Nada personal
Sinopsis de la película
Una joven holandesa de temperamento rebelde y radical decide recorrer Irlanda como una vagabunda y disfrutar de la soledad. Así conoce a un hombre maduro que vive solo en una casa apartada de una isla maravillosa. Aunque sus caracteres son diametralmente opuestos, ambos tienen una idea común: sólo la soledad garantiza la libertad. El hombre le ofrece trabajo a cambio de comida, y la chica acepta a condición de que no haya nada personal. No tardan en sentir curiosidad el uno por el otro, pero no quieren romper el trato. Su sencilla vida sigue el ciclo de los días y las noches, trabajo y descanso, aunque cada vez se sienten más próximos. .
Detalles de la película
- Titulo Original: Nothing Personal
- Año: 2009
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
6.6
35 valoraciones en total
… como extranjera me voy otra vez.
La bellísima y tristísima película de doña Úrsula no es más que una glosa de la bellísima y tristísima canción Gute Nacht con la que Schubert abre el ciclo Viaje de invierno :
No puedo de mi viaje
elegir la hora,
he de encontrar yo solo el camino
en esta oscuridad.
Economía de medios expresivos, elipsis narrativa llevada justo al límite de la inteligibilidad, fotografía sobria, conmovedores planos de detalle… Realmente, esta película merece los premios alcanzados, y aún más.
Si te queda un poco de sensibilidad, corre a verla.
Nothing personal supone el debut cinematográfico de Urszula Antoniak, directora polaca afincada en Holanda, y que llega a nuestras pantallas gracias seguramente al éxito obtenido en el pasado Festival de Locarno donde consiguió seis de los principales galardones del certamen. De no ser por ello probablemente esta pequeña y modesta producción -en lo comercial que no en lo artístico- nunca hubiese llegado a los circuitos de cine.
Nothing personal narra el encuentro no deseado de dos personas completamente diferentes que han escogido la soledad como modo de vida, en la que se sienten cómodos y en la que encuentran la libertad personal. Ella es una vagabunda rural en continuo movimiento que huye de su pasado y evita el contacto humano y él es un eremita estático e irónico que vive en una casa a orillas de un lago. Ambos establecen un pacto para compartir sus soledades basado sólo en el trabajo, sin entrar en Nada personal .
Antoniak, que también forma el guión, narra la historia en cuatro capítulos como si se tratase de las fases invertidas de una relación de pareja, con sencillez y sin complacencias. Se sirve para ello de los objetos, de los silencios casi omnipresentes y de los hermosos parajes de Galway (Irlanda), con sus colinas y su costa azotadas por el temporal, para potenciar los momentos de intensidad casi poética, donde las emociones resultan creíbles. No se trata de atar cabos ni de obtener respuestas fáciles, sino simplemente de acompañar dos soledades.
El film no es perfecto, en algunos momentos se vuelve algo hermético y previsible y tiene un discutible epílogo, pero tiene intensidad y emoción y en todo momento evita con elegancia y sencillez manipular al espectador.
Algo tan cotidiano pero complejo como la soledad. Aquí se refleja la soledad en estado puro, yo sin embargo les hice compañía durante toda la visualización del film. Qué maravilla e íntima película, delicada a la par que elegante, suave como las frutas que depositan en sus platos para desayunar. La estás viendo y respiras el ambiente de esa isla sino paradisíaca, real, aislada de lo urbano y de la humanidad que a veces daña y esto es lo que precisamente quieren evitar los protagonistas a mi parecer. Cada uno por motivos distintos, creo que ella decide salir a buscar un camino solitario, pero él lo veo resignado a pasar el resto de vida así, lo mucho o poco que le quede. Aunque dentro de esa resignación se siente feliz, sólo, pero acompañado de sus algas, su marisco y su nueva amiga casi muda.
Yo la recomiendo. No brilla por su guión, pero porque la directora me atrevo a decir que quería transmitir una psicología visual, ya que cuida los mínimos detalles, como un pequeño haiku en la pantalla grande.
Íntimamente generosa, dulce y tierna.
Para mí, esta película simboliza la dificultad, casi imposibilidad, de obtener con/de otra persona lo que quisiéramos encontrar en la vida. En este caso, y no desvelo nada, la soledad, como cura o, al menos, analgésico, de las desilusiones y batacazos sufridos por esta muchacha holandesa, acerca de la cuál no sabemos nada. Sólo, que quiere estar sola. Muy sola.
Como nos suele suceder a todos fuera del cine, en la vida real, ella encuentra un sitio, un lugar en el mundo, una persona, para poder llevar a cabo su deseo y, al mismo tiempo, hacer que el otro soporte mejor su soledad, esta no tan deseada como impuesta y aceptada…
Pero nunca las relaciones personales son fáciles. Mucho menos, idílicas… (Sigo en el spoiler)
Pero hete aquí que todos los que buscamos soledad deseamos estar a solas preferiblemente con ciertas comodidades tales como comer bien a diario, dormir a gusto y emplearnos en labores que nos sean satisfactorias. ¡A quién le amarga un dulce de este amasado! Sin embargo, tal estado de cosas hoy por hoy en nuestro mundo constituyen una situación que se pueden permitir muy pocos: algún rico fuera de lo común, alguien que tenga incluso no ya sólo dinero sino la suerte de encontrar un lugar donde no le molesten habitantes cercanos.
Es decir, la película pone de manifiesto la necesidad que tenemos las personas de hallar una soledad en la cual no tratar con nadie, y si hay alguien que éste sea de un alto nivel respetuoso y humano, no alguien de la legión convencional que lo puebla todo y vive importunando al prójimo. Lograr alejarse kilómetros y kilómetros de esta gente chicharrera que siempre está haciendo ruido de televisión, de música, de máquinas, de fiestas, de aburrimiento y vulgaridad, es un bien que no lo paga todo el dinero del mundo. Mas, ¿quién no desea una soledad o bien así, incluso con otro (u otros solitarios), compartida con una persona que sea de excelsa calidad? Casi todo el mundo anhela algo así, pero muy pocos pueden obtenerlo, aunque se lancen a buscarlo. Es como eso de que todos somos libres, sí, pero ¿todos somos libres de poder comprarnos un terrero con una casa en alguna parte del mundo solitario e idílico o de hallar un lugar con una persona maravillosa que me soporta y respeta en la individualidad que yo me he dado y quiero? No, tal estado de cosas se pueden buscar, pero hallarlas es una suerte o lotería al alcance de muy pocos.
Pues bien, la protagonista de este filme, buscadora de una soledad de ese calibre, por casualidad encuentra un lugar así y a un hombre solitario como ella que allí habita, que además tiene los mismos gustos e inclinaciones, es tranquilo, servicial, amable y se rodea de una agradable comodidad y belleza, entonces como es lógico la soledad individual deja paso a una más preferida soledad: la soledad compartida o convivida, o sea, la ideal.
Comprensible, porque resulta que estamos hechos para convivir como mínimo con otro ser humano, y cuando esto sucede y el otro es una persona estupenda cuyo comportamiento es el que desearía cualquiera en pareja o aislamiento compartido, pues es obvio que nos ha tocado la lotería. Y esto es lo que le pasa a la mujer protagonista, que de repente buscando soledad, halla el lugar y al tesoro de persona con quien vivir una soledad de gran categoría, de gran sabor, de gran comodidad y realización personal-humana, en un sitio calmo y precioso que ya quisiera para sí mismo el hombre más rico del planeta, es decir, una soledad paradisíaca.
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