09/los-argumentos-negacionistas.html
Recién terminada de ver, solo puedo decir que me ha gustado bastante.
Soy un cinéfago de historias, no tanto de estilismos o autorismos que dejan la historia de lado para centrarse en otros aspectos del cine muy amados en según qué salones cinéfilos. Soy más de fondo, no de formas, aunque ni mucho menos las rehúya. Quizá sea por eso que aunque la puesta en escena sea tradicional, correcta, aunque el guion no sea nada del otro mundo, aun estando bien hilado judicialmente a pesar de ciertos saltos que se supone que debemos rellenar al estar basada en una historia real, y aunque las interpertaciones no sean para lucirse con ese gesto impertérrito que debe poner todo el mundo en un juicio, lo que hace apasionante la película es, como casi siempre, la historia que trata.
O las historias.
Porque se habla de Historia y de cómo, quiénes y por qué nos cuentan la Historia, y de que dos proposiciones que se excluen entre sí no pueden ser ambas verdaderas, y de que la libertad de expresión se ha de basar en la veracidad, el camino más probable para encontrar la verdad, y de que Hitler no podía estar a favor del extermino y, a la vez, estar en contra del genocidio judío, y de que cuando estas dos versiones se enfrentan y el ciudadano de a pie se ve confundido acerca de qué creer, quizá lo mejor es decidir qué es verdad y qué no en los tribunales, esos sitios donde los sentimientos de las víctimas no importan, donde todo tiende a ser más aséptico pese a que, paradójicamente, sea donde podemos encontrar los momentos más emocionales de la cinta que nos ocupa y donde los personajes, en su circunspección, nos muestran en verdad lo que sienten, por más disfrazado de estrategia que esté.
Es una buena historia basada en hechos reales.
Y lo triste es que esté basada en hecho reales.
Animaos a verla. No veréis una gran película de hallazgos técnicos, creativos, interpretativos, de fotografía, banda sonora, montaje, guion o sonido.
Solo es una historia que, desgraciadamente, ocurrió.
Y aún ocurre.
Para mí, es más que suficiente. Es notable.
Besos y quesos.
En los ochenta leí alguno de los libros de David Irving, una biografía de Rommel, una historia de la Luftwaffe, y la Guerra de Hitler en la edición de 1977, publicados por la prestigiosa editorial Planeta, en sus momento me parecieron interesantes, aunque el ultimo deslindadaba de toda responsabilidad a Hitler en relación con la solución final, alegando que no existía ningún documento firmado por él dando tales órdenes.
Después le perdí el rastro a David Irving, en la década del noventa supe que tomó una postura negacionista del holocausto y las editoriales importantes dejaron de publicarlo, obviamente menos traducirlo al español.
Hasta que me encontré con esta película sobre el juicio por difamación contra Deborah Lipstadt y Penguin Book iniciado en Londres en 1996, con sentencia del año 2000. Sinceramente es una muy buena película, probablemente a muchos se le hace tedioso entender el proceso inglés, pero es en lo que se basa el filme.
Creo que se hace dificultoso generar empatía con alguno de los personajes, pero lo que está en juego es la historia.
Las actuaciones son muy buenas, de todos en general pero sobre todo Timothy Spall en su papel de David Irving. Una de las cuestiones que plantea esta película es cuales son los límites en la tarea del historiador y las fronteras de la libertad de expresión y en ese sentido cumple con su objetivo.
El tipo es un antisemita y un racista. Es como tener una mierda en el zapato: te la quitas, no la estudias. Anthony Julius.
La historia del juicio Irving contra Lipstadt me era desconocida hasta que escuché hablar de esta película, y reconozco que me generó interés. La idea de demostrar el Holocausto sin ninguna declaración por parte de los que lo sufrieron en los campos me parecía sumamente llamativa e incluso me animó a buscar un poco sobre lo que sucedió. Negación está a la altura de esa idea y muestra los hechos reales sin apenas añadidos ni sentimentalismos excesivos y usa, entre otros, el libro que la propia Lipstadt escribió sobre lo que vivió.
Por empezar con algo, las actuaciones de todo el reparto son sobresalientes: Spall y Wilkinson están fantásticos con ese duelo verbal encarnizado, algo que por otro lado, era obvio, Weitz, como siempre, estupenda (aunque su personaje está un poco desaparecido, luego hablaré de ello), pero el que más me ha sorprendido es Andrew Scott. El magnífico Moriarty en la serie de la BBC Sherlock abandona todos los manierismos de ese personaje en pos de una actuación más sobria pero sobresaliente: es increíble lo mucho que se diferencia y sin duda hace bien a la película. Tengo ganas de verle en otra, a ver que tal se desenvuelve.
Respecto a lo que decía de Weitz, lo cierto es que asume un papel de espectadora. De hecho, la mayoría de las explicaciones para que el público entienda el algo caótico sistema judicial inglés van dirigidas a ella: Lipstadt es el espectador. Ignoro si realmente ella no hizo ni una sola declaración en el juicio, pero aquí se justifica bien este hecho, y ayuda a que los menos puestos (entre los que me incluyo) sigan la película con facilidad.
Lo menciono porque a esta película se la ha criticado por ser confusa y larga, cuando dura menos de dos horas y yo mismo la seguí no solo con claridad sino con interés. Personalmente, me entretuvo e incluso sabiendo el final, esos últimos minutos consiguieron mantenerme en tensión.
Y es que lo único que se le puede achacar a Negación como negativo es eso: que no arriesga. Teniendo en cuenta que en la propia película se nos recalca en numerosas ocasiones que todo el juicio es transcrito, entiendo que la fidelidad a la realidad se da por sentada, y sin duda lo transmite, pero eso le da un ambiente casi documental que hace que todo este muy correcto pero nada despunte especialmente, al margen de las actuaciones.
Quizá en su tramo final juguetea un poco más con el posible desenlace, pero los hechos obligan al director a volver a su cauce.
La manera de tratar el Holocausto es correcta y muestra algo que no demasiadas películas tratan: cómo se ve este terrible evento en la actualidad. En esto hay un personaje clave, que habla con Lipstadt en varias ocasiones, así como una visita al campo de Auschwitz bastante bien llevada (y mejorada con ese estupendo plano final de la película) que consiguen que el espectador se acerque más a la historia.
Sin embargo, yo me quedo con las escenas de juicio y preparación del mismo, con unos diálogos muy inteligentes (si fueron así realmente fue un gran enfrentamiento por parte del equipo de Lipstadt). Francamente no sé que le ven algunos de soporífero, cuando los abogados siempre tienen algún problema nuevo que resolver y el guión está lo muy bien resuelto, lo suficiente (de sobra) para que no se haga pesado.
Por otro lado, la frase que he escogido creo que define muy bien lo que es esta película: David Irving es simplemente un tipo que no estaba en una buena situación económica y social (se le empezaba a ver el plumero de antisemita y racista en sus escritos) y quiso salir adelante usando este juicio como excusa, nada más. Si se ha hecho esta película es porque hay gente que aún es capaz de decir esto y porque, en los tiempos que corren (y no hablo ya solo de negacionismo ante el Holocausto), la libertad de expresión se utiliza de manera irresponsable. La verdad existe y hay cosas que no admiten punto de vista, son como son (muy buen discurso final el de Lipstadt en la película).
Negación es, finalmente, una película sencilla, muy bien hecha y bien interpretada sobre unos hechos, pero su mensaje principal no es la problemática de si Irving tergiversó las cosas o no (aunque el veredicto ya deja esto muy claro), sino si realmente es aceptable que sobre ciertos temas haya opiniones cuando lo que hay son hechos. Un mensaje muy importante en un momento en el que todos somos anónimos a través de Internet y se puede decir lo que a uno le dé la gana. Una pena que se vaya de vacío y apenas se hable de ella cuando el apelativo que mejor corresponde a esta película, aparte de buena, es necesaria.